El retiro de Steve Jobs deja a los medios un legado con futuro incierto. El hombre que reinició la industria de la música desestructurando los álbumes con el iPod, cambiando la forma de poseer y escuchar la música, deja una nueva propuesta para los medios con iPhone y sobre todo con iPad, la tableta que para muchos es el nuevo kiosco de la prensa, tanto diarios como revistas, y una nueva ventana para la televisión.
¿Conseguirá Apple sin Jobs consolidar un nuevo mercado para los medios como lo consiguió iTunes con la música?
Por ahora, las esperanzas de muchos medios están en recrear el quiosco en las aplicaciones.
En The Guardian son optimistas y aventuran que Jobs ha vuelto a enseñar al público a pagar por los contenidos. Pero el paralelismo con iTunes y el iPod es una falacia. Una cosa es oír canciones en un aparato sencillo y con estilo y comprar sólo las que te interesan, sin pagar por todo el álbum. Y otra es pagar por noticias que sólo se leen una vez.
Con la televisión y el cine la comparación es más adecuada. El mercado del entretenimiento se adecúa más a los beneficios de las tabletas y los teléfonos inteligentes.
El iPad es sobre todo un dispositivo para hiperconsumidores, más predispuestos a pagar por el entretenimiento que por la información.
El legado de Jobs está más bien en una vuelta al negocio de los medios de pago con su capacidad para recortar la abundancia de internet -la redención de la inocencia de la gratuidad- y en una propuesta de renovación de los formatos y el producto que resume bien David Carr: los medios se convierten en aplicaciones.
Y con ellas la información deja de ser libre y gratis, como soñó internet y paladines como Google, cada vez más orientados a un nuevo escenario digital donde la plataforma, el dispositivo de acceso a los contenidos y las recomendaciones en las redes sociales son los atajos para no perderse en la saturación digital.
La combinación de aplicaciones, movilidad, diseño táctil y un nuevo interfaz para los contenidos es el legado de Jobs.
Para aprovechar las ventajas del nuevo kiosco de Apple con sus doscientos millones de tarjetas de crédito registradas, los medios informativos no sólo necesitan estar y volver a cobrar aunque sea renunciando a una buena parte de su negocio. Necesitan desarrollar nuevos modelos informativos y de negocio, con un interfaz (diseño, formatos, visualización) adecuada, contenidos de calidad integrados en el tiempo real del flujo social, pero con la suficiente vigencia para sostener la atención.
Aplicaciones como Flipboard, Pulse o Zite enseñan algunos caminos. Las propuestas informativas para las aplicaciones, los móviles y las tabletas, pasan por una edición contextual de los contenidos. Productos donde se tiene en cuenta el tiempo de la información y su vigencia, el momento de consumo de los usuarios, las recomendaciones sociales y el despliegue gráfico y textual más adecuado en función de los elementos informativos.
En la gestión de esos elementos están los criterios y los filtros para navegar la economía de la abundancia y crear los motores de contenidos adecuados para la revolución en el acceso y el consumo de los contenidos que Steve Jobs ha impulsado con los productos estrella de Apple.
Volver al viejo modelo de contenidos y negocio, aunque se digitalice, no es recoger el legado de un visionario. Los nuevos dispositivos requieren medios innovadores.
¿Conseguirá Apple sin Jobs consolidar un nuevo mercado para los medios como lo consiguió iTunes con la música?
Por ahora, las esperanzas de muchos medios están en recrear el quiosco en las aplicaciones.
En The Guardian son optimistas y aventuran que Jobs ha vuelto a enseñar al público a pagar por los contenidos. Pero el paralelismo con iTunes y el iPod es una falacia. Una cosa es oír canciones en un aparato sencillo y con estilo y comprar sólo las que te interesan, sin pagar por todo el álbum. Y otra es pagar por noticias que sólo se leen una vez.
Con la televisión y el cine la comparación es más adecuada. El mercado del entretenimiento se adecúa más a los beneficios de las tabletas y los teléfonos inteligentes.
El iPad es sobre todo un dispositivo para hiperconsumidores, más predispuestos a pagar por el entretenimiento que por la información.
El legado de Jobs está más bien en una vuelta al negocio de los medios de pago con su capacidad para recortar la abundancia de internet -la redención de la inocencia de la gratuidad- y en una propuesta de renovación de los formatos y el producto que resume bien David Carr: los medios se convierten en aplicaciones.
Y con ellas la información deja de ser libre y gratis, como soñó internet y paladines como Google, cada vez más orientados a un nuevo escenario digital donde la plataforma, el dispositivo de acceso a los contenidos y las recomendaciones en las redes sociales son los atajos para no perderse en la saturación digital.
La combinación de aplicaciones, movilidad, diseño táctil y un nuevo interfaz para los contenidos es el legado de Jobs.
Para aprovechar las ventajas del nuevo kiosco de Apple con sus doscientos millones de tarjetas de crédito registradas, los medios informativos no sólo necesitan estar y volver a cobrar aunque sea renunciando a una buena parte de su negocio. Necesitan desarrollar nuevos modelos informativos y de negocio, con un interfaz (diseño, formatos, visualización) adecuada, contenidos de calidad integrados en el tiempo real del flujo social, pero con la suficiente vigencia para sostener la atención.
Aplicaciones como Flipboard, Pulse o Zite enseñan algunos caminos. Las propuestas informativas para las aplicaciones, los móviles y las tabletas, pasan por una edición contextual de los contenidos. Productos donde se tiene en cuenta el tiempo de la información y su vigencia, el momento de consumo de los usuarios, las recomendaciones sociales y el despliegue gráfico y textual más adecuado en función de los elementos informativos.
En la gestión de esos elementos están los criterios y los filtros para navegar la economía de la abundancia y crear los motores de contenidos adecuados para la revolución en el acceso y el consumo de los contenidos que Steve Jobs ha impulsado con los productos estrella de Apple.
Volver al viejo modelo de contenidos y negocio, aunque se digitalice, no es recoger el legado de un visionario. Los nuevos dispositivos requieren medios innovadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario