A veces me sorprendo cuando en algún curso que imparto, los asistentes se extrañan cuando les digo ¿pones en manos de tu empresa tu futuro profesional? ¿Tu crecimiento como persona? ¿Tus anhelos de mejora económica y social? ¿Tu futuro o el de tu familia?
Lo que no me sorprende tanto es el descontento general que a primera vista observo en los profesionales respecto su situación en su empresa, y digo a primera vista por que sí les interrogas para que expliciten, qué es lo que les produce ese descontento y lo racionalicen teniendo en cuenta su contexto personal y el entorno, ese descontento no lo es tanto.
Estamos como programados para quejarnos de esto y de aquello, de las injusticias de los jefes, de los salarios, del poco crecimiento, de que no me forman, de la crisis…
Y puede que tengamos razón, pero la queja continua y la poca acción no nos lleva nunca a la solución.
Quizás sea cuestión cultural, o formas de actuar aprendidas pero lo que normalmente conseguimos es estar menos contentos con nosotros mismos, y por tanto con los demás.
Y a veces decidimos consciente o inconscientemente trabajar peor, involucrarnos menos, prestar la atención justa, “pasar” por el trabajo, conformarnos.
Y pasar por el trabajo es pasar por la vida, por qué queramos o no cada acción que realizamos es una prolongación de nosotros mismos, de nuestra forma de estar y de pasar por aquí, una manifestación de nuestro “yo” interno.
Así que, si decimos y actuamos desde la frustración, el aburrimiento, la inacción, la poca paciencia, el conformismo, la pasividad y la hipocresía los resultados estarán acordes con ello.
Desde Recursos Humanos podemos y debemos aportar para conseguir tener los mejores, más preparados y comprometidos profesionales, pero también tenemos que hacer una labor didáctica para que las personas descubran si quieren querer y saber.
Tenemos que asimilar que la responsabilidad última de lo que nos pasa en nuestro trabajo en buena parte es nuestra, y que la única forma de caminar hacia lo que nos proponemos es “caminar bien”, asumiendo nuestra responsabilidad y siendo reflejo de nosotros mismos.
Y claro, esto no es fácil o quizás sea un tema de madurez mental y como dicen “alcanzar la madurez mental es una meta que requiere toda la vida”.
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