Lo escribe MAR ABAD

Esta es la escena. Una pared. Unos cuadros colgados. El muro representa la libertad. El cuadro es la celda. El arte reside, preso, en su interior. Vive atrapado entre los barrotes del marco. En el escenario entra The Wallery y pregunta: “¿Por qué enmarcamos el arte?, ¿por qué delimitamos qué es pared y qué es arte?”.

Estas cuestiones, en realidad, pertenecen a Silvia Langa. Ella es la fundadora de The Wallery, una start-up barcelonesa que quiere cambiar el concepto de mostrar arte en la pared.

Sus piezas no caben en los límites que establece un marco y tampoco se pueden extender a lo largo y ancho de una pared como hace el papel pintado clásico. Ellos proponen pegar murales diseñados por artistas. “Desmarquemos el arte y pongámoslo en la pared”, sugiere Langa.

The Wallery ofrece “una colección de vinilos de autor y murales diseñados por una selección de artistas internacionales” que miden 4 x 3 metros y 3 x 2 metros. “Hemos escogido estas dos opciones porque, después de hacer un estudio de las viviendas en Europa, pensamos que eran las más adecuadas”, explica la fundadora.

Los primeros walleristas (artistas que hacen los murales) son Amaia Arrazola, Conrad Roset, Iván Bravo, Caroline Selmes, Chamo San, Brosmind, María Diamantes, Guim Tió, BrandidB y Caramel. Pero habrá más. The Wallery invita en su web a reclutar nuevos walleristas y, según Langa, “en dos días han llegado más de 60 propuestas”.

“Pretendemos crear un estilo pero no cerramos puertas a ninguna forma de arte”, especifica. “Buscamos a autores que utilicen técnicas distintas. Artistas que trabajen en vectorial, con un bolígrafo, acuarela, tinta china, collage…”.

Las series no son limitadas y el catálogo irá aumentando cada trimestre o semestre. La periodicidad está aún por determinar. La venta comenzó hace dos días en su web y más adelante se hará también en algunos establecimientos.

The Wallery utiliza material ecológico. Es uno de los aspectos en los que Langa hace más énfasis. “Es un papel con certificados FSC (procedente de bosques sostenibles) yGreenguard Children & Schools (cumple los requisitos para que los niños puedan jugar con él sin que cause ningún perjuicio a su salud)”, comenta. “El papel es encolado y se pega fácilmente mojándolo con un poco de agua”.