http://alcione.cl/wp2/?p=1900
Si en la estación yo pido un boleto,
la persona que atiende me dirá: “¿Hacia dónde?”. Si yo le respondo: “A
todas partes”, él sacudirá sus hombros y me dirá que visite a un
doctor. Esta persona puede no saber que está actuando bajo la Ley de Actualización Selectiva,
lo que significa que no se pueden actualizar todas las posibilidades
que están abiertas en un momento dado. Aún, si no hacemos la selección
conscientemente, algo la hará por nosotros y al final del viaje,
habremos llegado a un destino y todos los otros que eran posibles al
momento de la partida, serán ahora ‘podrían haber sido’.
Debemos comprender el significado de la
actualización selectiva, si queremos hacer un mejor uso de nuestras
posibilidades. Cuando era joven, descubrí que tenía un don para los
idiomas y aprendí una docena o más sin dificultad. Entonces, comencé a
estudiar Chino y puedo recordar vívidamente el momento cuando me quedó
claro que si yo quería aprender Chino en forma apropiada, debería
abandonar muchas otras cosas que yo deseaba hacer. Yo abandoné el
idioma Chino, diciéndome: “Si yo vivo hasta los cien años, nunca voy a
aprender Chino”. Alrededor de ese mismo tiempo, tuve la posibilidad de
entrar en política y viajar al Este y nuevamente tomé mi decisión,
dándome cuenta que nunca llegaría a ser un Ministro de Gobierno. En ese
momento, yo había tomado la decisión que yo quería la transformación
más que ninguna otra cosa y estaba preparado para abandonar otras
posibilidades para lograrlo. Había, sin embargo, mucha vaguedad y
demasiada imaginación en mi actitud hacia la transformación y no fue
hasta muchos años después, que yo comencé a ver por mi mismo que
implicaba realmente la elección. Cuando hice la elección, yo estaba
estudiando con P. D. Ouspensky, quien insistía en clarificar nuestro
objetivo. El me destacó que no tenemos base para decidir lo que está
‘bien’ de lo que está ‘mal’ para nosotros. Yo no puedo decirle a la
persona que vende boletos, que me ha dado el boleto ‘equivocado’ a
menos, que yo sepa donde quiero ir. Aún si decimos que existe una
moralidad objetiva, que hace que algunas acciones sean buenas y otras
malas: Esto me afecta sólo si yo quiero ser un hombre ‘bueno’, o si
quiero aparecer bueno a los ojos de mis vecinos. Si no tengo ningún
objetivo: “Dios y el Demonio no son para tomarlos en cuenta”.
Habitualmente, los principiantes en el
camino a la transformación, formulan sus objetivos en términos demasiado
elevados y demasiado vagos, para dar una base de elección. Debemos
tener una idea de la conexión entre metas y medios. Si queremos tener
una vejez alegre, es casi seguro que debemos estar preparados para
trabajar duro. Si queremos ser libres, tenemos que sobreponernos a
nuestros gustos y aversiones. Si queremos ser sanos, debemos mantener
nuestro cuerpo bajo control. Si deseamos adquirir un alma, debemos
cultivar la unidad de propósito. Si aspiramos a la perfección, debemos
estar preparados para sacrificar ‘todo lo que esté en el camino’,
incluyendo a nosotros mismos. Es mucho mejor elegir un objetivo que
podamos comprender y del cual estemos seguros que uno que no sea más que
una esperanza piadosa.
La formulación de un objetivo es la
primera prueba de sinceridad. Yo he citado el ejemplo de la señora que
deseaba ser libre de ella misma pero que no podía sacrificar una taza de
té. Nosotros constantemente nos mentimos acerca de lo que realmente
queremos: Pero es inútil torturarse a uno mismo con auto – acusaciones.
Si no podemos ser sinceros y deseamos serlo, sólo podemos decir que
esto es un objetivo a ser alcanzado en el futuro. No podemos ser
sinceros ‘a medida’.
No obstante, debemos estar claros en
cuanto a lo que realmente queremos y tratar de decidir si estamos
preparados para pagar el precio.
2. LINEAS DE TRABAJO
Mucha gente imagina que su meta
(objetivo) en la vida es ‘ayudar a la humanidad’ o ‘hacer la Voluntad de
Dios’. Como ellos no pueden saber qué es lo que necesita la humanidad y
cuál es la Voluntad de Dios, estos objetivos son lo suficientemente
seguros; pero habitualmente están impregnados de auto – engaño.
Gurdjieff dijo: “Si Ud. desea ser un buen altruista, Ud. debe aprender
primero a ser un buen egoísta.” Si queremos ayudar a los demás, primero
que todo debemos aprender a ayudarnos a nosotros mismos. La verdad es
que la naturaleza humana está construida de tal manera que ni el egoísmo
ni el altruismo se pueden lograr separadamente. Nosotros de los demás y
ellos necesitan de nosotros.
Esta no es la historia completa.
