El yo del estado de vigilia recibe del estrato más profundo de la mente, en especiales circunstancias, repentinas intuiciones y espontáneas inspiraciones. La intuición es un destello espontáneo, pasivo, receptivo e involuntario, que no guarda relación con algún pensamiento anterior. Es por eso que revela un horizonte nuevo sobre un tema particular. La mente tiene el poder de actuar según su propia manera misteriosa que le permite prescindir del pensamiento y enviar sus resultados a la consciencia superficial.
La intuición tiene mucha fuerza cuando toma una dirección negativa, por ejemplo, para prohibirnos un determinado acto. Se anula, cuando predomina en nosotros los prejuicios y deseos relacionados con el asunto. Pasado un tiempo puede reaparecer y allí nos recuerda el error de haber seguido el impulso de nuestros sentimientos personales en lugar de haberla captado en su fugaz manifestación.
Hay un tipo de intuición que tiene toda la humanidad y que no se manifiesta de un modo extraordinario. Es una facultad que a veces se presenta teñida de emociones, deseos, egoísmos que confunden sus contornos. Es lo que comúnmente se llama conciencia o voz interior. Es la destilación de muchas experiencias vitales acumuladas, que asume la forma de conciencia moral, juicio crítico y sentido artístico. Es el resultado de esta encarnación y de las anteriores. Estas experiencias están acumulados en los estados más profundos de la memoria y dejan como herencia esas intuiciones.
La fuente de la cual surge la intuición está siempre dentro del hombre, se debe cultivar la atención a aquella fuente. Depende de la voluntad y la frecuencia con que se realice. Si uno desea una respuesta sobre algo y ya ha agotado todos los medios para conseguirlo, lo mejor es comenzar por creer que la respuesta ya existe dentro de la persona que pregunta. Hay que hacerla surgir de los estratos más profundos de su mente para que aparezca ante su consciencia cotidiana.
Dicha confianza es acertada, aunque la respuesta intuitiva no esté completamente libre de la interferencia o ayuda del factor kármico. El próximo paso, consiste en “concentrar” la atención. Esta concentración debe repetirse varios días y, a veces es necesario, durante varias semanas.
El tercer punto es muy importante, el hombre tiene que ayudar para que la respuesta pase del nivel oculto al nivel abierto de la consciencia. Esto se logra paradójicamente, por el proceso de olvidar por completo el tema. Es así porque la intuición no se manifiesta por un acto de voluntad personal. El hombre debe ponerse en estado pasivo, relajar la atención apartándola del tema, aquietar la consciencia, dirigiendo los pensamientos hacia otra cosa. Las respuestas intuitivas se producen en el periodo intermedio de duermevela, entre el dormir y el despertar.
La cuarta fase, consiste en asir nuevamente el tema, justo antes de entregarse a un descanso o justo antes de dormirse. Esto induce a que algo enfoque las antenas al subconsciente, donde se encontrará el conocimiento esperado.
La mente en estado de dormir profundo, de semi sueño o de ensoñación diurna, puede resolver el problema más difícil, aunque en ese momento no se tenga consciencia de su actividad. Esto puede aparecer como idea consciente y auto evidente, como experiencia onírica o como una ocurrencia imaginativa, durante unos momentos de ausencia mental.
El quinto factor importante que se debe tomar en cuenta es que una intuición se evapora y es tan frágil como el recuerdo de un sueño al despertar. A veces el escepticismo, los prejuicios y convencionalismos, hacen que desoigamos su voz.
Es por esta causa que es conveniente anotar inmediatamente lo que se recibe. No es suficiente reconocer una intuición, se la debe comprender y obedecer aunque a veces pueda parecer desagradable.
El sexto punto consiste en esperar pacientemente la respuesta. Si uno se apresura, puede entregarse a una pseudo intuición, teñida con los prejuicios y emociones derivados de su modo de pensar. Además, la intuición puede presentarse de muchas maneras, el mensaje puede venir del exterior, un libro abierto al azar y hasta en una carta recibida a tiempo. La verdad de la respuesta tiene que ser reconocida por el yo interior. Estos hechos extraños no son tales, cuando el estudiante comprende la base mentalista de toda existencia, cuando sabe que el mismo nivel profundo de la mente corre a través de todas las cosas y seres manteniéndolos unidos.
El séptimo punto consiste en verificar toda aparente intuición sometiéndola al juicio crítico de la inteligencia – en donde la razón es la parte más importante y a la autoridad de la experiencia, las que servirán para evitar el auto engaño. El sentimiento de innata convicción no es una prueba de la validez de una intuición porque puede llegarle de una forma impura, si ha ignorado o despreciado la disciplina metafísica.
La voz de la verdadera intuición se recibe en calma interior y no en una condición dominante, apasionada o exigente, La verdadera intuición puede tener un trasfondo emocional pero nunca es dominante. Las características principales de una verdadera intuición son la calma, la claridad, la certidumbre y la infalibilidad.
El factor kármico tiene su incidencia y puede dar lugar a que nunca se manifieste una intuición. En las primeras etapas de desarrollo del estudiante se debe hacer las averiguaciones antedichas. Después de mucha experiencia y observación de los resultados, el hombre se acostumbra al modo de actuar de la intuición. Sólo con esta facultad madura ya no es necesario verificarla.
No debe confundirse intuición con visión interior. Hay planos primarios y secundarios de la mente y también son primarios y secundarios sus productos. La persona que por su evolución ha llegado a tener visión interior y ha adquirido esa facultad, merced a la cual puede atravesar las formas terrenales, manifiesta una consciencia exaltada, pero tranquila, no cambia su estado de ánimo establecido, su luz brilla en forma permanente. La visión sólo tiene que ver con la Fuente eterna de la cual surgen todas las cosas.
Las personas que manifiestan efectos de los planos secundarios de la mente hablan y escriben acerca de esos niveles, la consciencia es excitada, pero exaltada, caen en raptos de éxtasis y ensoñaciones abstractas, su luz brilla en forma discontinua. La misión de la intuición es proporcionar una guía correcta en los asuntos emocionales e intelectuales y no se ocupa de ideas efímeras.
El desarrollo de la intuición constituye un complemento preliminar muy valioso para llegar a la visión interior.
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