Cuando nos referimos a ‘soñar despierto’, estamos hablando de un acto que 
involucra la libre navegación de nuestra mente hacia estepas distantes del contexto puntual
en el que nos encontramos físicamente sumergidos. Algo así como divagar libremente, 
con soltura, diluyendo los diques que contienen los flujos de nuestra imaginación, 
permitiendo que estos cabalguen flexiblemente hacia dondequiera que lo decidan.
Tradicionalmente esta acción se asocia con un carácter un tanto romántico y a la vez
 (quizá por lo mismo), poco productivo, incluso poco fiable. Desde cierta perspectiva soñar 
despierto es sinónimo de distracción, de descontrol, de ineficiencia. Pero 
recientemente, investigadores del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain 
Science, descubrieron que esta psicodivagación es un ejercicio benéfico para nuestras
 mentes. 
De acuerdo con esta nueva premisa, el divagar ejercita profundamente la capacidad 
mental que le permite a nuestro cerebro malabarear múltiples pensamientos de manera
simultánea, una habilidad que se conoce como ‘memoria de trabajo’, la cual permite 
automatizar ciertas actividades, permitiendo así el desprenderte de ellas. Al abstraerte de
tu entorno para surfear sobre las ondas de la imaginación, lo cual generalmente sucede 
mientras estamos haciendo algo, permite a la mente bifurcar positivamente su
funcionamiento para realizar ambas labores a un mismo tiempo (aunque generalmente
sucede cuando estamos inmersos en actividades mecánicas que no exigen atención puntual–. 
“Nuestros resultados sugieren que el tipo de planeación que las personas hacen
frecuentemente durante su vida diaria –cuando están en el autobús, mientras conducen su 
bicicleta camino al trabajo, cuando están en la ducha– están probablemente auspiciadas
por esta memoria de trabajo. Sus cerebros están tratando de concentrar los recursos
en los problemas más relevantes” afirma Jonathan Smallwood, uno de los 
investigadores involucrados. 
El estudio en cuestión sugiere una nueva función de nuestra mente, asociada con la
extasiante capacidad de procesar información de manera hiperefectiva. Con este 
concepto de ‘memoria de trabajo’ se explica un proceso orgánico bajo el cual nuestro
cerebro jerarquiza las actividades que enfrentamos simultáneamente, otorgando 
a las más complejas la mayor cantidad de recursos disponibles y enviando el resto a 
un estado de automatización.
Así que la próxima ves que te auto-percibas divagando, no solo no te sientas culpable
de ello, recuerda que estás ejercitando una sofisticada función cerebral, celébralo y 
sobretodo, disfrútalo.