Nosotros podemos no saber qué significa ‘la Voluntad de Dios’; pero
podemos estar bastante seguros que la humanidad existe para servir a
algún propósito y que no llegaremos muy lejos, si ignoramos nuestro
propio lugar en ‘esquema de las cosas’. Así como el egoísmo es limitado
en su ámbito, también lo es el perseguir un objetivo estrecho y
sectario que aislaría a un grupo del resto de la humanidad. Esto no es
obvio en lo absoluto, ni tampoco aceptable para todos, pero si partimos
con la esperanza de transformación, debemos suponer que existe un Gran
Propósito en nuestra existencia. De otra manera, la transformación no
tendría significado.
De tales consideraciones, podemos llegar
a la conclusión que una meta objetivamente válida en la vida, debe
combinar tres objetivos distintos:
- Perfeccionarnos hasta donde sea posible.
- Ayudar a los demás.
- Servir el propósito de nuestra existencia.
Gurdjieff llamaba a los objetivos
anteriores, ‘Tres Líneas de Trabajo’. Yo no sé de dónde se originó el
esquema, pero durante los ‘cuarenta y tantos’ años en que yo la escuché
por primera vez, yo he crecido más y más, en el convencimiento que es la
única base sólida para la planificación de nuestra vida.
Es interesante comparar este esquema con
las ‘Tres Disciplinas’ de Shivapuri Baba, que juntas forman o
constituyen lo que él llamó Swadharma o el Correcto Vivir.
- Disciplina Corporal. Cuidado del cuerpo. El deber hacia uno mismo, hacia nuestra familia y hacia la sociedad a la que uno pertenece.
- Disciplina Moral. Práctica de las virtudes inculcadas en el Bhagavad Gita. Liberarse a uno mismo de la esclavitud del gusto y la aversión. El fortalecimiento y la purificación de la mente.
- Disciplina Espiritual. La búsqueda de la Verdad o Dios. Meditación de la Realidad Última. Abandono de todos los apegos.
En este esquema, la ayuda a los
demás y el servicio, ocupan un lugar menor. “¡Piensen solamente en
Dios! Saquen todo otro pensamiento de su mente”, era el gran precepto
del hombre viejo. Pienso que cuando comparamos con las tres líneas de
Gurdjieff, vemos que Oriente y Occidente difieren en su actitud hacia el
objetivo de su existencia. El Oriente ve la vida como un mal del cual
debemos buscar la liberación. Occidente ve la vida como un campo en
cual debemos buscar la plenitud. La contradicción es fuerte, pero no es
consecuencia que uno sea válido y que otro sea erróneo. Existe una
diferencia muy pequeña, en la selección de posibilidades, que se pueden
hacer de acuerdo con el esquema que uno adopta.
No es la filosofía de la vida de uno la
que importa, sino la forma que uno lleva a la práctica esa filosofía.
Una filosofía de egoísmo puro, que se siga en forma consistente e
inteligente, nos llevaría a darnos cuenta que el bien de nosotros es
inseparable de aquel de otros y que ni nosotros ni nuestros vecinos
podemos encontrar una felicidad duradera que no esté en armonía con el
propósito de la existencia. En el otro extremo, ‘la búsqueda de sólo
Dios’, nos va a conducir al descubrimiento que Dios se encuentra en
nosotros y nuestros vecinos — no ‘en una suerte’ de Nirvana abstracto de la mente.
Nosotros, los hombres, estamos dotados de una cantidad limitada de creatividad libre.
Debemos servir a un Gran Propósito pero podemos hacerlo, en parte, a
través de una auto – plenitud. Podemos elegir una tarea para cumplir en
la vida y una vez que la hemos realizado, tratarla como una obligación
sagrada. Se convierte para nosotros en un test de lo correcto y lo
erróneo. Lo que nos ayude a cumplir nuestra tarea, está bien y lo que
la perjudica, está mal. El Shivapuri Baba llamaba a esto el ‘deber de
elección’, es decir, el deber que nos imponemos a nosotros mismos por
nuestra propia elección. Gurdjieff lo llamaba un ‘antojo’ y dijo que su
antojo era llevar a los hombres a una nueva comprensión de Dios. Orage
dijo que su antojo era editar (imprimir) la mejor revista literaria de
Londres. Mi antojo es demostrar que es factible llevar todas las
experiencias humanas posibles dentro de ‘un esquema consistente’ y yo he
intentado esto en El Universo Dramático. No importa que ‘nos
quedemos cortos’ miserablemente en nuestra ambición: El punto es que
tales objetivos o antojos puedan ser consistentes con el esquema
tripartita. Incluso, es posible que un objetivo personal sea una
necesidad, sin la cual ‘Las Tres Líneas de Trabajo’ no tomarán forma
como un estilo de vida. El ‘deber de elección’ puede ser simplemente
aquel de ser una buena esposa, un buen padre o ser ‘un crédito para
nuestra profesión’. Todo lo que se requiere es que seamos realistas y
que lo tomemos con la más absoluta seriedad, como una ‘obligación
sagrada’.
