Solamente pensar en competencia genera estados emocionales que sobrepasan al jugador. Si bien tenemos un objetivo y un nivel óptimo de preparación, a la hora de entrar a la cancha nos paralizamos ante la situación que se presenta. Para cada jugador tendrá una significación especial y dependerá de su historia deportiva y de la magnitud del acontecimiento. Las emociones pre-competitivas se relacionan al rendimiento. Se llama ansiedad de ejecución donde la buena performance y la correcta actuación dominan al jugador por hacer bien las cosas. Está relacionada a la misma sensación de cuando tenemos que dar un examen, hacer un discurso, cantar en público o unaentrevista laboral importante. Es una reacción ante la anticipación de algo estresante, de algo donde no sabemos qué puede llegar a suceder, y el miedo al posible error, domina nuestra mente provocando una reacción anticipatoria y defensiva ante los hechos. Este tipo de ansiedad puede afectar el organismo y sentir las famosas "mariposas en el estomago", nudo en la garganta, manos que transpiran, aceleración del corazón, etc. Ante el estrés nuestro cuerpo libera una hormona denominada adrenalina, que lo prepara para reaccionar ante el peligro (lo que a veces se denomina reacción de "lucha o huída") y depende de los pensamientos de evaluación que giran acerca de las preguntas ¿Lo haré bien? ¿Y si perdemos? ¿Y si me bochan? ¿Y si no aplico para el trabajo? ¿Y si se burlan?
Si nos domina este tipo de pensamientos, no queda espacio en la mente paraconcentrarnos en todos los buenos entrenamientos y en el esfuerzo que implicó llegar a este momento. Ahora es tiempo de ponerlo en práctica, pero muchas personas por miedo al error y poca confianza en sí misma, se dejan llevar por esta emoción olvidándose de todas las buenas cualidades de juego que poseen. Se piensa en lo malo que puede llegar a suceder en lugar de todo lo positivo que son capaces de realizar. Como toda ansiedad, si le damos rienda suelta crea un círculo vicioso: cuanto más se centra una persona en las cosas malas que le pueden ocurrir, más se paraliza, no se puede controlar y es una sucesión en cadena de errores. El estrés no siempre es malo, hay que saber usarlo. Todo tiene su parte positiva y negativa. El estrés es el mecanismo de aviso de tu cuerpo, es una señal que te ayuda a prepararte para algo importante que está por suceder y te condiciona para tal evento, pero en lugar de pensar en que se saldrá victorioso, se centra en que puede llegar a jugar mal , y eso no se tolera ya que es un golpe fuerte a su ego. Podemos relacionarla a la autoestima. ¿Por qué pensar que vamos a hacer las cosas mal? ¿Cuál es nuestro valor? ¿A que le tenemos miedo? ¿Qué es lo peor que puede llegar a pasar? Utilizá el estrés en tu propio beneficio. Los pensamientos positivos no estresan a nadie, al contrario te potencian. Tansformá tu mala adrenalina en una sana adrenalina y salí a jugar por tus ideales, por los de tu equipo. No les des ventaja al rival. Ellos están igual que vos y va a ganar el que pueda dominar mejor las emociones. Controlá tus pensamientos, respirá, aceptá tus errores si se llegan a presentar, no te castigues, no te critiques. El escritor Rudyard Kipling decía: "Mantén tu cabeza cuando todos los de tu alrededor la están perdiendo". Esto es concentrate en tu propósito, en tu objetivo, en dar lo mejor de vos y lo de tu equipo. Si todavía no has salido a la cancha, ¿Qué certeza hay de que se van a hacer mal las cosas? Salí a demostrar lo bueno que sos y no a evitar lo malo que podes llegar a hacer. Tenes solo dos opciones.Positivo o negativo. Depende de cómo te pienses. Lic. Julia Alvarez Iguña Psicología aplicada al Alto Rendimiento juliasports@fibertel.com.ar www.psico-deportes.blogspot.com |
domingo, 29 de abril de 2012
Las emociones previas...
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