miércoles, 4 de enero de 2012

El ser emprendedor

http://www.emprendedoresnews.com/tips/el-ser-emprendedor.html 


Emprender es organizar los recursos para producir bienes y servicios, logrando que todos los que participan den lo mejor de sí. No es sólo un asunto de administración, ciencia y tecnología. Los bienes deben ser creados al servicio de todos según el plan del gran Creador.
La Co-creación. ¿Quién fue el primer emprendedor? Dios de la nada creó al mundo y al hombre a su imagen y semejanza. El creador es el mejor imitador  de Dios en la tierra. Es su huella y su obra maestra.
Nadie lo superó como emprendedor. Hizo el cosmos de la nada, organizó sus partes, estableció las leyes que lo rigen, produjo seres y obras sorprendentes.
Su emprendimiento más exitoso fue co-crear la evolución con el hombre.
El emprendedor se acopló. Descubrió el secreto de descansar trabajando y de trabajar descansando, la conexión entre acción-contemplación, producción y descanso. No hay armonía si en el trabajo o el ocio no hay alegría.
Los dependientes del emprendedor participan en la construcción, procreando  con él las generaciones que vendrán e interviniendo en la producción.
El Creador no transfirió el mundo para que otros fueran sus dueños, sino para  que lo administren. La propiedad privada se basa en un destino común.  La división ricos y pobres impide que la producción cumpla su función social.
El colaborador como inversión. Cada hombre es una fuente potencial e inagotable de colaboración y creatividad. Si el empleado sólo cumple órdenes se atrofia su capacidad. Un buen emprendedor es el que despierta su iniciativa y voluntad para entregar sus mejores ideas a la empresa, propicia una organización que le permite disfrutar, abre un espacio a la espiritualidad, produce un patrimonio de entusiasmo y unidad, aumenta la productividad y la lealtad de los clientes internos y externos. Motivando esa adhesión libre gana su solidaridad transmitiendo sus valores y aportes a la sociedad. Los sindicatos deben apoyar iniciativas de educación y autoeducación, para que el trabajador no sólo tenga más, sino para que pueda realizarse
El emprendimiento más famoso de Dios fue en Egipto. Al escuchar los gemidos del pueblo intervino para arrancarlos del dominio del Faraón. No quería un pueblo de esclavos. Realizó el Éxodo para conducirlos a una tierra de libertad. Les entregó leyes para que vivieran practicando la justicia sin caer la miseria, que es el terreno propicio para la esclavitud.
El ser emprendedor trata al otro como hermano. Lo selecciona según la finalidad, pero fomenta la seguridad social y la previsión de las catástrofes. Así se expresa la fraternidad, siendo un Yo y un Nosotros.
El centro es la familia. Empresa y familia conforman una alianza: se necesitan y se complementan, uno no puede crecer sin el otro. Lo opuesto es afirmar ante un despido: “al menos ahora podré dedicarme a mi familia”.
La fascinación por el dinero le hace olvidar el sentido profundo de familia. Consume su energía en proyectos financieros. Al dedicarle poco tiempo deteriora su capacidad. Le resulta difícil escuchar, concentrarse, estudiar y esperar: actitudes indispensables en la gestión.
Al descontento y reclamo familiar se agrega el de sus superiores, pares o subordinados. Familia y empresa se acusarán de conspirar contra el bien del otro. Un fin de semana cargado de tareas da cuenta de eso. Empresa no es familia ni familia es empresa, pero el bien de uno implica el del otro.
La familia tiene como misión, engendrar la vida, formar personas, priorizar su bienestar, crear un espacio de respeto y de confianza que potencie su riqueza.  Si la familia está a la altura, ese patrimonio se transfiere a las empresas en que trabajan. Compartiendo bienes y destino, aceptando límites, y acatando las decisiones; sus miembros reproducirán esos valores a favor de las empresas. No es filantropía: la productividad empresaria depende de la calidad de vida familiar. Cónyuge e hijos captan si el regreso a casa es entusiasta, optimista, deseoso de compartir experiencias e insertarse en sus proyectos y actividades.
Una familia que respeta los principios de autoridad, fidelidad, solidaridad y participación. crea una buena comunicación, evalúa virtudes y defectos, fortalezas y debilidades, prioriza la reconciliación y el perdón sobre las rupturas y rechazos definitivos. Lo que afecta a uno, afecta a todos.
