Pese al interés de la psicología freudiana y sus múltiples derivados, los sueños no han disfrutado de una posición de gran estima entre la gran mayoría de los occidentales cultos. Los sueños son considerados, las más de las veces, como fragmentos y trozos sin sentido, lanzados al azar por un cerebro que estaba trabajando a media velocidad, o como unos torpes dedos que pasaran distraídamente por las teclas de un piano, como caracterizó Freud la opinión que predominaba en 1917. Más recientemente, con la llegada de la computadora como última metáfora del funcionamiento mental, los sueños han sido vistos como el procesamiento de una información improcedente, con objeto de aclarar la mente para las tareas del siguiente día, como simples "glitches" de los programas de computadora, que son comparados a nuestras procesadoras mentales. De este modo, el interés en el significado de los sueños ha quedado confinado a aquellos hombres de ciencia que estudian las personalidades neuróticas o la telepatía, y a aquellos del público general que aún emplean las estilizadas claves simbólicas que han existido desde hace siglos, para jugar a la lotería, apostar en las carreras o prever el futuro. Tan poco prestigiosas asociaciones no conducen a la formación de una mística general acerca de los sueños.
Y sin embargo, en los últimos años, una nueva mística de los sueños ha echado raíces en los Estados Unidos, una mística tan antigua como la especie humana en algunos aspectos, pero que es muy nueva y muy norteamericana en otros. Es una mística que considera los sueños como fuente de creatividad y de imaginación y como fundamento de intimidad interpersonal y de vislumbres sociales. Es una visión de los sueños que cobró popularidad como fragmento minúsculo del movimiento del potencial humano del decenio de los sesentas, pero desde entonces ha crecido hasta el punto en que hoy constituye un movimiento separado con su propio vocabulario para iniciados, sus libros y botines, y hasta con talleres, títulos y sitios de reunión. Por cientos de miles se han vendido ciertos libros sobre "el sueño creador" o "el poder de los sueños" que a menudo invocan la sabiduría de otras culturas y de la Grecia clásica; y también se leen y se discuten obras de ciencia‑ficción como The Kin of Ata Are Waiting for You y The Word for World Is Forest, basadas en unas míticas culturas que desconocen la agresión y dedican casi todo su tiempo a soñar.
Varias distintas teorías y tradiciones han contribuido al desarrollo de esta "labor de sueño" como suele llamarse al movimiento. Incluyen la teoría de los sueños del psiquiatra suizo Carl Jung, que los ve como fuente de sabiduría y de desenvolvimiento personal, así como la idea del terapeuta Frederick (Fritz) Perls, de la escuela de la Gestalt, según el cual la experiencia emocional y la dramatización de los sueños por miembros de diversos grupos pueden conducir a la integración creadora de la personalidad. Y también las creencias y prácticas de varios grupos de indios norteamericanos, así, como el uso general de los sueños en curaciones espirituales por pueblos tribales del mundo entero han sido punto de partida para la nueva "labor de sueño".
Además, el movimiento tiene su trasfondo de investigación de los sueños obtenidos en laboratorios de fisiología durante el decenio de 1950. Esta "nueva biología del sueño" vinculó sueños con una etapa particular del dormir y con incontables cambios conductuales y fisiológicos, incluyendo pautas del movimiento de los ojos, que sugirieron que los sueños a menudo son "observados" por el soñador, mientras se están desarrollando. Se descubrió que esta etapa del dormir con sueños ocurría en una pauta regular durante la noche, y en algunos estudios se dijo que, si se les privaba de esta pauta, las personas se ponían nerviosas o inquietas. Tales estudios dieron una realidad material a lo que hasta entonces había parecido ser sólo un fenómeno efímero e irregular, y reforzaron la inclinación a creer que los sueños, de alguna manera, son algo de profunda y fundamental importancia.
Además de estas teorías establecidas y de esa investigación objetiva, hay un aspecto de la nueva mística de los sueños que es particularmente fascinador e inevitable para quienes han sido atrapados por su espíritu. Se trata del aspecto conocido como la "teoría Senoi del sueño" que, según se dice, se deriva de un minúsculo grupo tribal de ese nombre. Según esta teoría del sueño, el compartir los sueños puede conducir a una intensificada creatividad, a mejor salud mental y hasta a una cultura más pacífica y con mayor espíritu de cooperación. Más aún, los sueños mismos pueden ser formados o controlados para que produzcan estos beneficios. No puede dudarse de que estas atribuciones a los sueños eran poderosas; removieron la antiquísima sensación de misterio y de asombro hacia ellos, que tantas veces condujo a su veneración.
En este artículo, mi primer objetivo es sondear el origen, el atractivo y la eficacia de la teoría Senoi de los sueños como ingrediente principal de la nueva mística de los sueños. Me basaré en los descubrimientos de antropólogos y de investigadores de los sueños para comprender la teoría Senoi de los sueños y sus aplicaciones. Me valgo de fuentes biográficas y describo la difusión de estas nuevas ideas para explicar su atractivo. Analizo las maneras en que esta nueva, mística del soñar corresponde a creencias norteamericanas fundamentales acerca de la naturaleza humana, y examino fuentes independientes de testimonios sobre la utilidad de los principios Senoi de los sueños.
Sin embargo, también tengo un segundo objetivo. La historia de la teoría Senoi de los sueños nos ofrece un trampolín para la consideración de cuestiones más generales en el estudio de los sueños y a la vez de otras culturas. Esta es una investigación de la sociología de una idea. Analiza la intersección de la biografía, la historia y las creencias culturales y ofrece una ocasión para evaluar lo que en realidad sabemos acerca de los sueños.
De hecho, ¿qué es esta manera Senoi de soñar, y de quiénes se dice que la practican? Según la bibliografía del Instituto Junguiano‑Senoi de Berkeley, una de las muchas expresiones de la nueva mística de los sueños:
"La técnica Senoi de los sueños subraya la deliberada alteración de los estados oníricos, la resolución en sueños de los problemas encontrados en el estado de vigilia, el ‘ensayo’ en sueños de la actividad en la vigilia, y la aplicación de los sueños a proyectos creadores, individuales y en comunidad". Vemos, pues, que esta teoría considera los sueños como fenómeno abierto y positivo, que es posible compartir y moldear para llegar al máximo desarrollo humano.
Los que, según se afirma, practican este nuevo modo de pensar acerca de los sueños y lo practican, forman un pueblo aborigen que vive en las altas selvas de la Malasia Occidental. En número de 20.000 a 30.000 en total, viven arriba y abajo de aisladas cuencas de ríos, en dispersos asentamientos de 15 a 100 personas. Practican una forma de agricultura de roza y quema, al desplazarse de un sitio a otro al cabo de unos cuantos años. Viven de la caza menor, a la que matan con cerbatanas, recogen frutos y bayas y pescan con trampas y cestas, cuando no están atendiendo sus campos.
Los Senoi son un pueblo despreocupado y no violento. Sus ideas acerca de los sueños nos atraen tanto porque muchos psicólogos de los sueños creen que forman uno de los pueblos más saludables y felices del mundo. Se dice que entre ellos no hay enfermedad mental ni violencia, precisamente porque tienen una teoría de control y aprovechamiento de los sueños totalmente distinta de todo lo que se ha a oído en la historia de Occidente.
La principal fuente informativa del aprovechamiento de los sueños por los Senoi es la obra del finado Kilton Stewart, quien supo de los Senoi durante una estadía en 1934 en lo que hoy es Malasia. Sus artículos, publicados en Complex y en Mental Hygiene, echaron las bases para el estudio de los Senoi en los libros de sueños tan leídos como The Meaning of Dreams, de Calvin Hall (1953), y Dream Power (1972) y The Dream Game (1974), de Ann Faraday. Además, tres diferentes artículos que aparecieron en Psychology Today, uno de ellos en 1970, otro en 1972 y un último en 1978, analizan su obra, bajo una luz favorable.
