"cuando más nos acercamos al
amor, más fuertes se tornan nuestros
sueños"
John Dylan- Haynes y sus colaboradores llevaron
a cabo una serie de investigaciones (2008) que mostraban la influencia de la
realidad interior inconsciente en nuestra conducta. Los experimentos consistían
en registrar la actividad cerebral de personas cuando tomaban la decisión
sencilla de pulsar un botón a la izquierda u otro a la derecha. Se descubrió que
se podía predecir su decisión, con un alto grado de precisión, siete segundos
antes de que la hubieran tomado. Aunque queremos creer que somos seres
racionales, la consciencia aparece tras la actuación, es decir, nos permite
saber lo que decidió nuestro inconsciente. Este experimento y otro anterior de
B. Libet (1983) han suscitado un intenso debate sobre la existencia o no del
libre albedrío. Según Michael Gazzaniga, los cerebros son automáticos pero las
personas son libres
. Asumiendo una clara distinción entre cerebro,
mente y personalidad, el reconocido neurólogo cree que nuestra libertad se
manifiesta en la interacción del mundo social, es decir, nuestra mente
consciente puede carecer de libre albedrío pero tiene la capacidad de
vetar.
Centrándonos en cuestiones pedagógicas, el
conocimiento de los mecanismos neurales que expliquen el funcionamiento de toda
una serie de procesos no conscientes, como la resolución de un problema,
permitirán elaborar una auténtica educación del
inconsciente.
Como docentes, hemos de intentar inculcar
toda una serie de automatismos que faciliten el desarrollo de tareas por parte
de nuestros alumnos. Los ejemplos de deportistas, músicos o bailarines nos
pueden servir como referencia para entender cómo la práctica queda grabada en el
cerebro, a través del aprendizaje que facilita la plasticidad
cerebral.
Analicemos tres factores determinantes en el
progreso del alumno: su capacidad innata, la elección de objetivos adecuados y
el entrenamiento como recurso educativo esencial.
Cuando hablamos de condicionamiento genético nos
referimos a la existencia de una predisposición pero no un determinismo
biológico.
El alumno muchas veces tiene la creencia
errónea de que no puede cambiar, pero sabemos que todos podemos perfeccionar
nuestras habilidades. La plasticidad cerebral y la neurogénesis permiten el
aprendizaje garantizando el poder alcanzar la mejor versión de uno
mismo.
La adquisición de hábitos precisos, los cuales
son también importantes en la actividad creadora, permitirán la formación de un
carácter adecuado, no condicionado por el temperamento.
Los docentes, conocedores de que las
creencias que tenemos suscitan conductas, hemos de fomentar en los alumnos
aquellas creencias que permitan generar comportamientos apropiados. Como ha
planteado Antonio Damasio3, las emociones adecuadas aceleran mucho la
toma de decisiones, y es que uno de los grandes objetivos de la educación
debería ser el de fomentar las emociones positivas en detrimento de las
negativas. Y es el inconsciente el que debe producir buenas ideas, deseos y
sentimientos.
El entrenamiento es el recurso educativo que ha
de facilitar la adquisición de toda una serie de hábitos adecuados. Sabemos que
todas las experiencias conscientes liberan mecanismos inconscientes y, al igual
que hace el deportista al ejecutar un movimiento o el músico al tocar un
instrumento, hay que ir automatizando toda una serie de habilidades a través de
la formación de configuraciones neuronales fuertes.
La neurociencia nos indica que la educación
conlleva un aprendizaje guiado que genera cambios cerebrales y su optimización
se produce cuando el estudiante es emocionalmente
competente.
Sabemos que el conocimiento consciente no
nos permite realizar mejor las tareas y los docentes aspiramos a fomentar
hábitos más eficientes.
La repetición de determinadas tareas, lo
cual no va a en detrimento de la creatividad, ha de ayudar al alumno a
organizarse y adquirir seguridad. De esta forma, la realización de estas tareas
puede perfeccionarse con la adquisición de determinados automatismos que nos
permitan simplificar la toma de decisiones ante la existencia de tantos
estímulos externos que nos aparecen en la vida cotidiana. Y todo esto reposa en
la memoria que resulta fundamental en el proceso de
aprendizaje.
La perfección depende en gran medida de la
práctica, independientemente de las capacidades innatas de cada uno. Hace más de
dos mil años ya lo sugería Aristóteles: “Somos lo que hacemos de forma repetida.
La excelencia no es un hecho aislado, es un hábito”.
Jesús C. Guillén
1
Siong Soon, Chun; Brass, Marcel; Heinze, Hans-Jochen y Haynes, John-Dylan,
”Unconscious determinants of free decisions in the human
brain”, Nature Neuroscience, núm 11,
2008.Haynes_NatNeurosci_2008_ ext
2
Gazzaniga, Michael, El cerebro ético, Paidós,
2006.
3
Damasio, Antonio, En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y
los sentimientos, Crítica, 2005.
Para saber más:
Marina, José Antonio, La educación del
talento, Ariel, 2010.
"...Aunque queremos creer que somos seres racionales, la consciencia aparece tras la actuación,..."
ResponderEliminarInteresante y acertado artículo.
Un abrazo.
Juan.