jueves, 21 de febrero de 2013

Soñar es un asunto serio

http://www.rinconpsicologia.com/2013/02/sonar-es-un-asunto-serio-un-libro-para.html 

“Había una vez un pequeño castor que, como todos
los castores, nació y creció en un bosque cerca del río.
Pero este castor tenía algo en particular: era muy 
observador. Por eso se dio cuenta de que año tras 
año su familia perdía la casa cuando subía el nivel
del río porque este entraba en la madriguera y la 
llenaba de agua.

Cansado de aquella situación, el pequeño castor se 
puso a pensar en cómo podría resolverse. Después
de romperse mucho la cabeza, fue donde sus padres y
les dijo que la solución era construir una casa por encima
del nivel del río y reforzarla cada año para que soportase 
las crecidas.

Como aún era muy pequeño, su padre se rió y su
madre le tomó la temperatura no fuera a ser que 
estuviese delirando por la fiebre. Cuando se dieron cuenta que el pequeño hablaba en serio y que no
estaba enfermo, sintieron miedo por su salud mental pero como no habían psicólogos a disposición
de los castores, los padres resolvieron el asunto como único sabían: diciéndole que aquella era la 
estupidez más grande que hubiesen escuchado jamás, que los castores no sabían construir y que, 
de generación en generación, siempre habían hecho sus casas de esa forma.

El pequeño castor no desistió de su propósito pero, como era muy inteligente, pensó en aplazar sus
planes y construir él mismo su propia casa, cuando tuviera edad para ello.

Llegado el momento, comenzó a construir su casa. Utilizó los grandes palos que había cerca y los
unió con barro. Sus padres lo miraban con pena y se avergonzaban porque era el único castor que no 
seguía las reglas. Cuando los palos se terminaron, el castor no tuvo más materiales con los cuales 
seguir construyendo. Entonces sus padres pensaron que abandonaría el proyecto y que finalmente
haría una madriguera. Sin embargo, después de días de cavilación el castor encontró la respuesta:
tallaría los árboles cercanos. Y así lo hizo.

De esa forma, construyó una casa muy resistente y cuando llegó la crecida no la afectó. Por supuesto, 
como es difícil abandonar las viejas costumbres, tuvieron que pasar varias crecidas para que los castores
se convencieran de que aquella casa a cielo abierto era segura. El resultado final lo conocemos: desde
aquel momento los castores comenzaron a construir sus casas encima del río y así lo vienen haciendo
de generación en generación.”

Esta es una de las fábulas contenidas en el libro: “Soñar es un asunto serio”. Todo comenzó
hace algunos años, cuando daba clases y solía comenzar la lección con una fábula. A las personas
les encantaba, incluso si muchos de mis estudiantes superaban los 40 años. Y es que, en el 
fondo, siempre continuamos siendo niños pequeños.

Lo más interesante de las fábulas es que a veces pueden ser sanadores más potentes que 
cualquier charla psicoterapéutica y suelen estimular mucho más la reflexión. ¿Por qué? 
Simplemente porque al no vernos representados directamente en los personajes, nuestro
inconsciente baja la guardia y así somos más receptivos al mensaje. Es como si 
normalmente estuviésemos protegidos detrás de los muros del castillo y las fábulas nos hiciesen 
bajar el puente levadizo.

Sin embargo, no se trata de un libro de fábulas sino la historia de un personaje muy singular al que,
un buen día se le viene el mundo abajo y se da cuenta de que todo lo que creía real era una 
farsa. ¿Qué harías si perdieses el trabajo para el cual pensabas que habías nacido? ¿Qué harías
si las personas con las que te relacionabas de pronto pasan de ti?

A través de este personaje (que no desvelo quién es) podemos ver el mundo desde una 
perspectiva sorprendentemente límpida, sin todas las complicaciones que la sociedad pone a 
nuestro paso. Se trata de un libro para soñar, para rescatar al niño que está en nuestro interior
pero también para reflexionar sobre las cosas que son realmente importantes en la vida y, ¿por
qué no? También para reírse un poco.

Recuerda que la magia siempre está donde menos te imaginas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario