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Emprender es organizar los recursos para producir bienes y
servicios, logrando que todos los que participan den lo mejor de sí. No
es sólo un asunto de administración, ciencia y tecnología. Los bienes
deben ser creados al servicio de todos según el plan del gran Creador.
La Co-creación. ¿Quién
fue el primer emprendedor? Dios de la nada creó al mundo y al hombre a
su imagen y semejanza. El creador es el mejor imitador de Dios en la
tierra. Es su huella y su obra maestra.
Nadie lo
superó como emprendedor. Hizo el cosmos de la nada, organizó sus
partes, estableció las leyes que lo rigen, produjo seres y obras
sorprendentes.
Su emprendimiento más exitoso fue co-crear la evolución con el hombre.
El
emprendedor se acopló. Descubrió el secreto de descansar trabajando y
de trabajar descansando, la conexión entre acción-contemplación,
producción y descanso. No hay armonía si en el trabajo o el ocio no hay
alegría.
Los dependientes del emprendedor participan en la
construcción, procreando con él las generaciones que vendrán e
interviniendo en la producción.
El Creador no
transfirió el mundo para que otros fueran sus dueños, sino para que lo
administren. La propiedad privada se basa en un destino común. La
división ricos y pobres impide que la producción cumpla su función
social.
El colaborador como inversión. Cada
hombre es una fuente potencial e inagotable de colaboración y
creatividad. Si el empleado sólo cumple órdenes se atrofia su capacidad.
Un buen emprendedor es el que despierta su iniciativa y voluntad para
entregar sus mejores ideas a la empresa, propicia una organización que
le permite disfrutar, abre un espacio a la espiritualidad, produce un
patrimonio de entusiasmo y unidad, aumenta la productividad y la lealtad
de los clientes internos y externos. Motivando esa
adhesión libre gana su solidaridad transmitiendo sus valores y aportes a
la sociedad. Los sindicatos deben apoyar iniciativas de educación y
autoeducación, para que el trabajador no sólo tenga más, sino para que
pueda realizarse
El
emprendimiento más famoso de Dios fue en Egipto. Al escuchar los gemidos
del pueblo intervino para arrancarlos del dominio del Faraón. No quería
un pueblo de esclavos. Realizó el Éxodo para conducirlos a una tierra
de libertad. Les entregó leyes para que vivieran practicando la justicia
sin caer la miseria, que es el terreno propicio para la esclavitud.
El
ser emprendedor trata al otro como hermano. Lo selecciona según la
finalidad, pero fomenta la seguridad social y la previsión de las
catástrofes. Así se expresa la fraternidad, siendo un Yo y un Nosotros.
El centro es la familia.
Empresa y familia conforman una alianza: se necesitan y se
complementan, uno no puede crecer sin el otro. Lo opuesto es afirmar
ante un despido: “al menos ahora podré dedicarme a mi familia”.
La
fascinación por el dinero le hace olvidar el sentido profundo de
familia. Consume su energía en proyectos financieros. Al dedicarle poco
tiempo deteriora su capacidad. Le resulta difícil escuchar,
concentrarse, estudiar y esperar: actitudes indispensables en la
gestión.
Al descontento y reclamo familiar se agrega el de sus
superiores, pares o subordinados. Familia y empresa se acusarán de
conspirar contra el bien del otro. Un fin de semana cargado de tareas da
cuenta de eso. Empresa no es familia ni familia es empresa, pero el
bien de uno implica el del otro.
La familia tiene como misión,
engendrar la vida, formar personas, priorizar su bienestar, crear un
espacio de respeto y de confianza que potencie su riqueza. Si la
familia está a la altura, ese patrimonio se transfiere a las empresas en
que trabajan. Compartiendo bienes y destino, aceptando límites, y
acatando las decisiones; sus miembros reproducirán esos valores a favor
de las empresas. No es filantropía: la productividad empresaria depende
de la calidad de vida familiar. Cónyuge e hijos captan si el regreso a
casa es entusiasta, optimista, deseoso de compartir experiencias e
insertarse en sus proyectos y actividades.
Una familia que respeta
los principios de autoridad, fidelidad, solidaridad y participación.
crea una buena comunicación, evalúa virtudes y defectos, fortalezas y
debilidades, prioriza la reconciliación y el perdón sobre las rupturas y
rechazos definitivos. Lo que afecta a uno, afecta a todos.
Familia, mi primera empresa.
Primera al asignar mi tiempo, en mi jerarquía y en mi presencia física y
enriquecedora. La imagen paterna crea los valores con los cuales los
hijos enfrentan el mundo.
