Si estás pasando por un mal momento, tu empresa no termina de arrancar, tu matrimonio hace aguas… vamos que hay días que te sientes como una auténtica fracasada. Pues bien sacúdete el drama y actúa. Para empezar te invito a leer este reportaje para que descubras cómo sacar provecho de los fracasos.
“Cada fracaso le enseña a una persona algo que necesita aprender”, cita importante la de Charles Dickens. Y así es. Del fracaso tenemos muchas cosas que aprender. Lo primero es cambiar el término fracasar -porque el verdadero fracaso es cuando no lo intentamos- por errar, tropezar, equivocarnos.
“Mejor decir estaba equivocado, me he confundido”
Ten siempre presente que nadie fracasa si pone su máxima capacidady empeño en una labor. Puede que se equivoque, puede que pierda, pero nunca fracasa. Así lo confirma Marta Romo, socia directora de be-up.es: “La palabra fracaso es muy fuerte cuando te lo dices a ti mismo: “soy un fracasado” o “he fracasado”; sin embargo si te dices “estaba equivocado”, “me he confundido”… es mucho menos tremendista, es más esperanzador porque da lugar a remendar o resolver el error”.
Hablar de fracaso implica inconscientemente que todo está perdido, que no hay salida…” De hecho, el fracaso es natural -explica Pilar Jericó, autora de ¿Y si realmente pudieras? La fuerza de tu determinación- y está relacionado con la diferencia entre lo que deseamos y lo que realmente sucede. Esto mismo ocurre en la naturaleza. Por ejemplo, la leona solo consigue cazar a la cebra en el 10 por ciento de los casos. El 90 por ciento fracasa. Por lo tanto, es algo inherente al hecho de hacer las cosas. Quien no hace nada, nunca fracasa (al menos en eso).”
¿Qué nos aporta el fracaso?
Según Marta Romo: “experiencia, realidad, humildad, aprender a pedir ayuda… lo que me gusta denominar callo (aquello que se forma nuevo en nosotros después de que se unan los fragmentos de una fractura o lo que se forma nuevo por el roce). El callo es la marca o señal de las personas resilientes. Tener callo te permite enfrentarte mejor a nuevas e inesperadas situaciones… aunque los callos también hay que cuidarlos.”
Dicho esto, se plantea otra pregunta, ¿estamos todos preparados para el fracaso? Para la socia directora de Be-Up “el ser humano es resiliente por naturaleza y es capaz de superar cualquier vicisitud. No hay más que ver la cantidad de atrocidades cometidas contra la humanidad a lo largo de la historia, y la gente sigue adelante con su vida. Lo que sucede es que la educación que recibimos puede potenciar y aniquilar esta capacidad.” Y es que desde bien pequeñitos, nuestros padres o educadores ante un error que cometamos, pueden reaccionar de varias maneras y esto va a marcar nuestra capacidad en un futuro:
- Pueden cebarse con nosotros cuando cometemos un error regañándonos y haciéndonos sentir mal por ello. En este caso nos enseñan que equivocarse es negativo, que somos culpables por ello y que no tenemos nada que hacer para resolver la situación.
- Ignorar nuestro error y pasarlo por alto, para evitar que nos sintamos mal. En este caso pierden una extraordinaria ocasión para enseñarnos a superarnos.
- Pueden aprovechar el momento en el que nos equivocamos, rompemos algo o fallamos, para enseñarnos cómo arreglarlo. Ya sea arreglando el roto, colocándolo en su sitio lo que hayamos tirado o simplemente pidiendo perdón a la otra persona cuando no podamos arreglar lo sucedido. Con esta opción no buscamos hacer sentir mal al niño. Lo que buscamos es que aprenda a que cuando algo no sale como esperaba o cuando comete un error, siempre, siempre, siempre hay algo que hacer.
Comparte tus fracasos
Sí lo que lees, es bueno que lo hables con tus amigos, seres queridos… De hecho muchas de las personas consideradas triunfadoras por sus éxitos, antes han experimentado fracasos y los han compartido con el público para motivar a los demás. Por ejemplo recientemente Houshofer, un profesor de Princeton, publicó a través de twitter sus fracasos tanto en el ámbito académico como profesional. Por no hablar a Steve Jobs (Apple), Sheryl Sandberg (Facebook) que hizo lo mismo en su reciente discurso en Berkeley.