3. ETAPAS DE LA TRANSFORMACION
Uno de los aforismos inscritos en la
Casa de Estudio del Instituto Gurdjieff para el Desarrollo Armonioso
del Hombre era: “Sólo podemos crear condiciones para trabajo, no podemos
hacer su trabajo por Ud.” No era para menospreciar la importancia de
las condiciones, sino para darle énfasis a la diferencia entre lo que
los demás pueden hacer por nosotros y lo que nosotros debemos hacer por
nosotros mismos.
Nosotros ni siquiera podríamos comenzar
si no hubiera evidencias en todo nuestro entorno que gente, antes que
nosotros, ha buscado y encontrado formas de auto – perfección y así, han
dejado para nosotros la imagen del Hombre Perfecto. Nosotros no somos atraídos por principios morales abstractos, sino por un Ideal,
como se encarna en héroes y santos de tiempos pasados. De ellos, las
reglas morales derivan su autoridad y no al revés. Nosotros que somos
Cristianos aceptamos la ética Cristiana, no porque sea lógica o
científica, o porque se haya demostrado que funcione bien en la
práctica – de hecho, muchos podrían afirmar que la ética Cristiana ha
sido un terrible fracaso – sino porque lo vemos ejemplificado en la
vida y hechos de Jesucristo, sus apóstoles y santos que Lo siguieron.
En la misma forma, los Musulmanes, que están bien conscientes de la
ética del Corán (Qur’an) no se aplica en las condiciones de la vida moderna, están dispuestos a aceptar a Mahoma como el Hombre Perfecto – Insan-i Kamil.
Los Budistas ven al Hombre Perfecto en Gotama Buddha; los Judíos, en
Abraham y Moisés; los Parsees en Zoroastro y los Hindúes en Rama o
Krishna.
Estas figuras son lo que Gurdjieff llamaba ‘Sagradas Imágenes’. En
torno a cada una de ellas, vemos una doctrina revelada y una forma de
vida. Lo que no vemos es que cada uno de ellos es una Fuente, de la
cual fluye un torrente de altas energías que hacen posible la
transformación para sus seguidores. Todos los hombres están influidos
por estas energías, aún si han rechazado las Sagradas Imágenes de las
cuales fluyen, y de ésta forma, el potencial interno para la
transformación que existe en todo hombre se forma o toma forma en sus
mentes. Este es el Ideal que llama a cada uno de nosotros, y si la
imagen del Hombre Ideal nos urge a responder, nos encontraremos
embarcados en el camino a la transformación.
Esto no es necesario que ocurra
conscientemente. En un principio, es seguro que exista mucha fantasía y
auto – engaño pero si miramos cuidadosamente, es siempre la atracción
del Ideal el que le ha dado una dirección a nuestras vidas.
El paso siguiente es la transición de una condición general a un camino
específico y particular. Nosotros leemos o escuchamos acerca de un
método. Estamos impresionados por una persona o un grupo de personas a
la que podamos conocer. Encontramos una serie de condiciones que hacen
posible para nosotros el aprender, luchar y recibir ayuda. Nos
enfrentamos a la elección entre seguir el camino que se nos ha abierto y
mantenernos en la forma de vida en la cual hemos sido criados. Esto
puede involucrar lucha y sacrificio. No estamos lo suficientemente
cerca del canal de transmisión de conocimiento y de ayuda para ser
capaces de hacer uso pleno de nuestra capacidad de esfuerzo.
Muchas personas se quedan ‘pegadas’
(estancadas) en esta etapa porque les falta la discriminación para
distinguir entre enseñanza auténtica y métodos artificiales y poco
realistas. Se requiere valentía (coraje), así como discriminación,
‘empujar’ la búsqueda hacia adelante porque va a significar sacrificio
de un tipo no acostumbrado. Por ejemplo, puede requerir de nosotros,
reconocer que hemos cometido un error y estemos dispuestos a buscar de
nuevo, separándonos a nosotros de otros que no pueden comprender la
causa de nuestra insatisfacción y lo van a asignar a la impaciencia,
celos u orgullo herido. La imagen del Ideal tiene que ser muy fuerte y
clara si hemos de tomar el paso siguiente.
Si persistimos, nos podemos encontrar en
un nuevo conjunto de condiciones, donde el patrón de oportunidades
corresponde al patrón de nuestra propia naturaleza. La acción se vuelve
ahora más específica e incluso más fructífera. Podemos estar
convencidos que hemos ‘encontrado nuestro camino’ y que todo lo que
necesitamos es persistir lealmente en la senda que hemos seleccionado.
Hay todavía trampas (escollos) que no son fáciles de reconocer y
evitar. De mi propia experiencia, yo podría decir que los riesgos en
esta etapa son, principalmente, los siguientes:
- Demasiada dependencia en una persona, antes que se establezca la verdadera relación maestro – discípulo. Esta relación pertenece a la etapa siguiente, pero demasiado a menudo, quien realiza la búsqueda imagina que no solo ha encontrado a su ‘verdadero’ maestro, sino que también ha sido aceptado como un discípulo. La verdad es que, en la etapa de las enseñanzas generales – la etapa exotérica, como se la llama a veces – no existe una responsabilidad personal ni hacia el maestro ni hacia quienes realizan la búsqueda.
