Los seres humanos siempre estamos expresando nuestro estado emocional, si
no es con palabras, lo hacemos (la mayoría de las veces) mediante la
comunicación no verbal; expresiones faciales (macro y micro), gestos,
movimientos, posturas, tono y volumen de la voz.
Sin embargo, no todos tienen la misma facilidad para percibir e interpretar el estado emocional de las personas que tienen enfrente.
Seguramente te has dado cuenta de lo anterior, días en los que estás
triste e inmediatamente algún conocido te pregunta ¿Estás bien?, ¿Qué te
pasa?, ¿Te puedo ayudar en algo? Por otro lado, otras personas (y quizá
más cercanas: familiares o amigos) no tienen la menor idea del pesar
por el que estás pasando. Claro que si estuvieras llorando todos se
darían cuenta de tu sentir, pero a veces basta con disimular un poco
para que la emoción pase inadvertida ante la mayoría ¿Por qué?, porque
la gran mayoría no estamos prestando atención, escuchamos y vemos a la
persona, pero nuestra mente no solo está en esa conversación, sino en
muchos otros lugares.
Hace algunos años y con motivo de una
reunión de varios científico y filósofos con el Dalai Lama, Paul Ekman
sometió a dos monjes tibetanos a diferentes pruebas: “Los resultados
de los experimentos dirigidos por Ekman fueron los siguientes: La
capacidad de reconocimiento de las señales ultrarrápidas de la emoción
evidenciadas por Oser y otro meditador avanzado occidental…se hallaba
dos desviaciones estándar por encima de la media…su puntuación es muy
superior a la de los policías, los abogados, los psiquiatras, los
aduaneros, los jueces y hasta los agentes del servicios secreto” (Goleman, D 41).
Apenas tres semanas atrás y después un largo periodo de tiempo diciendo que lo iba hacer, empecé a practicar la meditación. Cuando te acercas a esta disciplina, los resultados difundidos por Ekman cobran mucho sentido:
“La primera práctica en el camino
budista de la meditación se llama Shamata. Significa “morar en calma” o
“meditar en la tranquilidad”. Para los budistas meditar consiste en el
acto de concentración en un objeto en particular o en una idea. El
dominio de la práctica de Shamata es esencial para formas de meditación
más elaboradas como Vipassana…Shamata son un conjunto de prácticas de
meditación diseñadas para enfocar y desarrollar voluntariamente la
atención. Su culminación es una atención que puede ser sostenida sin
esfuerzo y que puede mantenerse por mucho tiempo”. (http://www.namaste.com.mx/meditacion_shamata.htm).
Evidentemente, los expertos meditadores
de las investigaciones de Ekman no obtuvieron tan sorprendentes
resultados solo por el Shamata, sino por muchas otras prácticas
meditativas y muchos años de trabajo. El objetivo de este post es
simplemente compartirles una reflexión que vino a mí (un principiante en
esta disciplina) ayer después de asistir a meditar.
El lenguaje corporal es una
ventana abierta a las emociones de cualquier persona y aprender a leer
las emociones nos puede ayudar significativamente en el desarrollo de la
empatía (una cualidad que no abunda y es urgente en nuestros días). Sin
embargo, cuando estamos de frente, platicando, interactuando con otro
individuo, no escuchamos y no observamos (no prestamos atención a esa
ventana): nuestra mente va de prisa, está pensando en el
trabajo, en la junta con el director, en los pendientes, en los planes a
futuro, en los errores del pasado o hasta en la película que pasaran
esta noche, atendemos todo menos a la persona que quizá necesita de
nuestros apoyo, consuelo o consejo.
Shamata es una práctica que nos puede
ayudar a ser más atentos (sin esfuerzo) y por lo tanto, más sensibles a
la emociones ajenas.
Finalmente, es importante recordar que una
correcta interpretación de las emociones, nos ofrece la oportunidad de
mejorar la calidad de nuestra comunicación en el trabajo, en la casa,
en la escuela, con los amigos y hasta con desconocidos.
José Manuel Guevara S.
Twitter: jmguevaras
Fuentes:
Goleman Daniel: Emociones destructivas. Un dialogo científico con el Dalai Lama. Ed. Vergara. Mayo 2003
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