¿Cómo conseguir llevar a cabo proyectos exitosos?
Marcelo Lasagna, Gerente Sector Público de Catenaria
mlasagna@catenaria.cl
La vida profesional de los tiempos que corren está marcada por la realización de proyectos, emprendimientos e innovación. Un proyecto es la sistematización de un plan de trabajo para alcanzar un objetivo, el emprendimiento es la capacidad de las personas que lo impulsan para alcanzar ese objetivo; la innovación es la percepción que tienen los impulsores de la relación que tiene su propuesta con el valor que la gente le da. Estamos en forma constante formulando proyectos en un entorno en el que las necesidades cambian dinámicamente, y eso nos exige algunas nuevas capacidades para afrontarlos.
Eduard Punset, divulgar científico y economista, en su interesante libro Adaptarse a la Marea nos deja algunas interesantes ideas basadas en el biomimetismo; esto es, en observar cómo funciona la naturaleza e imitar de ella aquellos procesos que realiza en forma armoniosa y bella para aplicarlos a la vida humana. Esto significa ver la naturaliza como una gran maestra y aprender de ella para hacer una vida sana y sostenible. La biomímesis presenta una era basada no en lo que podemos extraer de los organismos y sus ecosistemas, sino en lo que podemos aprender de ellos. Este enfoque difiere enormemente de la bio-utilización, que supone cosechar un producto o productos como, por ejemplo, cortar madera para hacer pavimentos o recolectar plantas medicinales.
La biomisesis se aplica a un sinfín de campos, desde la producción de nuevos materiales, como por ejemplo el velcro, o los estudios que actualmente se hacen para conseguir replicar la tela de araña, cuya resistencia es cinco veces superior a la del acero, pero flexible. Aplicaciones en la medicina estudiando del comportamiento de los insectos de modo que nos digan qué plantas pueden ser buenas apuestas para nuevas medicinas. Otras aplicaciones sobre economía, eficiencia, cooperación y reciclaje al mercado: en Chattanooga, Brownsville, Baltimore y Cape Charles, por ejemplo, se están construyendo polígonos industriales que funcionan en un ciclo cerrado, que emulan los patrones de ecosistemas maduros como los bosques de secuoyas. Se está estudiando el mejillón azul, que se agarra a las rocas gracias a una sustancia adhesiva que puede hacer lo que las nuestras no pueden: secarse y pegar bajo el agua. Hay diferentes equipos tratando de mimetizar este pegamento subacuático. Otros estudiosos están mimetizando las estrategias de selección natural como herramientas para optimizar software llamados "algoritmos genéticos". Las aplicaciones son muchas, tantas como el amplio crisol de la actividad humana.
Sin embargo, aquí me interesa un campo en particular: las organizaciones. Y, con ello, lo que hacen las personas dentro de ellas. Las estrategias llamadas extractivas, que expolian el medio, forman parte de una visión de mundo que poco a poco vamos abandonando. Las nuevas estrategias, los nuevos proyectos deben llevar en su ADN la sustentabilidad, el movimiento armónico con su entorno humano, social y ecológico. La naturaleza nos ofrece grandes lecciones para incorporar en nuestro hacer una nueva mirada de cómo operamos y cómo alcanzar beneficios de largo plazo. Los insectos sociales son un ejemplo de organización inteligente. En esencia, creemos que los insectos sociales han sido muy exitosos - han sobrevivido a casi todos cambios del planeta y viven en diversos ecosistemas - por tres características fundamentales :
- Flexibilidad (la colonia puede adaptarse a un entorno cambiante);
- Robustez (incluso cuando uno o más individuos fallan, el grupo todavía puede desempeñar sus funciones), y
- Auto-organización (actividades no son supervidas ni a nivel central ni a nivel local, es un sistema distribuido).
Los dos primeros atributos son muy reconocidos por los ejecutivos de negocios, se relacionan fácilmente con ellos, pero a menudo son muy reacios a la tercera, que es quizás el más intrigante. A través de auto-organización, el comportamiento del grupo emerge de la interacción colectiva de todas las personas. De hecho, un tema crucial y recurrente en un enjambre inteligente es que incluso si los individuos siguen reglas simples, el comportamiento grupal resultante puede ser sorprendentemente complejo y muy eficaz. Y, en gran medida, la solidez y la flexibilidad son una propiedad emergente de la auto-organización. Conocer cómo funcionan los procesos organizativos de los insectos sociales podría arrojarnos luces para emprender proyectos y estrategias de negocio exitosas y sustentables.
