Por Nora Bär | LA NACION
Como los monarcas de los cuentos infantiles, para la mayoría de nosotros la "reina de las ciencias" está rodeada de misterio. Y, se sabe, del misterio se nutren los malentendidos. Uno de los más comunes pinta a la matemática como una disciplina rutinaria. Otro sugiere que para convertirse en uno de sus cultores hay que ser una especie de "acróbata" de los números. Si bien la historia ofrece ejemplos impresionantes de este virtuosismo (como el del matemático indio Ramanuján), lo cierto es que no todos tienen esta destreza. Cuando a Sofía Kovalevskaya, la primera mujer europea que obtuvo el título de "doctora" (aunque en su época, en pleno siglo XIX, a ellas les estaba vedado el ingreso en la universidad y la docencia universitaria), le ofrecieron un puesto en una escuela elemental de niñas, lo declinó diciendo no sin cierta sorna que "por desgracia", no se le daban "nada bien las tablas de multiplicar".
Lo cierto es que la tarea de un matemático consiste no en "hacer cuentas", sino en resolver problemas, en concebir relaciones entre ideas. En suma, en asomarse a los paisajes de la abstracción que, a veces, pueden deslumbrar con su belleza como la música o la poesía.
En este sentido, como dice Adrián Paenza, participar en una olimpíada es un acto de confraternidad con "pares" de todo el mundo, una posibilidad de compartir gustos, de discutir temas que a otros les son totalmente transparentes. "No me interesa tanto el ganador, sino la construcción, el trayecto...", subraya. Si el lema de las olimpíadas atléticas es Citius, altius, fortius, (más rápido, más alto, más fuerte), aquí se compite por el placer del descubrimiento...
Comentario de Horacio Krell.
Un maestro pidió que sumaran del 1 al 100. La mayoría usó la fuerza bruta pero un niño dio al toque la solución. Con ingenio: sumó 1 y 99, 2 y 98, 49 veces 100 (4.900) más 50, más 100. Al niño que se convertiría en el célebre matemático Gaus, se le ocurrió una idea divertida y la ejecutó ¿Cúal es la suma del 1 al 99,? Muchos que conocen la historia se equivocan: responden de memoria 5050, los que no piensan suman un nº tras otro y los que conocen la fórmula la aplican. Leonardo da Vinci para conocer la forma de un problema, lo reestructuraba sin la tentación de resolverlo de la manera habitual. La memoria se aplica al pasado y puede ser una traba ante un problema que por definición es algo nuevo. Lo divertido es enseñar a pensar. Razonar es pensar pero se puede pensar sin razonar. El branistorming es una técnica grupal de creatividad. Así los colegas de Lukas Wartman lo salvaron de una leucemia trabajando contra reloj. Las olimpíadas sirven pero siempre mejor que competir es cooperar.
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