- Métodos que son demasiado limitados en su alcance y, a la vez, aplicados con demasiada rigidez. El fracaso en comprender que ninguna técnica es de una validez universal y que los resultados que den, van a depender de la etapa que ha alcanzado la persona que realiza la búsqueda y lo apropiado de las condiciones. Un método puede, por un tiempo dado, dar resultados alentadores, incluso asombrosos y hacer surgir la convicción en la mente de la persona que realiza la búsqueda que es el único y correcto método para él. Después de un tiempo, dejará de dar resultados y quien realiza la búsqueda frecuentemente va ha ser informado que ésta es su propia culpa – porque no se ha esforzado lo suficiente o porque ha hecho fracasar su trabajo por una falta de lealtad y persistencia. El puede reconocer la considerable verdad en tales admoniciones y, sin embargo, ‘fallar en ver’ que él no puede intentar más esforzadamente y que las dudas que se le ha dicho que suprima, son consecuencias legítimas de su propia discriminación.
- La inhabilidad o la falta de voluntad o la falta de voluntad que está bloqueando el camino. Esto puede ir desde el sacrificio material de posesiones hasta los más sutiles sacrificios de auto – voluntad o de auto – amor. Si la primera etapa se ha desarrollado normalmente, la persona que realiza la búsqueda va adquirir suficiente profundidad de visión, dentro de su propia naturaleza y debilidades, para reconocer sus apegos y comprender por qué es necesario un sacrificio. Este riesgo surge cuando ‘el buscador’ ha encontrado el camino apropiado para él y aparece ante él la posibilidad de forjar ante él el lazo alumno – maestro y aún él no puede dar el paso mismo que permitirá al maestro ayudarlo. El maestro, frecuentemente, está obligado a aparecer como exigiendo algo que no es razonable o estar perdiendo interés en quien realiza la búsqueda. La desilusión y resentimiento pueden segar ‘al buscador’ a la oportunidad que está delante de él.
Es característico este ‘al revés’ del
camino a la transformación, que cuando quien realiza la búsqueda está
listo para culparse a sí mismo y se siente obligado a persistir, a pesar
del fracaso, él, probablemente, debería cambiarse a un nuevo entorno;
mientras que, cuando él siente que la culpa está en el maestro y que él
no está siendo bien entendido, es recomendable que él debería sacrificar
sus propios sentimientos y someterse, sin ninguna reserva, a lo que se
requiere de él.
La cuarta etapa es, creo yo, marcada principalmente por el tipo de ayuda que puede recibir ‘el buscador’. Para comprender esto, debemos volver al concepto de una Fuente. La
energía puede fluir de una fuente, pero debe tener un canal o ésta será
disipada y perdida. Los canales para las energías psíquicas son las
personas. Tales personas son correctamente llamados Iniciados. Ellos
no son, necesariamente, hombres o mujeres perfeccionados y pueden
cometer errores, e incluso, extraviar su camino; pero, porque han
permitido que les ocurra una acción específica, ellos se han convertido
‘en canales’ para transmitir energías superiores que pueden ayudar a la
transformación de otros.
Existen docenas de formas en las cuales
pueden operar los canales de transmisión. Yo he conocido varias y cada
una es distinta. Esta es una de las características de la cuarta etapa:
Ya no hay un patrón estereotipado reconocible. Todo está hermosamente
ordenado y efectivo, pero es siempre específico a un momento dado, a un lugar determinado y a una serie de circunstancias. Cuando éstas cambian, el patrón se disuelve.
Yo les voy a describir un ejemplo
inocuo. En una oportunidad, viajando por el Noroeste de Persia,
encontramos con una Comunidad Sufi, de la Orden Jellali, cuyo centro
principal está ubicado en Turkestán. Fuimos bienvenidos y yo no podía
dudar que ellos poseían la auténtica cualidad de un ‘canal’ de
transmisión y estaban abocados a una tarea específica. Las
circunstancias evitaron que nos quedáramos el suficiente tiempo como
para hacer un verdadero contacto, pero en años posteriores, varios de
mis amigos, a quienes yo les había contado del encuentro, trataron de
ubicarlos nuevamente, pero ellos había desaparecido sin dejar huella.
Con el transcurrir del tiempo, supe que la Comunidad Sufi estaba
conectada con una hermandad, muy ampliamente extendida en el Medio
Oriente, en la cual, inesperadamente, comencé a interesarme y de quienes
yo recibí una ayuda muy valiosa.
Un punto de la historia, es que tales
oportunidades están disponibles en un momento en dado y en un lugar en
particular y deben tomados en la forma peculiar requerida. Una vez que
ha pasado el momento, la puerta se cierra o más bien, deja de existir.