Asimismo, su artículo de 1951, "Dream Theory in Malaya" fue reproducido en tan conocidas colecciones de escritos sobre las posibilidades humanas como Altered States of Consciousness (1969), de Charles Tart, y Sources de Theodore Roszak (1972).
La segunda fuente informativa de estas creencias es la obra de la psicóloga Patricia Garfield; autora de Creative Dreaming (1974), obra que tuvo enorme aceptación. Aunque su libro contiene capítulos sobre las prácticas oníricas de los indios norteamericanos, los antiguos griegos y el misticismo oriental, en realidad está organizado en tomo de su capítulo sobre cómo aprender y utilizar lo que se dice que son los principios de los Senoi para controlar los sueños. Garfield visito a los Senoi en el hospital de aborígenes de Gombak, Malasia, en 1972. Hasta que Faraday llegó a quedarse varios meses con grupos Senoi en 1982-1983, Garfield había sido la única investigadora de sueños, además de Stewart, que podía afirmar un conocimiento directo de las prácticas de los sueños de los Senoi.
Dice Stewart: "Los Senoi hacen que sus sueños sean el principal centro de su interés intelectual y social, y han resuelto el problema de los delitos violentos y del conflicto económico destructivo, eliminando en gran parte la demencia, la neurosis y la enfermedad psicogenética". Aunque sumamente dispuestos a cooperar, sin embargo son individualistas y creadores; cada persona desarrolla las características exclusivas de su personalidad. Como lo dicen Stewart, en una frase particularmente feliz: "El tipo más libre de juego psíquico ocurre en el sueño, y por ello la aceptación, social del sueño constituye la aceptación más profunda posible del individuo".
Y, ante todo, los Senoi gozan de una salud mental casi perfecta. "Tal vez la característica más pasmosa de los Senoi sea su extraordinaria adaptación psicológica", dice Garfield. "Se informa que las neurosis y las psicosis tal como las conocemos son inexistentes entre los Senoi", continúa diciendo. "Para los terapeutas occidentales, esta afirmación es difícil de creer, y sin embargo está documentada por investigadores que dedicaron un tiempo considerable a observar directamente a los Senoi. Los Senoi muestran una notable madurez emocional."
Quienes escriben acerca de los Senoi aceptan la conclusión de Stewart de que este insólito nivel de salud y de felicidad puede atribuirse al modo en que los Senoi aprovechan e interpretan los sueños. "No hay estudios científicos, debidamente controlados que demuestren que la paz, el espíritu cooperativo y creador, la salud mental y la madurez emocional sean resultado del uso que los Senoi dan al material onírico", reconoce Garfield. "Empero, hay muchas cosas que claramente sugieren que, por lo menos, su empleo de los sueños es elemento fundamental en el desarrollo de estas características".
Para los Senoi, la vida es una verdadera clínica de sueños. La preocupación por los sueños comienza al empezar el día. "Los padres Senoi se informan sobre los sueños de su hijo desde el desayuno, elogian al niño por haber tenido ese sueño y discuten sobre su significación" dice Stewart. "El padre pregunta acerca de incidencias pasadas y dice al niño cómo cambiar su conducta y su actitud en sueños futuros. También recomienda ciertas actividades o actitudes sociales que el sueño hace necesarias o aconsejables".
La secuela del sueño continúa después del desayuno, en el consejo de la aldea. "Sigue allí la seria labor de discutir sobre el sueño" dice Garfield, retomando el relato. "Los hombres, los adolescentes y algunas de las mujeres comparten sus sueños con el grupo en general. Hablan sobre la significación de cada símbolo y situación oníricos. Cada miembro del consejo expresa su opinión sobre su sentido. Los de la tribu que están de acuerdo en el significado de un sueño lo adoptarán como proyecto de grupo".
