Aaron T. Beck,
uno de los principales representantes de la Teoría Cognitiva, señala
que las personas con sintomatología depresiva tienen una visión negativa
de sí mismas, del mundo y del futuro, debido a una forma distorsionada
de ver la realidad.
Decía
Beethoven que "es la misma lluvia la que en la tierra inculta hace
crecer zarzas y en los jardines flores"; o como decía Elle Wheler Wicok:
"Nuestras vidas son canciones: Dios escribe la letra y nosotros la
música, y la canción se hace alegre o triste según el compás que hayamos
imaginado para ella".
Sabemos que los pensamientos
generan sentimientos que determinan nuestras conductas. Por tanto,
cuando distorsionamos la realidad de manera negativa, ello produce
pensamientos negativos que dan lugar a sentimientos negativos que se
traducen en comportamientos destructivos como la culpa, la ira, la
rabia, la crítica, los celos o el victimismo, que nos hacen
profundamente infelices y que además repercuten en la consecución de
logros y objetivos.
¿Cuáles son esas formas distorsionadas de ver la realidad?
1. Inferencia arbitraria.
Se da cuando interpretamos de cualquier forma algo que nos ha ocurrido;
no existe evidencia real de aquello que estamos pensando. Por ejemplo,
nos encontramos con una persona que conocemos de hace tiempo que no nos
saluda y concluimos que le caemos mal, descartando la opción de que a lo
mejor no nos ha visto.
2. Abstracción selectiva. Se
da cuando valoramos una experiencia poniendo el foco en un único
aspecto. Por ejemplo, en una cena se nos cae la copa de vino machando la
mesa y pensamos que toda la velada ha sido un desastre sin tener en
cuenta otros aspectos como las personas que hemos conocido o el buen
ambiente existente.
3. Generalización excesiva.
Se da cuando a partir de una experiencia pensamos que todas van a ser
igual. Por ejemplo, se rompe una relación con una pareja porque nos deja
y pensamos que nunca volveremos a enamorarnos o que las parejas son
todas infieles.
4. Magnificación y minimización. Se da cuando sobrevaloramos lo que hacemos mal y al mismo tiempo infravloramos lo que hacemos bien restándole importancia.
5. Personalización.
Se da cuando personalizamos errores o fallos culpandonos de ello. Un
proyecto no sale adelante por diversas circunstancias pero uno se erige
como el principal culpable de ello.
6. Pensamiento dicotómico.
Se da cuando las personas y circunstancias las clasificamos atendiendo
únicamente a patrones extremos: bueno o malo, todo o nada, justo o
injusto....
¿Qué podemos hacer entonces?
Cada vez que te venga un pensamiento
negativo de los descritos anteriormente, haz una parada y mira a ver si
eso tiene sentido. Es lo que se llama la "atención consciente". Según el
neurocirujano Bejamin Libet, autor de Mind Time: The Temporal Factor in Consciousness,
hay un cuarto de segundo de retardo entre el momento en el que una
persona siente un impulso y entre el momento en el que actúa. Si te das
ese cuarto de segundo de poner atención consciente, te puedes cuestionar
las decisiones. Me paro para elegir mejor. Eso es poner conciencia.
(ver artículo Cómo convertir tu cerebro en aliado). Los pensamientos, cuando no se dominan, pueden hacer de la mente una especie de campo de concentración.
Te recomiendo el libro Tu cerebro lo es todo: ¿Sabes cómo y por qué decides? (Plataforma, 2012), un libro coral en el que también participa Mónica Deza, Vicepresidente de Innovación de McCann Worldgroup y experta en neuromarketing.
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