Un segundo punto es que para reconocer la oportunidad, uno tiene que
haber alcanzado la etapa del propio despertar, en la cual la ayuda
puede ser dada. Estos no son principios teóricos o abstractos: Yo he
visto, una y otra vez, cuan cerca la gente ha estado de un maravilloso
paso hacia adelante y ha desperdiciado su oportunidad. A menudo, estas
mismas personas han estado convencidas de estar listas para hacer
cualquier ‘sacrificio razonable’, para realizar un real paso adelante y,
no obstante, no podían ‘ver’ que lo que se requería de ellos era, no solamente razonable, sino también obviamente necesario para su propio bien.
Esto no quiere decir que las exigencias
que se nos hacen cuando entramos a la cuarta etapa sean fáciles de
prever o de prepararse. Por el contrario, siempre son inesperadas e
incluso contrarios a lo que nos enseñaron a buscar. En el Capítulo 2,
me referí a La Ley de Riesgo (Law of Hazard). Nuestra ‘comprensión’
común nos dice que el riesgo es algo a ser evitado por el cuidado y la
previsión. En realidad es superado únicamente si la persona toma más riesgos.
Muy pocas veces la ayuda consiste en hacer las cosas más fáciles sino
más bien, en crear lo que parecen dificultades gratuitas e incluso
absurdas. Nosotros nos apoyamos en una ‘muleta’, la cual se nos quita
para obligarnos a caminar. Ponemos nuestra confianza en una persona, la
que nos traiciona (delata), para enseñarnos a confiar en nosotros
mismos. Hemos ‘probado y demostrado para nosotros’ que algún método o
técnica es confiable y nos ayuda a progresar: Se nos ha dicho que este
es un impedimento que debe ser desechado. Si en cada caso, encontramos
la respuesta adecuada, descubrimos que una exigencia ‘no razonable’ era
precisamente la forma correcta para proporcionarnos ayuda. Lo anterior
no es difícil de comprender una vez que uno ha visto la operación de las
leyes de riesgo. Solamente la interacción de procesos en conflicto,
puede romper el círculo vicioso de repetir lo que ya no está cumpliendo
ningún propósito. En la cuarta etapa todo es nuevo, no ensayado y la
‘creación de condiciones’ es un arte especial que nadie puede dominar,
sin la ayuda de una energía muy alta.
No intentaré describir ninguna de las
etapas posteriores, porque una vez que se ha pasado la cuarta, el
proceso es completamente individual y no hay ningún relato general que
tenga algún valor. He sido muy afortunado en conocer a varios hombres
y mujeres que han ido más allá de la cuarta etapa de transformación y
he visto que ellos son completamente diferentes. La gente común es más o
menos parecida. Incluso aquellos que han alcanzado la cuarta etapa,
están dentro de distintas categorías o tipos que, aunque son
relativamente pocos en número, permiten algún grado de generalización.
Por esta razón, las ‘escuelas’ de cuarto grado seleccionan a sus alumnos
para permitir la combinación de tipologías más efectiva. Más allá de
esta etapa, no se aplica ninguna de las reglas anteriores. Mientras más
avanza la persona hacia la perfección, más se vuelve el mismo –
único e individual. Tiene una tarea a cumplir, que él y solamente él
tiene las cualidades necesarias para llevar a cabo. Si tal persona se
hace conocido como Santo o Sabio, su unicidad se pasa por alto, y son
recordados como imágenes idealizadas que conforman patrones que la gente
común reconocer y emular (imitar). Nadie más cercano a ellos puede
saber, quién o qué realmente era.
4. GUIA Y PROGRESO
Todos queremos mejorar de alguna
forma u otra: Aún si el ‘progreso’ (progreso interno) no llega a ser una
transformación, como ya les he descrito. Todos, en consecuencia,
necesitamos conocimiento y tal vez, ayuda y consejos. Podemos esperar
obtener la ayuda de libros o escuchando charlas pero, cuando se trata,
de ayuda y guía, necesitamos una persona real. ¿Qué tipo de persona es
más probable que sea un experto(a) en lo que queremos aprender y cómo
hemos de encontrarlo(a)?
Conoceremos varios grados de pericia
entre psicólogos profesionales y también entre teólogos y filósofos,
pero supongo que buscamos algo que ninguno de los profesionales que
mencioné, nos dé. Queremos un experto en los métodos de auto desarrollo
y transformación. Si viviéramos en Oriente, podríamos encontrar Gurus
Hindúes, Sheikhs Musulmanes o Bhikkus Budistas; pero también sabemos
que la gran mayoría de ellos tienen un repertorio muy limitado y
cumplen, más o menos, la misma función que los curas párrocos de siglos
pasados en Europa. Algunos vienen a Occidente, con un prestigio de
santidad, sabiduría o poderes mágicos y adquieren una correspondiente
cantidad de seguidores pero, ¿Cómo hemos de saber si ellos nos van a dar
lo que necesitamos?
¿Qué necesitamos? Supongamos
que hemos leído varios libros y estamos lo suficientemente interesados
como para haber probado algún método descrito o practicado alguna forma
de meditación recomendada en alguno de estos libros. Esto, casi con
total seguridad, nos ha llevado al punto de percatarnos que algo falta.