Punset, muy lúcidamente, siguiendo algunos ejemplos de la naturaleza nos propone una fórmula para conseguir emprender proyectos exitosos. Una adaptación de la original es la que les planteo aquí.
La fórmula de proyectos exitosos (E) tiene los siguientes componentes:
TP = Tiempo Psicológico se refiere al rol de las emociones en lo que hacemos. A diferencia del tiempo físico que es cartesiano. La emoción es absolutamente indispensable para lanzar un proyecto, poniéndose asimismo en el lugar de los demás. La emoción es el multiplicando de todos los otros factores juntos. Si no hay emoción en un proyecto mas que reducirse las posibilidades, no hay ninguna de conseguir éxito.
I = Interactividad es un atributo de los homínidos heredados de los primates, que son animales muy sociales. Hoy más que nunca en la historia de la humanidad se plantea como exigencia de cualquier actividad humana la creación de redes. Ningún proyecto puede conseguir sus objetivos si éste es una cruzada de un "llanero solitario". La información sólo fluye a través de redes de personas que la utilizan para darle valor agregado. La comprensión de la complejidad exige un abordaje colectivo.
A = Aceleración es la innovación para el mundo de los negocios y las organizaciones. Buscar la diferenciación es una estrategia clave para los proyectos exitosos. Sin ella difícilmente se logrará consolidar un proyecto. Para ello se requiere moverse en los vértices de las fronteras, desafiar los supuestos y lo establecido y, por ende, asumir riesgos. El mundo incierto en el que vivimos demanda a la organizaciones (y las personas) constante innovación. Reinventarse para adaptarse a los cambios constantes del entorno. La naturaleza es maestra en dinámica de adaptación. Mutar más, y no menos, en entornos turbulentos, como lo hacen las bacterias, maestras de la innovación en la naturaleza.
TI = Tecnologías de la Información. La evolución humana ha sido una trayectoria en busca del conocimiento. Para ello los seres humanos hemos desarrollados tecnología: desde el lenguaje oral, escrito, la imprenta hasta las tecnologías de la información y la comunicación. Un proyecto exitoso debe utilizar en forma intensiva las TI disponibles. Estas permiten hoy garantizar la interactividad sin acceder estar físicamente en el mismo lugar y así como el acceso y difusión de información.
C = Conocimiento. Disponer de conocimiento no es lo mismo que erudición. Lo importante, como diría Edgar Morin, es tener una mente bien organizada más que llena. Se trata de hacer buenas preguntas, más que de andar buscando las mismas respuestas y aprender de las experiencias. Saber sacar lecciones aprendidas, especialmente de los errores. Para crear un ecosistema de negocios he de especializarme y muy especialmente conocer muy bien ese entorno e interactuar con él intensamente. Ello demanda manejar información de clientes, proveedores, aliados, competidores y de nuestros propios colaboradores. Los insectos sociales son maestros de organización utilizando el conocimiento experiencial.
M = Masa. El denominador M se refiere a perder masa. La masa equivale a la historia, a las creencias, a los modelos mentales que tenemos, a las formas como solucionamos las cosas, incluso a los valores. Apegarse a ellos en tiempos de turbulencia y cambio es una rémora, nos deja desencajados e incluso pasmados ante la acelerada dinámica de cambios del entorno. A mayor masa menores posibilidades de conseguir éxitos. Por tanto, se requiere de desarrollar la capacidad de desprenderse de los surcos de la mente para tejer nuevos que igualmente caerán en la obsolescencia en un futuro próximo o no tan próximo. Aprender a aprender y a desaprender es una cualidad de los emprendedores innovadores de estos tiempos. Perder masa (tal como la definimos aquí) nos permite ganar flexibilidad y adaptabilidad.
La biología y la naturaleza, creo yo (y otros/as) se están convirtiendo en el fuente de conocimiento para hacer de lo humano y de las cosas que hacemos algo más sustentable y beneficioso para todos. Mirar la naturaleza y sus procesos organizativos es una fuente de conocimiento para que nuestras organizaciones se hagan más ecológicas y exitosas. Esta es la invitación que les hago.
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