En el post de ayer, Tu autoestima es tu vida,
hablamos de autoestima, y decíamos: "Baja autoestima es como ir por la
vida con el freno de mano puesto". Ya sabemos que la falta de resultados
en cualquier parcela (amor, trabajo, dinero...) es siempre producto de
tu falta de autoestima: no soy capaz, no puedo, no me lo merezco...
Falta de autoestima producto de Creencias limitantes incrustradas en
nuestro inconsciente tiempo atrás que nos dominan.
Resolver esa cuestión (la cuestión) es empezar a ser dueño de tu destino. La vida es un reflejo de tu inconsciente. Tu mente dirige tu vida.
Hoy me gustaría dejar la siguiente historia.
Resolver esa cuestión (la cuestión) es empezar a ser dueño de tu destino. La vida es un reflejo de tu inconsciente. Tu mente dirige tu vida.
Hoy me gustaría dejar la siguiente historia.
Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.
– Vengo,
maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer
nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y
bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro? ¿Qué puedo hacer para que
me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
– ¡Cuánto
lo siento muchacho! no puedo ayudarte, debo resolver primero mis
propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda
ayudar.
– E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas–.
– Bien –asintió el maestro–.
Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y
dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda.
Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes
menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido
que puedas.
El joven tomó el anillo y
partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos
lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía
por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable
como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era
muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le
ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía
instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó
la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en
el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su
caballo y regresó.
¡Cuánto hubiese deseado el joven
tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro
para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su
ayuda.
– Maestro –dijo–
lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera
conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a
nadie respecto del verdadero valor del anillo.
– ¡Qué
importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el
maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a
montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que
quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no
importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
– Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
– ¡58 monedas! –exclamó el joven–.
– Sí, –replicó el joyero–. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
– Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo–.
Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo
puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida
pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.
Lo que dijimos ayer: Si tú no te lo crees, los demás menos.
No eres creíble. Todo empieza por ahí y todo es posible si se resuelve
ese tema. Todos tenemos un poder infinito (repito infinito) lleno de
infinitas posibilidades. Como dice Brian Tracy: "Tu tienes dentro tuyo todo lo que necesitas para superar los desafios de la vida".
* Hoy en Libros de Management (@librosdemanagem) puedes ver el Reseña de "Mentalidad Ganadora" de Juan Carlos Cubeiro.
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