martes, 17 de enero de 2012

Conocemos a una persona por los libros que tiene en su casa

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Conocemos a una persona por los libros que tiene en su casa
El lector interioriza los sentimientos y acciones que experimenta un personaje. (Corbis)
 
Paula Delgado Labrandero  17/01/2012  (06:00h)
La lectura forma parte de nuestra vida y, del mismo modo, parece que nuestra personalidad está intrínsecamente ligada a lo que leemos. El psicólogo inglés Keith Oatley asegura que podemos juzgar a una persona por lo que lee. “Cuando voy a casa de alguien miro los libros que tiene para saber cómo es”, confiesa. Varios de sus experimentos le avalan. 
La lectura transforma nuestra personalidad
Como publica The Sunday Times, el psicólogo inglés determina que la literatura, en primera instancia, altera nuestro carácter y emociones. Y con el tiempo, transforma nuestra propia personalidad.
Para demostrarlo registró los hábitos de lectura de 94 personas y posteriormente evaluó su percepción emocional y cognición social. Oatley determinó que los participantes que habían leído más ficción habían sabido diferenciar mejor los aspectos emocionales de diferentes individuos.
La literatura llega a la conciencia del lector
El psicólogo inglés apunta que las personas que leen ficción son más sociables que el resto y adoptan una concepción más exacta de los sentimientos. La escritora Marta Sanz Pastor, autora de Black, black, black (editorial Anagrama) y finalista del premio Nadal en 2006, considera, como Oatley, que estos lectores “pueden desarrollar una sensibilidad más solidaria, son más conscientes de los demás”, apostilla.
La escritora, amparándose en su experiencia, apunta que la literatura no es un medio de comunicación inofensivo. “Tiene una parte que llega a la conciencia del lector y a su confianza”. En este sentido se muestra clara, es consciente del poder y los peligros que tiene la palabra. “Los escritores sabemos que lo que escribimos puede influir en la conciencia del lector y tenemos que asumir nuestras responsabilidades”.
Sanz Pastor hace examen de conciencia e incide en la necesidad de asumir lo que se escribe. “Cuando tomamos la palabra educamos, creemos que tenemos algo que decir pero sin caer en la ingenuidad, no hay que pensar en que lo que escribas va a poder cambiar las conciencias del mundo, no somos sacerdotes visionarios”, aclara.
El lector se siente identificado con el protagonista
A todos nos ha marcado un libro, ha conseguido cambiar nuestra particular percepción de la vida. Tal vez nos ha hecho más sensibles o ha endurecido nuestro carácter. Los escáneres cerebrales demuestran que el lector interioriza los sentimientos y acciones que experimenta un personaje. Por este motivo, Oatley cree que determinados aspectos de nuestra personalidad han sido previamente formados por un libro. “Cuando leemos algo que ha hecho un protagonista nuestro cerebro responde como si nosotros hubiéramos interpretado la misma acción”, asegura.
El lector interioriza los sentimientos que experimenta el personaje
La autora de Black, black, black recuerda que Sigmund Freud ya lo vaticinó. “Dijo que los textos literarios y los personajes despertaban en el lector diferentes acciones como la identificación con el personaje o no querer reconocerte en él”. La escritora cree que los seres humanos, “además de estar construidos por los textos literarios, lo estamos por las noticias, por el miedo a pagar la hipoteca…”. En este sentido es precavida y asegura que hay que otorgar a la lectura el lugar que le corresponde, “ni más ni menos”, matiza.
Oatley hizo un test de personalidad estándar a un grupo de estudiantes antes de que leyeran el cuento La señora del perrito, de Anton Chejov. Su propósito: demostrar su influencia. El resultado fue claro. Todos se mostraron más comprensivos después de la lectura. “El acto solitario de leer un libro es, de hecho, un ejercicio de interacción humana”, concluye.
Leemos lo que más nos conviene
¿Pero realmente leemos lo que nos gusta o nos gusta lo que leemos? Guillermo Souce, doctor en psicología y profesor de la universidad Carlos III de Madrid, explica que nuestras elecciones marcan cómo somos y qué hacemos. “Existe un proceso de selección previa. Nuestra personalidad lleva a que seleccionemos lo que vemos o leemos y a su vez nos influye, es un proceso bidireccional”, especifica.
Existe un proceso de seleccón previa en lo que leemos
¿Sabemos diferenciarlo? “Cada vez se cuestiona más qué es la realidad. Nuestro cerebro selecciona lo que le interesa, modificamos parte de la información y a veces la completamos con lo que leemos”. El profesor apunta a que interpretamos la realidad de manera distinta en función de nuestros referentes sociales y actitudes. “La realidad se ve modificada en función de las cosas que solemos leer o ver”, justifica.
Cuanto más artística es la pieza, más cambia al lector, apunta Oatley. "El hemisferio creativo de nuestro cerebro está relacionado directamente con nuestras emociones, atendemos más a una información que a otra. Si lo que leemos tiene contenido emocional va a cambiarnos más. Es una información que no se nos olvida, lo que nos llega emocionalmente se nos queda pero lo deformaremos e interpretaremos en nuestro propio beneficio”, aclara Souce.


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