lunes, 5 de septiembre de 2011

“Vendí mi alma para ser quien soy”

http://www.expansion.com/2011/09/05/entorno/1315174810.html

A sus 45 años, Ignacio Bao tiene la sensación de haber vivido una carrera profesional tan intensa, que apenas cree que le queden retos por cumplir. Su gran objetivo se centra hoy en su familia.

En sus hijos, a cuya infancia tuvo que renunciar por ser quien es. “Es el precio de haber vendido mi alma”, reconoce el presidente de la firma de cazatalentos Signium Internacional.

Identificado por la revista Business Week como uno de los cien headhunters más influyentes del mundo, Ignacio Bao sabe que la suya no es la típica historia del directivo que, desde muy joven, planifica su trayectoria en base a un objetivo profesional. Más bien al contrario, su personalidad como gestor comenzó a forjarse a la fuerza cuando, a los 17 años, su padre, un empresario gallego, falleció y dejó a su mujer e hijos la gestión de varias firmas. Mientras que el resto de sus amigos estaban centrados en las vicisitudes propias de la adolescencia, Bao se vio obligado a compaginar el estudio de Ciencias Económicas y Empresariales, que cursó en la Universidad de Vigo, con un trabajo por cuenta ajena y con la liquidación de las empresas que heredó su familia.

Fue en aquella época cuando aprendió una de las principales lecciones de management que le ha dado la vida: la de que hay que aprender a manejar la adversidad y a convivir con el riesgo. Un aprendizaje que ha aplicado a lo largo de toda su carrera profesional. Lo hizo cuando decidió no aceptar la salida lógica a su carrera (es decir, colocarse en el sector de la banca) y apostó por desarrollar una carrera internacional en la consultora Arthur Andersen; también cuando aceptó un puesto ejecutivo en el ya extinto Instituto Nacional de Industria, justo en una etapa en la que la lucha sindical estaba en su momento álgido. Lo aplicó también cuando, con 29 años, dio un giro a su carrera para dedicarse a la búsqueda directa de directivos de la mano de H. Neumann International o, cuando ya en 2004, decidió dejar la estabilidad que le brindaba su puesto como senior partner de la multinacional Heidrick & Struggles, para poner en marcha: Bao & Partners. “Soy una persona que se ha hecho a sí misma. Lo que sé lo aprendí a través de la experiencia, no lo estudié en universidades extranjeras ni en prestigiosas escuelas de negocios”, dice el directivo, que hoy preside Signium International, una compañía presente en 26 países, que gestiona cada año un millar de contrataciones de altos directivos y que, en 2010, facturó cuatro millones de euros en España.

¿Y qué aprendió a lo largo de su trayectoria profesional? “Entendí que el directivo debe tratar dignamente a las personas. No se pueden tomar decisiones a la ligera, cuando afectan directamente a los empleados”. En el plano más íntimo, aprendió que “se puede tener la carrera profesional más rica y no ser feliz. El verdadero lujo no está en el dinero, sino en el tiempo”. Y añade: “La agenda te marca la vida y por ella renuncias a la libertad. Pero ahora soy capaz de planificarla y de tener tiempo para mí, mis hijos y mi pareja. Ahora, después de tanto trabajo, estoy aprendiendo a disfrutar de mi tiempo libre”, concluye.



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