La mente es la casa de las creencias que promueven los pensamientos que conducen a las acciones que emprendemos.
La mente es lo que desarrolla y dirige la estrategia.
La mente provee una imagen e instruye al cuerpo en los movimientos necesarios para actuar.
La mente es el observador que hace las decisiones acerca de la clase de autodiálogo que utilizamos cuando actuamos.
La mente controla nuestra fisiología.
La mente se hace cargo del control emocional.
La mente es la locomotora que conduce al tren!
"No despilfarres tu tiempo con gente insustancial"
William H. Stone, genetista
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
"No despilfarres tu tiempo con gente insustancial"
27/08/2011 - Tengo 86 años. Nací en Boston y vivo en Barcelona. Soy doctor en genética, asesoro a la unidad de genómica del hospital de Sant Pau.Tengo tres hijos (60, 55 y 36), siete nietos y una novia 40 años menor.Voto a Obama. Soy judío ateo. Mis 10 000 alumnos son mi orgullo.
Foto: Roser Vilallonga
Trombosis
El doctor Stone está jubilado, pero es una institución en el hospital de San Pau de Barcelona, adonde sigue acudiendo cada mañana para ayudar con su ciencia y sabiduría: el departamento de genética de la trombosis y las enfermedades complejas ha alcanzado relieve internacional (a través de su proyecto Gait) gracias a las aportaciones metodológicas y científicas de Stone, figura de gran prestigio en las universidades de la Costa Oeste de Estados Unidos. Me lo presenta el doctor Joan Carles Souto (responsable de la Unitat d'Hemostàsia i Trombosi de l'hospital de la Santa Creu i Sant Pau), que me pondera la calidad humana –que puedo corroborar– y la categoría científica de Stone.
Hace mucho que vive en España?
Desde que me hicieron la vida imposible en la Universidad de Madison, a fines de los 60.
¿Por qué le hacían la vida imposible?
Por la guerra del Vietnam. Mi universidad fue tomada por militares. Me rebelé, como profesor: me manifesté con los estudiantes.
Y le llamaron al orden.
El rector me propuso un año sabático.
Aún le salió bien...
Porque yo tenía prestigio: durante la campaña del Pacífico fui capitán del LCI 745, navío de la armada norteamericana.
¿Y eso? Debía de ser muy joven...
Con 18 años estudiaba biología en la universidad. Tras el ataque de Pearl Harbor, interrumpí la carrera para combatir los totalitarismos: me alisté como marine. Fui el oficial más joven del barco, y acabé como capitán.
¿Qué fue lo peor?
Los kamikazes nipones lanzándose contra el barco... ¡Pasé mucho miedo!
¿Y lo mejor?
En aquellos 18 meses en el barco aprendí más que en toda mi vida: allí había ingenieros, carpinteros, cocineros, electricistas, de todo... ¡Fue mi gran universidad!
Debió de retornar como un héroe...
Sí, aunque por poco vuelvo deshonrado.
¿Por qué?
De vuelta a casa, hago escala en la bahía de Honolulu. Por morse me dicen que el almirante Nimitz exige que identifique a todos los tripulantes. Pienso que es broma y dicto: "¡Jódete, Nimitz!". Pero sí, sí, era él...
¡El almirante de la flota del Pacífico!
Me arrestó, me leyó la cartilla en el Missouri, me amenazó con lo peor... Pero al final me perdonó.
Es usted hombre de suerte.
Pues sí. A veces me preguntan: "¿Qué hace usted para estar tan vital a su edad?".
Iba yo a preguntárselo...
"¡Escogí bien a mis padres, ja, ja!", respondo. ¡O sea, que la suerte es muy importante!
¿Qué hizo al regresar de la guerra?
Estudiar... y tener algunas amantes, alguna de ellas compartida con JFK, ja, ja...
¿El presidente Kennedy?
Aún no era presidente, claro: como compañeros de estudios en Boston tuvimos amistades comunes... Esa chica era una prostituta de alcurnia... pero es que yo le caía bien.
¿Qué estudió usted?
En 1948 me inscribí en los primeros estudios de genética, ¡y me apasionaron! Y he dedicado a ello toda mi vida.
¿Qué fue lo que le atrajo de la genética?
Investigar algo que intuí que podría mejorar la vida de las personas.
Y acertó.
He investigado con científicos que han merecido el Nobel, cinco de ellos íntimos amigos míos, más otros cinco que son colegas.
¿A quién ha admirado más?
A Joshua Lederberg, amigo y genio. Le dan el Nobel a los 33 años, ¿y sabe que me suelta?: "Demasiado joven, demasiado pronto".
¿Por qué eligió usted España para pasar aquel año sabático?
En 1970 era un país al que yo podía aportar algo en investigación, la genética. Y elegí Barcelona porque tiene mar. Aquí conocí a una catalana, Carmen, mi segunda mujer, y me quedé. Acababa de divorciarme de la primera, ¡y eso que su padre, un millonario bostoniano, llegó a ofrecerme un millón de dólares para que me la llevase conmigo!
¡Un millón de dólares!
No me arrepiento: he sido muy feliz aquí con Carmen. Ahora estoy viudo, y con una novia estupenda, 40 años menor que yo.
Buena manera de vivir la vejez.
Soy afortunado. Para la vejez, dos consejos: uno, evita la soledad, busca compañía; dos, haz cosas que te hagan sentir útil a los otros.
¿Y algún consejo para los jóvenes?
¡Sí! Tengo mi "Fórmula Stone para el Éxito" para jóvenes: 1) Disciplina. 2) Enfoque. 3) Pasión. 4) Autoconfianza.
¿Se le ocurre cómo puedo estimular la curiosidad científica en mis hijos?
Envíelos una temporada al extranjero. ¡Ojalá el ministerio de Educación español ofreciese más ayudas a los estudiantes!
¿Qué es lo mejor que ha hecho usted en su vida?
Tener 10.000 alumnos universitarios. Yo he tratado con varios premios Nobel, con Isaac Asimov, con Visconti, con los Kennedy, con Cavalli-Sforza... ¡pero estoy más orgulloso de mis alumnos!
¿En qué ve diferente este mundo de hoy del que vivió usted siendo joven?
Hoy gozamos de mayor longevidad y calidad de vida, pero cada vez estamos más dominados por el poder del dinero concentrado en pocas manos. ¿Ha visto usted el documental Inside job?
No.
Salí indignado del cine: desvela la desvergüenza con que actúan los núcleos de poder, con aquiescencia incluso de decanos de universidad, ¡cosa que me avergüenza!
¿Algún último consejo, doctor Stone?
Sí. Tengo mis "Normas del Juego de la Vida": 1) Tómate lo serio con humor. 2) Tómate el humor en serio. 3) Todo es cuestión de actitud. 4) No temas el amor. 5) Ya reposarás cuando hayas muerto. 6) No despilfarres tu tiempo con gente insustancial. 7) Incumple estas normas cuando te sea necesario.
Anotado.
Y le haré una última confesión: lo mejor de mí... es la gente que me rodea.
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