Hemos hecho un buen comienzo y después nos hemos quedado ‘pegados’.
Habiendo escrito una cantidad de libros en estos temas yo mismo y siendo
conocido como ‘un pupilo de Gurdjieff’, ‘un miembro de Subud’, ‘un
devoto de Shivapuri Baba’ o ‘un seguidor del Sufismo’, yo recibo cartas
de todo el mundo de gente que, en su mayor parte, quieren que yo les
diga cómo encontrar un maestro o la forma para ser iniciados en algunos
de estos caminos. De alguna forma, este libro es una respuesta general a
tales cartas y a otras que nunca llegaron a ser escritas.
El primer consejo que yo le daría a
cualquiera es que se pregunte a sí mismo, qué es lo que realmente
busca. Si desea que alguien más tome sus decisiones por él y que le
alivie de esta responsabilidad, él debe buscar un profesional en tales
materias – un psicólogo o un sacerdote – de acuerdo a su
preferencia, por consejos de índole científica o religiosa. Sería poco
astuto, acudir a una persona no calificada y no sujeta a un código de
conducta especificado por un cuerpo profesional o por una iglesia. Hay
demasiados hombres y mujeres sin una experiencia real o una comprensión
de la gravedad de tomar de decisiones para o por otros. El verdadero
maestro o guía espiritual, se preocupa de ayudar a otros a aprender a
tomar sus propias decisiones y aceptar sus propias responsabilidades.
Si el maestro ‘propuesto, dice
representar una tradición o una doctrina, entonces, esto debería ser
estudiado. Si dicho profesor o maestro, quita responsabilidad y pide
una aceptación ciega o confianza en una persona entonces, yo aconsejaría
fuertemente ’al buscador’ que tenga cuidado. Solamente la gente
fuerte, con un sentido de discriminación bien desarrollado, puede tomar
riesgos de este tipo. Recuerde que Ud. está todavía en la primera
etapa: Ud. no tiene la suficiente la suficiente experiencia para
adquirir ningún tipo de compromiso. Ud. no se conoce a sí mismo o sus
verdaderas necesidades y tiene muy poco para guiarle en decidir que
grupo de personas en particular o un grupo de gente, puede ayudarle. Si
Ud. prueba algo, prométase a si mismo que no será por un lapso superior
a seis meses. Este es el tiempo suficiente para que Ud. se forme algún
tipo de opinión. Puede que se le exija un período probatorio. No
ponga reparos ante esto: Por el contrario, recíbalo buenamente como una
forma de encontrar todo lo que Ud. quiera sin haber adquirido un
compromiso. No desperdicie un momento. Frecuentemente, he visto gente
que trata el período probatorio como una pérdida de tiempo y que no
piensan en sí mismos como que han ‘comenzado’ hasta que concluyen el
proceso.
Aún si no se le exige un período
probatorio, ‘el buscador’ mismo debería fijarlo. Yo he sugerido seis
meses. Existe una razón fundamental para fijar un tiempo limitado para
cualquier operación: Está relacionada (conectada) con la Ley de Riesgo.
Cualquier proceso ‘atemporal’, perderá su dirección, a menos que esté
conscientemente regulado. Un período definido asegura la introducción
de un factor independiente: a saber, una nueva (fresca) decisión. Esta
debe ser, en la medida que Uds. sean capaces, una decisión verdadera.
Uds. deben comprender que son libres y están tomando una decisión en
forma libre. Si deciden no comprometerse más, ‘corten del todo’ y
prueben nuevamente en algún otro lugar: La experiencia será de gran
valor.
La seriedad de tales actos libres de
elección, no se aprecia lo suficientemente en nuestro mundo moderno,
cuando vivimos en medio de condicionamientos y el propósito mismo de
nuestra sociedad parece ser sacar (remover) de las personas la
responsabilidad para su vida y sus actos. El camino a la transformación debe ser lo opuesto exacto de esto. Adonde
sea que nos conduzca, debe convertirnos en individuos libres y
responsables, capaces de dirigir nuestras propias vidas, de acuerdo con
el bien objetivo máximo.
Cuando el momento de compromiso –
todavía provisional y limitado en tiempo – realmente llega y nosotros
vamos a aceptar a una persona o un grupo de personas para que nos guíe:
¿Qué debemos buscar? No debemos esperar un hombre perfeccionado,
totalmente ‘iluminado’ y absolutamente desinteresado. Tales personas
tienen tareas más serias que enseñarles a los principiantes. Más aún,
de acuerdo a mi creencia, incluso el más alto y más perfecto Guía o
Maestro es falible: El universo completo existente está ‘impregnado de
lado a lado’ con riesgo e incertidumbre. Debemos mantenernos firme a
este principio o nos meteremos en problemas, al esperar de una persona
que puede ser manifiestamente superior en sabiduría, poder y bondad, un
grado de infalibilidad en juicio y acción que es contrario a la ley
universal de riesgo. En otras palabras, debemos recordar ‘a toda
costa’, admitir un margen para los errores y las limitaciones que
estamos seguros de encontrar en nuestros maestros.
Esto pareciera contradecir el principio
que uno debe confiar en su maestro y estar preparado para hacer
cualquier cosa que él nos pida. Este principio está relacionado con el
sacrificio y con la ayuda: No es una ley universal. Debemos estar
preparados a sacrificar nuestra auto – voluntad y aprender a
‘permitirnos’ ser ayudados. Debemos hacer lo anterior sin reserva, pero
sin embargo, con los ojos abiertos.
En la segunda etapa, debemos estar
satisfechos si podemos aprender métodos que son útiles para nosotros y
que están puestos en circunstancias que nos ayudan a saber más acerca de
nosotros mismos. Aún esto requiere un grado de compromiso que puede
ser difícil de aceptar. Nosotros estamos demasiado acostumbrados a
permitir que seamos empujados de un lado al otro y nunca decidir
someternos voluntariamente a disciplinas, con el propósito de ganar
fuerza.
Es muy importante recordar que el tiempo es medido.
La segunda etapa no nos debe tomar mucho tiempo. Demasiada gente está
contenta con el hecho de continuar aprendiendo las mismas cosas o usar
las mismas técnicas, mucho después que estas ya han cumplido su
propósito. En mi opinión, tres años es lo máximo que una persona
debería permitir para esta etapa. Si encontramos que no hemos llegado a
una acción muy específica y personal en este período, hay algo que está
mal. Ya sea que hemos estado demasiado pasivos o el entorno no es el
apropiado para nosotros. Puede ser muy agradable y estimulante:
Podemos haber hecho buenos amigos y sentir que estamos realizando un
trabajo útil. Ninguna de estas cosas nos conducirá a la tercera etapa,
sólo los cuatro factores: El aprendizaje, la lucha, el sacrificio y la
ayuda están inequívocamente funcionando.
Desafortunadamente, rara vez podemos
encontrar, en el momento preciso, las condiciones adecuadas, para dar un
paso adelante. Podemos estar obligados a esperar; pero no debemos
quedarnos estancados. La responsabilidad es propia y de nadie más. No
podemos esperar del maestro o del grupo lo que ellos no son competentes
para dar. Ellos pueden creer, muy sinceramente, que los métodos que
ellos transmiten proveen todo lo que requiere y, no obstante, todo puede
estar moviéndose en ‘circulo’, sin conducir a ninguna parte. Yo he
visto tanto de esto que puedo escribir sobre ello con sentimiento. La
ilusión de progreso es creada por la realidad de la lucha. Al alumno se
le hace trabajar duro en tareas imposibles y siente satisfacción debido
a la energía consciente involucrada en la lucha.
Otro tipo de auto – engaño viene del
aprendizaje. Existen grupos que se dedican al estudio de temas
esotéricos, recurriendo a los casi ilimitados recursos de las diversas
tradiciones. Tales estudios son útiles sólo en la medida en que ellos
abren canales en la mente y permiten desarrollar nuevas formas de
comunicación. Si no se entiende esto, el estudio se vuelve un fin en sí
mismo y aquellos que están dedicados a él ‘dan vueltas y vueltas en
círculo’, sin llegar a ninguna parte y aún así, convencidos que ese
aprendizaje les dará poder.
Una tercera trampa está conectada con la
iniciación. En este momento, hay en mundo muchos grupos y hermandades
que poseen el secreto de la iniciación; es decir, de la transmisión de
ayuda a través del contacto, alguna ceremonia o ritual. Uno puede ser,
como Subud, contacto con una de las Energías Universales. Otro, como el
Movimiento de Regeneración Espiritual, puede usar mantras especiales
o frases para repetición. Yo me refiero aquí a acciones que yo creo
son perfectamente genuinas y benéficas y no a ninguna de las
iniciaciones mágicas más dudosas, que involucran el secreto y
frecuentemente, contacto sexual. Los sistemas de iniciación genuinos
son necesariamente restringidos en ámbito. Ellos en sí mismos, no
transmiten un conocimiento ni proveen la organización de una lucha. A
menudo, ellos repudian la sola idea de sacrificio como innecesario para
aquellos que han recibido la iniciación. El resultado, nuevamente, es
que la acción comienza a repetirse a si misma produciendo la ilusión de
progreso porque aquellos que la practican en forma honesta, se sienten
mejor por ello y pueden observar una mejoría en salud, estabilidad
emocional o la desaparición de defectos. Lo que ellos no notan es que
no hay una transformación real, excepto por aquellos pocos que
encuentran la forma de combinar lucha y sacrificio, dentro del marco de
la iniciación particular que ellos han elegido.
Finalmente, existen movimientos (grupos –
hermandades) casi exclusivamente basados en el sacrificio. El líder de
uno, por ejemplo, diciendo ser una encarnación de Deidad, requiere de
sus seguidores el sacrificio completo de posesiones y la devoción
completa hacia su persona. Esto también puede absorber tanto el interés
de los devotos, que ellos no observan que se han vuelto dependientes
en la relación con el maestro y, ya que esto no puede progresar, ellos
tampoco pueden avanzar.
