Escojo a mis amigos no por la piel u otro arquetipo cualquiera, y sí por la
pupila.“Tiene que tener un brillo cuestionador y una tonalidad
inquietante.“A mi no me interesan los buenos de espíritu ni los malos de
hábitos.“Me quedo con aquellos que
hacen de mí un loco y un santo.“De ellos no quiero respuesta, quiero mi
opuesto.“Que me traigan dudas y angustias y aguanten lo peor que hay en
mí. Para eso, sigo siendo loco.“Los quiero santos, para que no duden de
las diferencias y pidan perdón por las injusticias.“Escojo mis amigos
por la cara lavada y por el alma expuesta.“No quiero solo el hombro o el
regazo, quiero también la mayor de sus alegrías.“Amigo que no ríe con
uno, no sabe sufrir con uno.Mis amigos son todos así: mitad estupidez,
mitad seriedad.“No quiero risas previsibles ni llantos piadosos.“Quiero
amigos serios, de aquellos que hacen de la realidad su fuente de
aprendizaje, pero luchan para que la fantasía no desaparezca.“No quiero
amigos adultos ni aburridos. Los quiero mitad infancia y otra mitad
vejez.Niños, para que no olviden el valor del viento en el rostro y
viejos, para que nunca tengan prisa.Tengo amigos para saber quién soy
yo.“Pues viéndolos locos y santos, bobos y serios, niños y viejos, nunca
me olvidaré de que normalidad es una ilusión imbécil y estéril”. Oscar
Wilde
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