No hay
que ser un padre ausente o presente sólo en los peores momentos; un
padre que provoca, por cansancio o alteración, más reproche y temor que
confianza e imitación; un padre que pierde autoridad, porque la
autoridad se identifica con el servicio, y el servicio requiere
cercanía, escucha y afectuosidad; un padre que, aún sin proponérselo,
parece ver en sus hijos más un problema que un regalo, más un gravamen
que una riqueza.
Durante milenios la familia fue una
empresa productiva, que valoraba la fecundidad, la fidelidad y la
jerarquía. Urbanización e industria disociaron la unidad
empresa-familia, que renació con los miniemprendimientos familiares. El
gran desafío es armonizar el modelo empresa y el modelo familia.
El
buen emprendedor estudia mercados, optimiza procesos de producción,
obtiene información actualizada, desarrolla una visión de progreso,
analiza las estrategias, se deja estimular por la competencia, escoge a
su personal con criterio de excelencia y de solidaridad, delega
responsabilidades, exige rendición de cuentas. A su empresa le entrega
todo el tiempo necesario.
Ahora se le pide que haga lo mismo con
su familia: presencia, proyecto, estrategia, autoridad, interés
personal, perseverancia y diálogo con el “mini-sindicato” infantil. La
familia quiere alegrarse y enorgullecerse de tener padres exitosos. La
mejor manera de hacerlo es formar una familia feliz. Pequeñas y medianas
empresas proveen la mayor parte de los empleos. El emprendedor es un
creador de la historia. El presente y futuro de millones de familias se
ligan al desarrollo y optimización de empresas productivas. Visión,
estudio, eficiencia, coraje, fortaleza, honradez, imaginación, capacidad
de servicio y de comunión: son los desafíos del presente.
YO S.A. El
ciudadano del futuro deberá enfrentar el drama del empleo en extinción.
200 años desde la revolución industrial forjaron la mentalidad de
empleado, pero un despido destruye años de trabajo.
Hoy se rinde
culto a la tercerización. Agotado el modelo de empleo de por vida a la
japonesa cada individuo debe potenciar la creación de su YO S.A.
No
es con el voluntarismo como se vence al desempleo, es creando el
propio trabajo reinventándolo. Según el Ministerio de Trabajo de EEUU el
principal empleador de la economía será uno mismo, como derivado de la
economía de la información. El éxito depende de combinar ideas
creativas, curiosidad por aprender y habilidad para actuar. Cuando Dios
creó al mundo dejó un rompecabezas para armar. En lugar de proveer el
pan, dio trigo; en vez de ladrillos, la arcilla. El emprendedor inventó
el pan y los ladrillos.
En los
orígenes se vivía de la caza, la riqueza surgió al generar un excedente.
Hace 10.000 años un emprendedor inventó la semilla y logró dominar a la
naturaleza en lugar de acatar sus designios. Así el hombre se pudo
arraigar.
Destruir es más fácil que crear, se puede
destruir algo en un segundo, en cambio los proyectos demandan tiempo y
esfuerzo y nunca se cumplen en un 100%. El hombre no simpatiza con el
cambio, cuando comienza a disfrutar de lo nuevo, un innovador lo supera,
debe crear algo y destruir la idea que ya no sirve. No hay creación sin
destrucción creativa. La paradoja es el beneficio para la sociedad,
bajo la forma del progreso.
En innovación hay etapas de
experimentación, gestión, competencia y consolidación. Al principio hay
tecnología y falta método: la radio recién fue rentable cuando se
financió con publicidad y la electricidad cuando se dejó de cobrar una
cuota fija a todos, y se cobró por consumo.
Para innovar hay que
imaginar, como dijo Víctor Hugo “las que arrastran al mundo no son las
máquinas sino las ideas”. Los hombres pasan, las instituciones quedan,
pero el ser emprendedor se inmortaliza creando organizaciones
inteligentes que discontinúan, crean y aceleran el cambio.
El
emprendedor es un cocreador. No observa pasivamente, cree con fe
emprendedora que lo definitivo es sólo momentáneo, reconfigurable,
y virtual por excelencia. No viene del pasado sino del futuro, retorna
de sus proyectos a la tarea diaria. El porvenir lo construye
convirtiendo sucesos que no dependen de él en tareas que inventa para
operar sobre la realidad.