El punto es que todos estos movimientos
pueden ser buenos y honorables. Los métodos y técnicas son genuinos y
efectivos. Cada uno atrae a cierto tipo de persona que responde a ese
enfoque en particular. Pero el problema es que tienden a ‘fijar a la
gente en sus propias características’, en vez de permitirles liberarse
de ellos mismos. Son útiles por un tiempo – es por esta razón que he
sugerido un tiempo límite de tres años. Se produce una terrible pérdida
de potencial porque decenas de miles de hombres y mujeres excelentes,
en todo el mundo, están ‘amarrados’ a grupos y movimientos de los cuales
reciben un beneficio real al comienzo, pero los cuales, producto de
lealtad mal entendida o tal vez simple ignorancia de las leyes de
transformación, continúan años después que el proceso de transformación
ha llegado a su fin.
Es obvio que se requiere un distinto
tipo de conocimiento experto y destreza para permitir la transición de
una etapa a otra. El guía que puede crear la situación
necesaria para la transformación personal de la cuarta etapa, debe ser,
en todo caso, más versátil que el maestro que puede
producir las condiciones para la tercera etapa. En un sentido, la
demanda crea la oferta. Existen épocas – y la actual es una de ellas,
cuando el mundo necesita gente ‘transformada’ más abundantemente que
lo usual y en tales momentos, guías o ‘maestros más
elevados’, son enviados desde los centros que los pueden preparar. Pero
también debe existir una demanda de parte de aquellos capaces de ser
ayudados. No es asunto de un guía el convencer a las personas que lo
necesitan: Esta necesidad la deben descubrir por sí mismos. Sólo en
esta forma pueden estar preparados para asumir los compromisos que se
requiere en las etapas cuartas y posteriores.
Hasta ahora, yo me he referido solamente
a maestros y guías que están directamente involucrados en transmitir
enseñanza y ayuda. También hay lo que yo podría llamar ‘Directores
Espirituales’, que no enseñan, ni dirigen grupos lideran movimientos.
Son hombres sabios, con experiencia y santos que son canales para la
transmisión de la Energía Unitiva (E2) y pueden, por
ende, hacer una inmensa cantidad de bien en el mundo, generalmente sin
ser reconocidos por lo que realmente son. Yo he conocido dos o tres de
tales hombres en mi vida y la deuda que tengo con ellos es inmensa. Sin
embargo, nunca he estado conectado con ellos como un alumno con su
profesor o he ‘pertenecido’ al orden espiritual del cual ellos eran
miembros.
Al buscar el patrón de nuestras vidas,
debemos tomar en cuenta la extrema complejidad de la sociedad invisible
de gente ‘transformada’ y personas en proceso de transformación.
A estos (*) los he llamado Grupos Psicoteleios y Psicokinéticos. Hay muchos caminos, buenos
y legítimos, que forman parte de esta compleja estructura.
Frecuentemente, los miembros e inclusive los líderes, de los diversos
grupos no saben cuan necesarios son todos ellos. Existen celos
estúpidos que parecen ser la causa de un gran desperdicio y esfuerzo.
En realidad, las tensiones y conflictos son medios necesarios para
superar La Ley de Riesgo. Cualquier cosa, demasiado bien y
excesivamente bien organizada, siembra la semilla de su propia
destrucción. Existe una sabiduría ‘muy elevada’, que sabe cómo usar el
caos para la creación y como sacar la armonía de un conflicto. Debemos
tener cuidado de no criticar aquello que no nos es posible comprender.
Mientras más nos movemos por el camino
de la transformación, más evidente se hace que nuestra pequeña sabiduría
y nuestra ciencia moderna, están muy lejos de ser capaces de
comprender cómo la historia humana está siendo dirigida. No obstante,
todos tenemos nuestro lugar en ella y nunca deberíamos estar satisfechos
hasta haberla encontrado – y saber que la hemos encontrado.
(*) En El Universo Dramático, Volumen III, Capítulo 41
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“Una tarde, el Mayor Pinder, un
ex oficial de inteligencia Británico que había conocido a Gurdjieff en
Tiflis, 1919, y quien sabiendo el idioma Ruso muy bien, actuaba como su
intérprete, anunció que se iba a realizar una charla.
Todos fuimos a la Casa de
Estudio, como siempre, pero en vez de practicar los ejercicios, nos
sentamos en nuestros cojines, en el hall, expectantes.
El tiempo transcurrió: Las diez, las once, medianoche.
Finalmente Gurdjieff llegó —
evidentemente habiendo viajado desde París – acompañado de Madame
Ostrowska, Madame Ouspensky y el Mayor Pinder. Nos miró a todos por un
largo rato y luego nos dijo en Inglés: “La Paciencia es la Madre de la
Voluntad. ¿Si Ud. no tiene una madre, cómo podrá Ud. nacer?” Luego, se
retiró de la Casa de Estudio.”
TESTIGO (Witness la autobiografía de John Bennett)
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