| ||
“Puedes descubrir más de una persona en una hora de juego que en 1 año de conversación” Platón. Imagina que te encuentras asistiendo a una reunión, conferencia o curso cualquiera. ¿Cuánto tiempo transcurre hasta que te desconectas de lo que el expositor está explicando y empiezas a pensar en otra cosa? Si lo analizas con detenimiento, te darás cuenta de que, a menos que el ponente sea realmente extraordinario o el tema te apasione de verdad, en escasos minutos te desenchufas, tu mente comienza a divagar y sus auténticos objetivos toman el control: “Tengo que responder el mail a X, debo preparar la reunión de la tarde, mañana es el cumpleaños de mi hijo y todavía no he comprado el regalo, no he reservado cancha para el partido de tenis del domingo …” La vida no sólo es vertiginosa sino que sufre interferencias continuas, sobre todo por parte de 2 enemigos implacables que amenazan seriamente cualquier reunión, bien sea en un entorno laboral o no: 1. El juego es la primera herramienta de aprendizaje que todos experimentamos. 2. Las habilidades más importantes para funcionar en la vida se aprenden jugando. 3. El juego permite establecer una relación de naturalidad respecto de uno de los grandes tabús de nuestra sociedad: el error. Escuchar es aburrido, hacer es mucho más atractivo, por eso cuando juegas generalmente disfrutas pero hay además un efecto secundario: El orgullo de aprender. Te pruebas a ti mismo que eres capaz (vences la duda de ¿podré?) y logras pasar de la teoría a la práctica, a comprobarlo y demostrarte a ti mismo tu capacidad lo que ayuda a desarrollar adultos sin miedo a probar, emprender y generar su propio espacio. Hasta que no haces, no puedes decir que sabes. En términos de aprendizaje, no importa mucho lo que pasa en el aula o en el curso, sino lo que aplicas después y los resultados que obtienes. No aprendes algo hasta que lo haces y lo usas y eso sólo ocurre en la vida real, sobre todo si eres capaz de recordarlo años después. Existe un aspecto que no se tiene en cuenta y que refleja muy bien la potencia del juego: Cuando estás jugando es cuando tu inconsciente, tu parte menos racional, aflora con fuerza y toma las riendas de tus acciones y es cuando te muestras como realmente eres. No importa si antes o después de jugar te disfrazas de traje y corbata y te comportas intachablemente según lo que requiere cada situación. Si cuando juegas, tratas de hacer trampas, ganar como sea y engañar al árbitro o si por el contrario, respetas las reglas y no te aprovechas de las situaciones ilícitas, entonces ése eres tú en realidad. Jugando despliegas todas tus habilidades en pos de alcanzar objetivos que te interesan de verdad y aprender se convierte en una herramienta muy útil para lograrlo. El juego tiene rasgos muy peculiares: Es genuinamente innovador, es lúdico, promueve la creatividad, la comunicación espontánea y la explicitación de conocimiento tácito. Es una dinámica generalmente positiva, colaborativa y genera compromiso ya que todos participan. Entrega amplios espacios de libertad y es democrático (nadie tiene privilegios sobre los demás). Existe unanimidad en que aprender mejor y más rápido que los demás se convierte en la principal ventaja competitiva. No hay duda de que el juego es una metodología inigualable para lograr el aprendizaje, ¿A qué estamos esperando para innovar e incorporar el juego como una de las metodologías fundamentales? ¿No será que debiésemos tomarnos el trabajo como un juego, con sus reglas y con sus resultados? Ahora bien, para no llevarnos a engaño, 2 alertas finales: Durante el mes de mayo impartiremos el curso Fundamentos y Herramientas de la Gestión del Conocimiento en la Pontificia Universidad Católica de Chile. “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega ha perdido al niño que habita en él y que le hará mucha falta” Pablo Neruda. |
lunes, 2 de mayo de 2011
La vida es juego
http://www.catenaria.cl/nl.php
No hay comentarios:
Publicar un comentario