Tome control de sus emociones de manera consistente y consistentemente y deliberadamente transforme las experiencias de su vida diaria. - Anthony Robbins.
Amor, risa, ansiedad, enojo, miedo... Nuestro cuerpo responde de manera involuntaria a las emociones. Imprescindibles a la hora de vincularnos con el entorno, aprender a ejecutarlas no es querer sustituirlas, al contrario, admitirlas para reconducirlas y proceder con conocimiento.
Depende de la valoración que hagamos
del momento, tendremos una emoción u otra, en mayor o menor grado que será el
que prepare el cuerpo para hacer lo conveniente en ese momento. Por ejemplo si
sentimos miedo nuestro cuerpo reaccionará ante tal situación:
incrementándose la presión arterial, la glucosa, el ritmo cardíaco... Nuestro
cuerpo entero se pondrá en alerta y se preparará para huir o si no se puede, lo
hará para el enfrentamiento.
He puesto el ejemplo del miedo, pero no
es el único que va unido a unas reacciones precisas, también lo son el amor, la
risa.... Todas y cada una de las emociones están vinculadas a reacciones
naturales involuntarias. Un estado que traducimos según nuestra forma de
ser y nuestro estado de ánimo, por ejemplo si alguien nos habla mal lo
más probable es que nos enfademos si estamos agobiados y tristes si no hemos
tenido un buen día. Bien es sabido que no todas las culturas se asustan,
sorprenden, etc, por lo mismo, pero físicamente sí es verdad que las
reacciones son las mismas. Situaciones que no son siempre adaptativas pues
no es lo mismo sentir miedo porque nos persiguen, que tener miedo por un
examen.
No hay que dejarse controlar por las emociones
aunque son inevitables. Son situaciones involuntarias e inconscientes y querer
controlarlas es inútil. No hay que
pretender controlarlas, si no procurar que ellas no nos controlen a nosotros.
Solamente si aceptamos la situación podremos
actuar correctamente en vez de dejarnos llevar por la emoción. No se trata sólo
de lo que nos pasa si no de cómo nos pasa. Si reconsideramos la situación pensando cómo solucionarlo, podremos actuar
consecuentemente.
Ante todo debemos mantener la calma.
Practicando tareas de relajación y meditación podremos admitir mejor nuestras
emociones. También es muy importante dedicar al descanso las horas
necesarias, pues si últimamente hemos dormido poco será normal que estemos
más irritables y parece que todo nos afecta más.
La respiración es uno de los síntomas
que mejor definen nuestro estado de ánimo. Por eso es muy importante
controlarla, así conseguiremos tranquilizarnos y volver a ser dueños de
nuestros actos. Las emociones nos disponen para proceder y la
respiración debe ajustarse para dar la respuesta conveniente.
Autor: Enrique Jiménez
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