Serendipidad es la capacidad que tienen algunas personas de realizar descubrimientos de manera accidental. Para Pasteur, el azar favorece sólo a las mentes preparadas. Esto diferencia al azar como oportunidad, de la buena suerte como la respuesta adecuada.
A muchos les cayeron manzanas en la cabeza a lo largo de la historia, pero Newton transformó esa situación en buena suerte: su respuesta fue crear la ley de gravedad.
En el cuento “Los tres príncipes de Serendip”, los príncipes debían viajar y solucionar problemas como aprendizaje para saber gobernar. Pero al intentarlo encontraron respuestas a problemas de mayor envergadura que ni siquiera se habían planteado.
Les pido a los lectores que se preparen para viajar. Estamos en la “Estación oportunidad” donde enseñamos serendipidad. En esta estación no se puede hacer Zaping ni cambiar de canal. ¿A qué estación desea ir? Sepa bien que la felicidad no es la estación a la que arribe sino su manera de viajar. Y como su vida es “su viaje” descubra cómo transitar. Puede circular sin descubrir nada o hacer de cada instante una oportunidad.
Recuerde que cuando era niño todo lo apasionaba y la curiosidad era su alimento, se jugaba la vida. Cuando creció, parte de la curiosidad se convirtió en rutina.
En estación oportunidad aprenderá a navegar. Newton dijo: “Yo no soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”. ¿Qué quiso decir? Que la vida es muy corta para aprender de primera mano y con el cuerpo. Hay que aprovechar a los que viajaron antes que nosotros. Como dijo Goethe “lo que has heredado debes adquirirlo para que sea tuyo”.
En el cuento los príncipes descubrían cosas sin querer. Navegaban sobre las olas del destino dejando que el azar ordenara sus vidas. Serendipidad o buena fortuna alude a los hallazgos por azar. El éxito no es casual y el sentido común no es tan común como parece.
Lo primero que deberá concretar es un viaje hacia atrás en el túnel del tiempo, hasta que encuentre al niño que lleva adentro. Y al encontrarlo comprenderá porque “el niño es el padre del hombre”. ¿Está usted preparado para viajar?
Serendipidad llegó a occidente en 1754, cuando el escritor Horace Walpole, en un viaje, escuchó el citado relato, se enamoró de él e inventó el término serendipity.
Veremos algunos ejemplos de serendipidad para que usted sepa cómo proceder para utilizar el azar a su favor. Uno de los primeros casos de serendipidad fue cuando Hierón de Siracusa pidió a Arquímedes que determinara si la corona que le habían entregado era de oro, tal como había encomendado. Como el peso de la corona era idéntico al del oro entregado por Hierón no podía comprobar lo que suponía era una estafa. Un día, Arquímedes descansaba en la bañera. Al sumergirse en el agua, ésta desbordó y despertó gritando: “Eureka” (lo encontré). Dedujo que podría comprobar la constitución de la corona, supuso que tenía una mezcla de oro y plata. Hizo construir una corona de oro y otra de plata, de igual peso pero de diferente volumen y detectó que la primera hacía desbordar menos agua. Las comparó con la corona del rey y pudo comprobar el fraude.
Alfred Wegener, simplemente observando un mapa, se dio cuenta de que las costas de África y Sudamérica se parecían y dedujo que ambos continentes habían estado juntos hace millones de años.
En 1978 midiendo las características orbitales de Plutón. James Chisty colocó una placa fotográfica de Plutón en un explorador. Advirtió una protuberancia, y decidió descartar la foto. La máquina comenzó a funcionar mal y recurrió a un técnico. Christy aprovechó para ver la foto y mirar otras en los archivos. Encontró archivos que mostraban al mismo bulto. Sus estudios posteriores mostraron que era una luna de Plutón a la que llamó Caronte.
El descubrimiento del ADN es otro ejemplo de serendipidad. En 1962, el biólogo James Watson, el físico Francis Crick y Maurice Wilkins descubrieron la estructura de la molécula llamada "el secreto de la vida". Su descubrimiento se debió a un químico quien se dio cuenta que los pares de las bases nitrogenadas no son de iguales a iguales como hasta entonces se pensaba.
Hasta la naturaleza actúa con serendipidad: las especies evolucionan en lapsos de tiempo estables en algunos casos y en otros luego de grandes variaciones. Esos cambios se producen al azar.
No sólo los grandes descubrimientos sino también pequeñas contribuciones tecnológicas tienen raíces en la serendipidad. Bette Nesmith, volcó pintura blanca en un frasco de esmalte para uñas e inventó el corrector líquido para errores al tipear, el liquid paper.
Bich, cansado de lapiceras que manchan, creó el bolígrafo bic, aplicando el invento de un bohemio.
Ellos se animaron a arriesgar. Para descubrir oportunidades, debemos prepararnos. Hay que aprovechar que existe más dinero en el mundo que talento para hacerlo prosperar. Dicen que los inventos y algunas mujeres causan la ruina del hombre, pero el inventor que triunfa, es el que tiene el deseo imparable de hacer que las cosas ocurran.
En el interior de cada hombre, hay un gigante dormido. Desde el utensillo más simple hasta el avión moderno, nacieron en la mente del hombre. Pero la mente es por naturaleza vagabunda. Por eso, si usted aprende a dominarla hará de su vida su propia construcción. La innovación no es casual, la preparación y el esfuerzo son necesarios, sumados a la creatividad. Hoy los investigadores están perdiendo parte de esa creatividad en favor del utilitarismo.
El azar no es nada sin el conocimiento y el conocimiento es no es fértil cuando no existe creatividad. Csikszentmihalyi distinguió en los creadores dos rasgos opuestos: una gran curiosidad y apertura por un lado, y una perseverancia obsesiva por el otro.
Cuando el espíritu se hace idea, la idea proyecto y el proyecto logro, es el momento en el cual podemos estar seguros de que el poder de la inteligencia habita en nosotros.
* Doctor Horacio Krell, Consultas a horaciokrell@ilvem.com.ar.
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