miércoles, 17 de agosto de 2016

La mejor escuela profesional

http://jaimepereira.es/la-familia-la-mejor-escuela-profesional/ 

Las capacidades, habilidades personales… se pueden trabajar  en una Escuela de Negocios pero donde realmente se aprenden es en la Familia. Después de tantos años de trabajo y de tantos años casado creo haberme ganado una cierta “autoridad” para hablar del tema. Además tengo que decir que la familia siempre fue para mí una empresa, la  más importante, la mejor. Esa empresa que, cuando se hacen las cosas con cabeza y corazón, es difícil que quiebre…Nunca te abandona ni te hace un ERE.
En una ocasión me encargaron gestionar un proyecto para una Compañía Multinacional de Telecomunicaciones en el que había, entre otras cosas, que definir con todo lujo de detalles doce competencias directivas que iban a conformar la Cultura de Liderazgo. Estas competencias eran: compromiso, comunicación, creatividad & innovación, cambio, iniciativa, desarrollo de colaboradores, orientación a resultados, orientación al cliente, toma de decisiones, capacidad de negociación, trabajo en equipo y visión estratégica. Todas se resumen en una: Liderazgo.
Para empezar a desarrollar el trabajo, se me ocurrió echar un vistazo atrás y recordar lo mucho que aprendí en las empresas en las que había trabajado y todo lo que había leído, escuchado y observado de mis jefes, compañeros y colaboradores. Pero, como en un acto reflejo, se me vino a la cabeza algo que, sin duda, era bastante obvio: mi experiencia familiar. ¿No había sido en mi familia, con mi mujer y mis hijos, donde aprendí lo que es el liderazgo? ¿Dónde había  experimentado y vivido estas competencias directivas con más protagonismo? En ningún sitio como en mi familia que, sin duda, fue mi mejor Escuela de Negocios. Lo que aprendía y descubría en casa lo llevaba al trabajo y viceversa. Mi familia, también, se benefició de las enseñanzas de mi trabajo.
Hoy me voy a referir solo a cinco de estas doce competencias/habilidades, y lo voy a hacer desde la perspectiva familiar. Lo haré de forma muy resumida, dando solo una ligera pincelada.
Familia
Trabajo en equipo. ¿Alguien se puede imaginar una familia, con varios hijos, sin trabajar en equipo? A mí no me cabe en la cabeza. De forma natural, hay que descubrir los puntos fuertes de cada uno para que puedan responsabilizarse de aquellos trabajos para los que están más capacitados. Así, por ejemplo, al que se le da bien la plancha, a planchar. De la misma forma con la limpieza, los cacharros, la lavadora, los zapatos, la cocina… Solo con la mentalidad de que o trabajamos todos o esto no sale, se consigue de manera muy natural formar un equipo. Una familia no es solo papá y mamá, son también los niños. Todos juntos hacemos un equipazo..
Comunicación. ¿Pero es posible sacar adelante a un equipo sin hablar? Las diferentes pantallas no deben ser la pieza central del salón. Normalmente hay poco tiempo para el encuentro. Entre colegios, universidades, trabajo, amigos…  Hay que buscar esos momentos en los que todos podamos contarnos cosas. Generalmente la cena es una buena ocasión. Hablar, hablar, hablar, este es uno de los secretos del éxito de una familia y/o empresa. La comunicación en dos planos: la individual, que tiene enorme valor y, la grupal. Tanto la salud de la familia como la del trabajo se fortalecen cuando la conversación ocupa un lugar destacado. En la entrada de la casa debe haber una bandeja para dejar los móviles. Estos aparatitos, si no se usan adecuadamente, pueden ser la ruina del dialogo…
Gestión del cambio. Sin avanzar, la familia no madura. El que no avanza, retrocede. Te quedas en el pasado. El ver las cosas solo con la perspectiva propia no abre ventanas, las cierra. Por eso es necesario ir adaptándose a las nuevas circunstancias sin perder de vista lo esencial, los valores, la cultura…  Una familia debe ser moderna, actual, dinámica y eso requiere actualización. Incluso a veces hay que romper… romper con la rutina que es mala compañera. Con los hijos la oportunidad del cambio está garantizada. Todos opinan, todos generan ideas, hay “brainstorming” permanente y esto enriquece muchísimo.
Capacidad de negociación. De la misma manera que en el mundo laboral hay múltiples ocasiones para la negociación, en la familia ocurre lo mismo. Hoy las viviendas son pequeñas, hay que compartir muchas cosas entre los hermanos, por ejemplo  el dormitorio. ¿Dormimos con la ventana abierta o cerrada? ¿Se puede fumar o no? ¿Puedo leer con la luz encendida o no? Tantas y tantas cosas… pero todas negociables. Solo hay una tele y somos varios ¿Qué programa vemos? Negociación permanente… ¿No es una magnífica oportunidad para experimentar la sensación del “win to win” que explica Stephen R. Covey? Hoy tú, mañana yo, esta es la regla del juego.
Desarrollo de colaboradores“¿Tú eres el hermano menor? Se te nota, estás muy espabilado”. Esta es una frase típica que se oye en familias numerosas. Es normal, los mayores enseñan a los pequeños. Autentico desarrollo de colaboradores. Enseñas a tus dos hijos mayores y ya no tienes que hacer casi nada. Estos serán los maestros de los demás. Es una formación en cascada que funciona a la perfección. No se trata de quitarte obligaciones sino de delegar para que el aprendizaje fluya… El sentirse “mentor” compromete mucho.
Como se puede ver hay competencias que nos llevamos “puestas” al trabajo. Las aportamos en nuestro CV de forma natural. Nuestras empresas no tienen que invertir dinero en enviarnos a cursos de “Habilidades Personales”. Es mejor emplear el dinero en otras cosas. Esta es la razón por la que las organizaciones deberían hacer mucho más por LA FAMILIA. No basta con programitas de “conciliación”, lo importante es tomar conciencia y desarrollar culturas corporativas que amparen a esta institución que tan necesaria es para una sociedad que está perdida. Y esto empieza por respetar la libertad de todos y cada uno de los que trabajan en la empresa.

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