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El principal uso de un banco es que sirva para que la gente se siente en él mientras hace una pausa en su paseo, lee o simplemente descansa. Pero, tal como está sucediendo con multitud de dispositivos que usamos a diario (móvil, iPod, PDA), cada vez más los productos — provengan o no del ámbito tecnológico—, se caracterizan por la integración de múltiples servicios. De esta forma, los bancos del futuro no sólo servirán para sentarse, sino que se recargarán con energía solar, proporcionarán luz e, incluso, conexión WiFi.
Obra del ingenio de los diseñadores Seon-Keun, Min Byung-Woo y Owen Song, estos bancos se componen de unas finas láminas de placas solares, una batería recargable y un marco reciclado de aluminio y plástico. Teóricamente los bancos solares, que pueden ser instalados en cualquier lugar gracias a su estructura modular, funcionan independientemente del tiempo que haga, aunque está por comprobar si también lo hacen en caso de condiciones meteorológicas adversas. Igualmente, habría que introducir mejoras relativas a la conectividad del banco y a la ergonomía (un respaldo sin duda lo haría más cómodo) y sería interesante añadir un enchufe para poder cargar distintos dispositivos.
Aunque el banco solar aún está en una fase preliminar y puede ser perfeccionado en varios aspectos, es innegable que se trata de una idea atractiva, sostenible y muy práctica que puede aplicarse en varias ciudades en un futuro próximo.
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