La clave está en hablar de ellos con naturalidad. Marta Romo nos cuenta su experiencia: “En mi caso, pude probar la experiencia hace unos tres años en un TEDex Moncloa y hablé sobre mis tropiezos en la vida desde pequeña hasta la fecha… Fue la primera vez que hablé de mi vida personal en público y para mí resultó enriquecedor. Después muchas personas me han escrito contándome situaciones parecidas y agradeciendo que lo compartiera con ellas”.
Así debes reaccionar
En los tiempos que corren, con una crisis acuciante, tal vez haya muchos padres de familia que se encuentro al borde de sus fuerzas, tras años intentando encontrar trabajo y que se sientan unos fracasados. ¿Cómo deben actuar? Pilar Jericó y Marta Romo nos dan las claves:
- Primero, perdonándose a sí mismo. Quizá se haya podido vivir como un fracaso, pero han podido ser circunstancias que a uno le han superado: por ejemplo, pérdidas en la empresa que obliga a despedir a personas, decisiones de las corporaciones que obligan a amortizar puestos de trabajo… Marta además añade: “No está viviendo un fracaso ni es un fracasado, está viviendo un momento difícil y una situación muy dura pero no está cerrada esa situación”.
- Segundo, recordar que enseñamos a nuestros hijos también con las actitudes que tomamos. Deberíamos pensar: ¿qué quiero yo enseñar con mi ejemplo a mis hijos ante esto que me supera?
- Tercero, mirar hacia delante. Cuando más pensemos en el fracaso, menos energía ponemos en reinventarnos. Hay que buscar alternativas diferentes a las que ya haya probado. Romo enfatiza “si alguien me dice lo he probado todo, yo le contestaría que es imposible probarlo todo y que seguro que hay algo más, siempre hay algo más… A veces lo que nos queda por probar son cosas locas como irte a otra ciudad, otro país, emprender, inventar algo nuevo, dedicarte a otra profesión que no es la tuya, escribir a un personaje que admires pidiéndole que sea tu mentor, llamar a la radio y contar tu caso, etc.”
- Por último, también es fundamental el apoyo de la gente que nos rodea. “El respeto, la comprensión y el apoyo (cuando te lo piden). Mucha gente trata de hacerte sentirte mejor –explica Marta-, restando importancia a lo sucedido… no hay nada que siente peor que mostrar empatía cero. No se trata, por tanto de convencer al otro sobre las bondades del fracaso, sino de hacerle preguntas, hacerle reflexionar para que él mismo llegue a sus propias conclusiones. Siempre con respeto y empatía”.
Claves para superar un fracaso
Pasar el duelo y respetarse. Vivir un fracaso, equivocarse, duele… por ello hay que recuperarse de ese dolor y el tiempo ayuda. Habrá negación, miedo, tristeza, enfado… cada emoción cumple su función y pasar por encima de ellas no nos hará sentir mejor, todo lo contrario. Pasado el duelo podremos sacar provecho de los fracasos.
Analizarlo como un proceso de aprendizaje, en lugar de una evidencia de nuestros defectos.
Buscar un hilo conductor. Se trata de ver la situación como una historia, esto permite entender mejor lo sucedido, buscarle un sentido, un inicio y un desenlace. Por tanto un cierre. Lo que Steve Jobs en su famoso discurso de Stanford, llamó “conectar puntos”.
Hablar de ello, hacerlo público. Compartirlo con otros para ayudar a otras personas que puedan vivir una situación similar. Está demostrado que la mejor forma de aprender y asimilar algo es enseñándoselo a otros.
Entrar en acción. El movimiento contribuye a sentirnos mejor siempre, ya sea haciendo deporte o dedicándote a hacer otro tipo de cosas. Acción, acción y acción. Es la única manera de que puedas aplicar lo que has aprendido y que sucedan cosas diferentes.
Y recordar que el éxito no es de quien no fracasa (porque es antinatural), sino de quien sabe levantarse con nuevos aprendizajes y más creatividad.