¿Qué vínculo existe entre la verdad y el liderazgo?
El liderazgo y la verdad son dos caras de la misma moneda; dos conceptos
que se retroalimentan constantemente. Cuando lidero mi vida, mi
proyecto, mi organización,… lo hago desde la aceptación de la verdad;
cuando acepto la verdad empiezo a liderar mi vida, mi proyecto, mi
organización…
La "ceguera" o negación de la verdad está vinculada a la dificultad que
tenemos en aceptar ciertas realidades. Desde fuera es muy fácil
reconocer la verdad de los demás, pero que difícil es reconocer las
propias. En ocasiones confundimos la verdad con una creencia. En el
fondo sabemos que esa creencia no es verdad, pero seguimos aferrados a
ella. En algunos casos será porque somos incapaces de contemplar otros
puntos de vista, en otros porque nos da miedo reconocer quienes somos
realmente, en otros nos atemoriza asumir nuestra responsabilidad sobre
nosotros mismos.
Lo más sensato sería asumir los hechos, agradables o no y decidir de
manera conciente que una cosa es lo que nos ha pasado y otra como nos
vamos a posicionar respecto a lo que nos ha pasado.
Las cosas ocurren. Lo que nos ocurre es verdad. Ha ocurrido eso y no
otra cosa. Hechos como: "mi pareja me ha dejado", "me han despedido",
"estoy enfermo"…son hechos reales. Es la realidad. No podemos cambiar la
realidad. Nos cuesta aceptar la realidad. Nos peleamos con ella. ¿En
quién nos convertimos cuando no aceptamos la realidad? En personas que
sufren. Lo que nos ha ocurrido puede llegar a ser tremendamente
doloroso, pero más terrible es quedarnos aferrados a las creencias que
asociamos a esos hechos.
Puedo estar dolorosamente afectado por haber perdido el trabajo, pero si
a ese hecho le asocio la creencia: "no encontraré otro", "soy un
fracasado", "todo me tiene que ocurrir a mi"… y me aferro a la creencia,
generaré mi propio sufrimiento. Este sufrimiento no depende de lo que
ha pasado, depende de cómo yo me visualizo a mi mismo respecto a lo que
ha pasado. Aceptar la realidad es amar la verdad. Cuando no aceptamos la
verdad, vivimos en una mentira que nos paraliza, victimiza y aleja de
nuestros sueños.
Actualmente hay una expresión bastante chocante que se escucha
frecuentemente: "No me lo puedo creer": "No me puedo creer que hicieras
eso, que dijeras eso, que seas de esa manera, que no te acordaras, que
no supieras…". Hay una incredulidad subyacente que nos aleja de la
realidad. No damos crédito a la realidad. Es como si la realidad debiera
pleitesía a nuestras expectativas. Ponemos en duda la veracidad de los
hechos por no corresponderse con nuestras ilusiones.
El Coaching Teleológico es un proceso conversacional, donde acompañamos a
nuestros clientes para que puedan reflexionar y profundización y
afrontar aquellas verdades sobre sí mismos que les van a permitir
enfrentarse a sus creencias y reconstruirlas. No se trata de "eliminar"
creencias que les impiden seguir avanzando, se trata de reconstruir esas
creencias para que en lugar de provocar sufrimiento, les sirvan para
liderar sus vidas.
A medida que vamos cuestionando nuestras creencias, nuestra manera de
pensar los hechos y de pensarnos a nosotros mismos respecto a esos
hechos, el sufrimiento va desapareciendo y en su lugar aparece la
comprensión, la compasión y la motivación para el cambio.
Imaginemos que dirigimos un equipo de personas y que un colaborador es
incompetente. Aceptamos que lo es y actuamos en consecuencia, ya sea con
formación, reorganizando las funciones del equipo o aplicando la
solución que sea más conveniente y efectiva para el equipo.
Pero a veces no aceptamos la realidad y nos aferramos a la idea de que
esa persona "debería ser competente" (con lo que le pagamos, con las
oportunidades que le hemos dado, etc.). No aceptamos la realidad: ese
colaborador no es competente. ¿Cómo reaccionamos cuando nos aferramos a
la creencia de que debería ser competente y no lo es? Normalmente nos
sentimos frustrados, impotentes, enojados, etc. Cuando nos aferramos a
una creencia que es falsa reaccionamos en lugar de dar una respuesta
efectiva.
¿Cómo tratamos a los demás cuando creemos que deberían ser otra cosa que
no son? Nos convertimos en personas severas, impacientes, intolerantes y
controladoras, lo que nos aleja de liderar a nuestro equipo.
Cuando acepto que ese colaborador no es competente y dejo de aferrarme a
lo que "debería ser" puedo encontrar equilibrio. Esa persona no es
competente para el trabajo que le hemos asignado. Se trata de buscar una
alternativa de solución en lugar de enfadarme. Al aceptar la verdad:
"no es competente", puedo ser comprensible y amable con ese colaborador;
puedo abrirme a otro nivel de reflexión; puedo ir más allá: ¿Cómo ser
"yo" competente?. Cuando dejo de aferrarme a la creencia de lo que
debería ser el otro, cuando dejo de estar enfadado con la realidad y la
acepto, puedo profundizar en mi propia responsabilidad, ¿cómo ser
competente en esta situación? En el fondo, aferrarme a la creencia de
"lo que el otro debería ser", es una mentira que me crea ansiedad y
estrés; me aleja de mi verdadero liderazgo.
El tema es, ¿cómo reconstruir esta creencia? ¿cómo cambiar la creencia
de que ese colaborador "debería ser competente"? A veces, por muy duro
que parezca, necesito que en mi equipo alguien, en algún momento sea
incompetente y así poder cuestionar mi competencia como líder efectivo.
Se trata de aceptar que a lo largo de mi vida profesional liderando
equipos, voy a encontrarme con colaboradores que no van a ser
competentes y que van a poner a prueba mi competencia como líder. No se
trata de no tener nunca más a nadie que no sea competente en mi equipo.
Se trata de abrirme a la idea de que cuando alguien de mi equipo no sea
competente tengo la oportunidad de aprender y mejorar mi liderazgo.
Como Coachs tenemos una gran responsabilidad. Cuando estos directivos se
queden atrapados en creencias que les impiden liderar a sus equipos
podemos ayudarles a reflexionar y reconstruir esas creencias. Se
necesita coraje para acompañarles en el cuestionamiento de sus creencias
de manera amable y respetuosa. No se trata de que eliminen la creencia.
Se trata de que lleguen al fondo de su propia verdad para ser los
líderes que sus equipos necesitan.
Hermínia Gomà
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