Sin innovación nos sometemos al mandato
del pasado, renunciamos al presente, no aceptamos el desafío de
enriquecerlo. Renovarse es vivir, evitar la pérdida de flexibilidad ante
las oportunidades o no saber eliminar paradigmas que nos rigen de
manera silenciosa. Para renacer, reinventar y revolucionar, hay que
dejar lo que no sirve, para que crezca lo que puede ser. Siempre que se
gana se pierde algo; si se cierra una puerta se abre otra. Algo anda
mal: cuando ganamos experiencia perdemos imaginación.
Inteligencias complementarias. Hay un capital invisible llamado autoestima, sin el cual emprender es imposible. Un creaCtor
une los procesos creativos y ejecutivos. Inteligencia emocional es
conocer y administrar las emociones propias. Inteligencia social es
conocer y administrar las relaciones con los demás. La fuente de la
energía es espiritual, surge al conocerse a sí mismo. Creatividad e
innovación la potencian. El emprendedor no nace se hace, debe aprender a
aprender y a emprender.
La
clave es descubrir al genio interior que lo habita, en el marco de las
inteligencias múltiples. Eso genera el empowerment, el poder interno
cuya brújula es la voz interior. Para convertir la fuerza espiritual en
logro material y que la energía no se bloquee precisa inteligencias
complementarias.
La
inteligencia emocional es la diaria, le brinda el soporte de las
emociones. La inteligencia creativa aporta las ideas y la estratégica le
permite planear: dónde estaba ayer, dónde estoy hoy, dónde quiero estar
mañana, cómo haré para conseguirlo. De una idea inmaterial nacerá el
proyecto que ejecutará.
En cuanto a imagen y semejanza
hay que incluir a la comunidad. El emprendedor social creó medios para
enfrentar al capitalismo financiero. Cuando no hay dinero en los hogares
la familia se aleja de la sociedad de consumo. Nuevas herramientas
como canjes, alianzas estrategias, bancos de tiempo, marketing digital,
fábrica de ideas, franquicias sociales, son monedas complementarias
basadas en el valor del trabajo y de la creatividad.
Optimizan el
triple engranaje de la percepción en la lectura, en la escucha y en la
capacidad de observación. La percepción optimista genera un cerebro que
produce las endorfinas del emprendedor. También debe aprender a
organizarse, administrar el tiempo, distinguir lo importante, los
mínimos vitales que Pareto descubrió en su ley 80/20, y aplicarles la
palanca de Arquímedes con una memoria inteligente, concentración,
capacidad de comunicación e inteligencia para resolver los problemas.
PNL es un modelo para alcanzar objetivos, poder inteligente es querer con eficacia. El BM, Bench marking, permite compararse con el modelo. Para igualarse, se usa la PNL. La perfección nunca se para y nunca se alcanza.
Estas
técnicas se aplican a personas, empresas y países. Al estudiar el
cerebro de Einstein el hardware era igual a un cerebro común, valía por
el software con el que lo hacía funcionar. Las empresas japonesas
mejorando los productos de EEUU hicieron de Japón una potencia.
Finlandia convirtió a la educación en política de estado. PNL+BM
muestran que tenemos los recursos. Pero desarrollo no es lo que tenemos
sino lo que hacemos con eso.
En los 90 las
neurociencias pudieron fotografiar al pensamiento. Advirtieron que el
cerebro es neuroplástico, que se construye en el día a día, que las
emociones valen tanto como las razones y que la inteligencia se puede
potenciar y entrenar. Estos avances no llegaron al sistema educativo
formal. Los que investigaron en el mejor laboratorio que es el aula,
descubrieron que el poder inteligente asocia el corazón con el cerebro.
Las
imágenes neuronales muestran y la experiencia demuestra que nada
detiene al hombre que sabe lo que quiere. Hay que educarlo. Terencio
dijo: “hombre soy, por eso nada de lo humano me es ajeno”. Einstein definió la locura “cómo querer mejorar y seguir haciendo lo mismo”.
Quien
no define o no concreta sus metas debe conocerse, hallar su querer,
detectar sus contradicciones y disonancias cognitivas y revisar cómo
hace lo que hace. Para Nietzche: “los métodos son la mayor riqueza del
hombre”. Anclarse a los mejores momentos es obtener los recursos de una
batería interna que se recarga con cada experiencia. Aprender a usar el
cerebro es mucho mejor que dejarlo en piloto automático, porque le
brindamos una dirección. Como dijo Séneca: “no existen vientos
favorables para el que no sabe a qué puerto quiere llegar”. El ser
emprendedor le da forma a las ideas y las materializa con un proyecto
innovador.
Dr. Horacio Krell Ceo de Ilvem. Contacto horaciokrell@ilvem.com
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