TEORÍA DE LA MENTE
https://www.facebook.com/alberto.avi.levy/posts/2658944971733 Alberto Levy
La clausura operativa de los sistemas cognitivos puede observarse en un
nivel macro (la del SSTC, es decir, Sistema Sociotécnico Complejo,
considerado en su conjunto respecto del entorno) y en el nivel micro (el
de la cognición de cada uno de los integrantes respecto del sistema y,
por extensión, del entorno). La posibilidad de alineación depende del
establecimiento de un lenguaje coordinador que, a modo de interfaz,
permita la construcción de representaciones compartidas por medio de
coordinaciones conductuales consensuales recurrentes. Debe construirse
un dominio consensual.
En el mejor de los casos, la
coincidencia entre los modelos mentales del emisor y del receptor del
mensaje es sólo parecida, pero puede incrementarse en función de
múltiples variables. En primer lugar, la competencia comunicativa del
emisor para generar mensajes no ambiguos para el oyente, lo que exige
realizar un cálculo del conocimiento del otro y de sus capacidades
inferenciales. En segundo lugar, depende de la competencia comunicativa
del receptor para llevar a cabo las inferencias que la comprensión de
todo discurso comporta según un cálculo de las intenciones comunicativas
del emisor. A estas variables se suman también el grado de abstracción,
conocimiento mutuo y significatividad que el tópico del mensaje tenga
para los sujetos involucrados en el proceso.
La comunidad del
código en que se vuelcan las representaciones que se desean comunicar
debe suponerse sólo aproximada, ya que el significado que cada hablante
atribuye a las palabras no es interpretable de manera unívoca. La
intención comunicativa nunca es transparente ni precisa para el
destinatario, cualesquiera sean la atención que dispense, los
conocimientos previos que posea y el esfuerzo interpretativo que
realice. En rigor, las señales que éste puede captar no son
necesariamente todas las que el emisor se ha propuesto transmitir.
Incluso, ni siquiera reflejan en una correspondencia uno a uno todas las
proposiciones que se intentan comunicar. De hecho, tanto el emisor como
el receptor llevan a cabo un gran número de inferencias que buscan
complementar los “vacíos de significado” que dejan para uno y otro los
enunciados comunicados y el feedback.
“¿Qué representaciones
mentales debe tener un organismo que no sólo ‘tiene representaciones’
sino que ‘sabe que las tiene’ y es capaz de atribuirlas a otros? En las
explicaciones que los hombres dan de la propia conducta humana, las
representaciones son ubicuas. Forman parte del entramado de conceptos
que sirven para interpretar y predecir las acciones propias y ajenas,
para comprender el comportamiento, para explicarlo o juzgarlo
moralmente” (Rivière, 2000, p. 271) (Rivière, A. (2000). “Teoría de la
mente y metarrepresentación”. En Chacón, P.; Rodríguez, M. (comps.).
Pensando la mente. Perspectivas en filosofía y psicología. Madrid:
Biblioteca Nueva). La teoría de la mente es un constructo teórico que
señala el fenómeno por el cual un sujeto se explica, predice e
interpreta su conducta y la de otros en función de estados mentales, es
decir, se adjudica a sí y a sus semejantes la capacidad de determinar su
comportamiento. Tanto el actuar cooperativamente como el competir con
otros individuos o sistemas exige poder anticipar, hipotizar y manipular
las representaciones ajenas de acuerdo con un propósito propio (Frye,
D.; Moore, C. (1991). “The acquisition and utility of theories of mind”.
En Frye, D.; Moore, D. (eds.). Children’s theories of mind. Hillsdale:
Erlbaum). La teoría de la mente implica construir un modelo mental del
otro por analogía con las propias capacidades y estructuras cognitivas.
“Entender” a los demás no significa, entonces, haber captado sus
pensamientos, intenciones o significados construidos sino contar con un
modelo viable para la interpretación de sus mensajes y acciones. Luego,
el alineamiento cognitivo intrasistema exige relevar no sólo las
representaciones de los integrantes sino también las teorías de la mente
con que operan.
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