Familia, mi primera empresa. Primera al asignar mi tiempo, en mi jerarquía y en mi presencia física y enriquecedora. La imagen paterna crea los valores con los cuales los hijos enfrentan el mundo.
No hay que ser un padre ausente o presente sólo en los peores momentos; un padre que provoca, por cansancio o alteración, más reproche y temor que confianza e imitación; un padre que pierde autoridad, porque la autoridad se identifica con el servicio, y el servicio requiere cercanía, escucha y afectuosidad; un padre que, aún sin proponérselo, parece ver en sus hijos más un problema que un regalo, más un gravamen que una riqueza. 
Durante milenios la familia fue una empresa productiva, que valoraba la fecundidad, la fidelidad y la jerarquía. Urbanización e industria disociaron la unidad empresa-familia, que renació con los miniemprendimientos familiares. El gran desafío es armonizar el modelo empresa y el modelo familia.
El buen emprendedor estudia mercados, optimiza procesos de producción, obtiene información actualizada, desarrolla una visión de progreso, analiza las estrategias, se deja estimular por la competencia, escoge a su personal con criterio de excelencia y de solidaridad, delega responsabilidades, exige rendición de cuentas. A su empresa le entrega todo el tiempo necesario.
Ahora se le pide que haga lo mismo con su familia: presencia, proyecto, estrategia, autoridad, interés personal, perseverancia y diálogo con el “mini-sindicato” infantil. La familia quiere alegrarse y enorgullecerse de tener padres exitosos. La mejor manera de hacerlo es formar una familia feliz. Pequeñas y medianas empresas proveen la mayor parte de los empleos. El emprendedor es un creador de la historia. El presente y futuro de millones de familias se ligan al desarrollo y optimización de empresas productivas. Visión, estudio, eficiencia, coraje, fortaleza, honradez, imaginación, capacidad de servicio y de comunión: son los desafíos del presente.
YO S.A.  El ciudadano del futuro deberá enfrentar el drama del empleo en extinción. 200 años desde la revolución industrial forjaron la mentalidad de empleado, pero un despido destruye años de trabajo.
Hoy se rinde culto a la tercerización. Agotado el modelo de empleo de por vida a la japonesa cada individuo debe potenciar la creación de su YO S.A.
No es con el voluntarismo  como se vence al desempleo, es creando el propio trabajo reinventándolo. Según el Ministerio de Trabajo de EEUU el principal empleador de la economía será uno mismo, como derivado de la economía de la información.  El éxito depende de combinar ideas creativas, curiosidad por aprender y habilidad para actuar. Cuando Dios creó al mundo dejó un rompecabezas para armar. En lugar de proveer el pan, dio trigo; en vez de ladrillos, la arcilla. El emprendedor inventó el  pan y los ladrillos.
En los orígenes se vivía de la caza, la riqueza surgió al generar un excedente. Hace 10.000 años un emprendedor inventó la semilla y logró dominar a la naturaleza en lugar de acatar sus designios. Así el hombre se pudo arraigar.
Destruir es más fácil que crear, se puede destruir algo en un segundo, en cambio los proyectos demandan tiempo y esfuerzo y  nunca se cumplen en un 100%. El hombre no simpatiza con el cambio, cuando comienza a disfrutar de lo nuevo, un innovador lo supera, debe crear algo y destruir la idea que ya no sirve. No hay creación sin destrucción creativa.  La paradoja es el beneficio para la sociedad, bajo la forma del progreso.
En innovación hay etapas de experimentación, gestión, competencia y consolidación. Al principio hay tecnología y falta método: la radio recién fue rentable cuando se financió con publicidad y la electricidad cuando se dejó de cobrar una cuota fija a todos, y se cobró por consumo.
Para innovar hay que imaginar, como dijo Víctor Hugo “las que arrastran al mundo no son las máquinas sino las ideas”. Los hombres pasan, las instituciones quedan, pero el ser emprendedor se inmortaliza creando organizaciones inteligentes que discontinúan, crean y aceleran el cambio.
El emprendedor es un cocreador. No observa pasivamente, cree con  fe emprendedora que lo definitivo es sólo momentáneo,  reconfigurable, y virtual por excelencia. No viene del pasado sino del futuro, retorna de sus proyectos a la tarea diaria.  El porvenir lo construye convirtiendo sucesos que no dependen de él en tareas que inventa  para operar sobre la realidad.
