Guillermo S. Edelberg DBA
Profesor Emérito
Cuando terminé mis estudios universitarios no me fue fácil conseguir mi primer
trabajo como profesional. Lo busqué con intensidad; pero, dos meses después de graduado, el éxito no había coronado mis esfuerzos. En esos días recibí una llamada telefónica. No provenía de ninguna empresa contactada sino de Adolfo, un amigo de la universidad, quien me preguntaba si tenía un libro que no encontraba en las librerías. Mi respuesta fue que sí y que lo único que tenía que hacer era venir a buscarlo a mi casa. Como mi mente estaba concentrada en la búsqueda de trabajo y dado que su familia tenía buenas vinculaciones en círculos empresarios, le pregunté a Adolfo, mitad en serio y mitad en broma, si no tenía un «puestito» para mí o si no conocía a alguien interesado en contratar a un ingeniero recién egresado. Cuál no sería mi sorpresa cuando me contestó que iba a hacer unas consultas y luego me iba a contestar. Varios días después me llamó para decirme que me había conseguido una entrevista con el gerente general de una empresa importante como consecuencia de la cual, transcurridos unos cuantos días, conseguí el ansiado trabajo.
¡Qué lejos estaba en aquella época de valorar la importancia de las vinculaciones en el proceso de búsqueda de trabajo! Por suerte, en la actualidad no es así.
Quienes han estudiado el tema insisten cada vez más en la necesidad de profundizar en el networking, tanto cuando se tiene trabajo, porque nada asegura que se lo tenga en el futuro, como cuando no se lo tiene.
El concepto de networking -el desarrollo de vinculaciones o redes de personas
conocidas- no es nuevo. Todo integrante del mundo laboral conoce su importancia,
especialmente en épocas de vacas flacas. Lo que sí resulta novedoso es el esfuerzo
sistemático que al efecto hoy en día se pone en práctica cuando muchas personas se
dedican deliberadamente a expandir su círculo o círculos de conocidos y a mantenerse en contacto con sus integrantes. Se publican libros, se ofrecen seminarios y se crean páginas web para desarrollar en las personas la habilidad de networking. Claro está que tal esfuerzo no debe confundirse con el estereotipo –de tan mala fama– del vendedor agresivo que concurre a un casamiento con sus bolsillos repletos de tarjetas personales para repartir a cuanta persona se ponga a su alcance (tal como señalara The Wall Street Journal en una edición de abril o mayo de 2002).
El networking es de vital importancia en el proceso de búsqueda de trabajo. Según un dicho, “no importa cuánto se sabe sino a quién se conoce”. Los expertos recomiendan comenzar por identificar a los integrantes de nuestros distintos círculos: la
familia, los amigos, los colegas, los compañeros de estudios (escuela primaria, secundaria, universidad) y los compañeros o ex compañeros de trabajo, por ejemplo, quienes componen nuestras “vinculaciones de primer grado”.
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En segundo lugar, aun cuando esto le resulte difícil a los «tímidos», también recomiendan identificar a nuestras “vinculaciones de segundo grado”; es decir, a las
vinculaciones de nuestras vinculaciones. Parece un atrevimiento; pero no es así. Si yo sé que Adolfo, hoy bien entrado en años, conoce al Dr. Zutano, gerente general de una empresa ¿qué tiene de malo pedirle que le anticipe a este último que lo voy a llamar por teléfono para hacerle una consulta? No le voy a preguntar a éste a boca de jarro si tiene un puesto vacante que pudiera ocupar (así lo recomiendan los expertos en networking) sino que me diga, por ejemplo, qué empresa o empresas de su conocimiento están en un proceso de expansión y a quién podría dirigirme en éstas últimas. (Las personas a contactar en estas empresas serían nuestras “vinculaciones de tercer grado”, que es hasta donde se recomienda llegar –como mínimo– en el proceso de búsqueda de trabajo.)
Además de tratar de conseguir información valiosa, ésta es una manera no
agresiva, suave e indirecta para informar que estoy en el proceso de búsqueda de trabajo. Si lo logro a través de la información así conseguida, no deberé olvidarme de expresar mi agradecimiento al Dr. Zutano y quedar «a sus órdenes» en la nueva posición.
Algunos especialistas recomiendan registrar los contactos en forma sistemática, a saber: a) nombre; b) nombre de la persona por medio de quien se contactó a la
del punto anterior; c) título y nombre de la empresa u organización; d) dirección y código postal; e) números de teléfono y de fax; f) dirección electrónica; g) nombre y teléfono de la secretaria o asistente administrativa; h) fecha en que se lo contactó; i) apuntes sobre la conversación o conversaciones; y j) fecha planeada para el contacto siguiente.
El networking tiene dos objetivos principales: 1) aumentar nuestra
visibilidad profesional; y 2) diseminar información acerca de nuestros objetivos en el proceso de búsqueda de trabajo. Desde el punto de vista opuesto, los empleadores saben que la identificación de candidatos a ocupar puestos vacantes por medio de contactos personales ahorra tiempo y dinero y, con frecuencia, produce mejores candidatos que por otros medios de reclutamiento.
La Harvard Management Communication Letter brinda los siguientes consejos provenientes de distintos expertos: a) identifique a quiénes constituyen su network; b) conéctese; es decir, no se aísle, c) sepa «mezclarse» o «participar» en las reuniones a las que asista; d) escuche y ayude. La esencia del networking consiste en dar y recibir. No siempre se trata de recibir algo en forma inmediata. A veces, «dar» trae como consecuencia, tiempo después, «recibir»; e) pida ayuda, no es ninguna vergüenza el hacerlo; y f) practique «seguimiento» en todo lo relacionado con sus vinculaciones.
¿Todo esto parece superficial? Bueno, quizás no lo sea tanto si es cierto
lo que dicen los expertos: que un 65-70 por ciento de los trabajos se consiguen por medio de vinculaciones personales. Y, en el caso de las posiciones de mayor nivel, un 80 por ciento.
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