La franca discusión de los sueños es de especial importancia para promover la armonía social. Las acciones negativas que aparecen en los sueños son analizadas con quienes fueron parte de las interacciones, para resolver los problemas que pudieran haber causado aquellas imágenes. "Si el soñador lesiona las imágenes oníricas, de sus compañeros o se niega a cooperar con ellos en sueños" escribe Stewart, "deberá tomarse la molestia de expresar su amistad y cooperación al despertar, ya que los personajes hostiles que aparecen en sueños sólo podrán utilizar la imagen de aquellas personas, para con las cuales se le está acabando la buena voluntad". Por igual razón, "si la imagen de un amigo lo daña en un sueño, habrá que avisar de ese hecho al amigo, para que pueda remediar el daño o la imagen onírica negativa mediante una amigable relación social".
Pero los Senoi, según se afirma, no sólo comparten e interpretan sus sueños. Lo que es aún más importante, los moldean y controlan. Logran tener los tipos de sueños que desean, libres de aterradoras persecuciones y terribles caídas, pero llenos de sensualidad y creatividad. Lo hacen por medio de tres principios básicos que enseñan a los niños mientras informan de sus sueños en tomo de la mesa del desayuno. Estos principios, sin precedente en la bibliografía sobre los sueños, y que atraen enormemente a los lectores modernos, se pueden parafrasear del siguiente modo, con base en Stewart y Garfield:
1) Siempre hay que hacer frente al peligro, y superarlo, en los sueños. Si un animal sale de la selva, hay que ir hacia él. Si alguien nos ataca, hay que contraatacar.
2) En sueños, hay que pasar siempre a las experiencia gratas. Si alguien se siente atraído hacia otra persona en un sueño, deberá sentirse libre de convertir la atracción en una completa experiencia sexual. Si alguien está disfrutando de las agradables sensaciones de volar o de nadar, deberá relajarse y experimentarlas por completo.
3) Hay que hacer que los sueños tengan siempre un final positivo, y obtener de ellos un producto creador. Y, lo mejor de todo a este respecto, hay que tratar de obtener un don de estas imágenes oníricas, como un poema, una, canción, una danza, un dibujo o una pintura.
Estos relatos de los Senoi y de su aprovechamiento de los sueños tienen un carácter utópico, como de otro mundo. Casi parecen demasiado buenos para ser verdad. En realidad, un artículo de 1951 de Stewart, Dream Theory in Malaya, empieza hablando de un hipotético "platillo volador de otro planeta" que aterriza en un "solitario pico montañoso" en Malasia. Después de jugar con esa imagen durante unas cuantas frases más, notando que nos daría curiosidad la gente que fuera capaz de fabricar semejante nave, luego cambia las tomas diciéndonos que en 1934 "me dieron a conocer una aislada tribu de la selva, que empleaba métodos de psicología y de relaciones personales en forma tan asombrosa que bien habrían podido llegar de otro planeta". Stewart pasa entonces "del espacio exterior al espacio interior" de tal modo que el lector queda así preparado a dejarse hechizar por aquel pueblo fascinante:
Si además supierais que los navegantes de esta nave habían descubierto a un grupo de 12.000 personas viviendo en una comunidad aislada entre las montañas, y se os hubiese demostrado que este pueblo sin alfabeto podía utilizar sus métodos de curación y educación, y reproducir la sociedad de la que procedían los viajeros celestes, probablemente sentiríais más curiosidad por estos métodos psicológicos y sociales que conquistaron el espacio dentro del hombre, que por la mecánica, de la nave que conquistó el espacio exterior.
El mencionar platillos voladores, otros planetas el y espacio exterior da cierto carácter literario al artículo de Stewart. En realidad, cuanto más notamos cuan notable y atípico es este pueblo, más nos inclinamos a preguntamos: ¿hasta qué punto es cierto esto? ¿Puede en realidad existir un pueblo tan saludable y feliz y, de ser así, son sus principios de control de los sueños y sus prácticas de compartir los sueños, la base de su maravillosa cultura y de su soberbia salud mental?
* Traducción de Juan José Utrilla para la editorial Fondo de Cultura Económico de México
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