Sin innovación nos sometemos al mandato del pasado, renunciamos al presente, no aceptamos el desafío de enriquecerlo. Renovarse es vivir, evitar la pérdida de flexibilidad ante las oportunidades o no saber eliminar paradigmas que nos rigen de manera silenciosa. Para renacer, reinventar y revolucionar, hay que dejar lo que no sirve, para que crezca lo que puede ser. Siempre que se gana se pierde algo; si se cierra una puerta se abre otra. Algo anda mal: cuando ganamos experiencia perdemos imaginación.
Inteligencias complementarias. Hay un capital invisible llamado autoestima, sin el cual emprender es imposible. Un creaCtor une los procesos creativos y ejecutivos. Inteligencia emocional es conocer y administrar las emociones propias. Inteligencia social es conocer y administrar las relaciones con los demás. La fuente de la energía es espiritual, surge al conocerse a sí mismo. Creatividad e innovación la potencian. El emprendedor no nace se hace, debe aprender a aprender y a emprender.
La clave es descubrir al genio interior que lo habita, en el marco de las inteligencias múltiples. Eso genera el empowerment, el poder interno cuya brújula es la voz interior. Para convertir la fuerza espiritual en logro material y que la energía no se bloquee precisa inteligencias complementarias.
La inteligencia emocional es la diaria, le brinda el soporte de las emociones. La inteligencia creativa aporta las ideas y la estratégica le permite planear: dónde estaba ayer, dónde estoy hoy, dónde quiero estar mañana, cómo haré para conseguirlo. De una idea inmaterial nacerá el proyecto que ejecutará.
En cuanto a imagen y semejanza hay que incluir a la comunidad. El emprendedor social creó medios para enfrentar al capitalismo financiero. Cuando no hay dinero en los hogares la familia se aleja de la sociedad de consumo. Nuevas herramientas como  canjes, alianzas estrategias, bancos de tiempo, marketing digital, fábrica de ideas, franquicias sociales, son monedas complementarias basadas en el valor del trabajo y de la creatividad.
Optimizan el triple engranaje de la percepción en la lectura, en la escucha y en la capacidad de observación. La percepción optimista genera un cerebro que produce las endorfinas del emprendedor. También debe aprender a organizarse, administrar el tiempo, distinguir lo importante, los mínimos vitales que Pareto descubrió en su ley 80/20, y aplicarles la palanca de Arquímedes con una memoria inteligente, concentración, capacidad de comunicación e inteligencia para resolver los problemas.
PNL es un modelo para alcanzar objetivos, poder inteligente es querer con eficacia. El BM, Bench marking, permite compararse con el modelo. Para igualarse, se usa la PNL. La perfección nunca se para y nunca se alcanza.
Estas  técnicas se aplican a personas, empresas y países. Al estudiar el cerebro de Einstein el hardware era igual a un cerebro común, valía por el software con el que lo hacía funcionar. Las empresas japonesas mejorando los productos de EEUU hicieron de Japón una potencia. Finlandia convirtió a la educación en política de estado.  PNL+BM muestran que tenemos los recursos. Pero desarrollo no es lo que tenemos sino lo que hacemos con eso.
En los 90 las neurociencias pudieron fotografiar al pensamiento. Advirtieron que el cerebro es neuroplástico, que se construye en el día a día, que las emociones valen tanto como las razones y que la inteligencia se puede potenciar y entrenar. Estos avances no llegaron al sistema educativo formal. Los que investigaron en el mejor laboratorio que es el aula, descubrieron que el poder inteligente asocia el corazón con el  cerebro.
Las imágenes neuronales muestran y la experiencia demuestra que nada detiene al hombre que sabe lo que quiere. Hay que educarlo. Terencio dijo: “hombre soy, por eso nada de lo humano me es ajeno”. Einstein definió la locura “cómo querer mejorar y seguir haciendo lo mismo”.
Quien no define o no concreta sus metas debe conocerse, hallar su querer, detectar sus contradicciones y disonancias cognitivas y revisar cómo hace lo que hace. Para Nietzche: “los métodos son la mayor riqueza del hombre”. Anclarse a los mejores momentos es obtener los recursos de una batería interna que se recarga con cada experiencia. Aprender a usar el cerebro es mucho mejor que dejarlo en piloto automático, porque le brindamos una dirección. Como dijo Séneca: “no existen vientos favorables para el que no sabe a qué puerto quiere llegar”. El ser emprendedor le da forma a las ideas y las materializa con un proyecto innovador.
Dr. Horacio Krell Ceo de Ilvem. Contacto horaciokrell@ilvem.com

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