Sí, lo has leído bien. Los cisnes negros y la suerte determinarán el futuro de tu negocio (seas una marca empresarial o una marca personal). Son dos temas poco hablados a nivel empresarial, pero igualmente decisivos. Nadie se libra de ellos. A continuación, te explico el por qué. Será un artículo un poco largo, pero te aseguro que merecerá la pena y que entenderás bien lo que te digo.
En primer lugar, ¿qué son los Cisnes Negros? Conceptualmente hablando, los Cisnes Negros son “el impacto de lo altamente improbable”. Lo denominó así Nassim Nicholas Taleb y proviene de la creencia popular, hasta el siglo XVII, de que los cisnes únicamente podían ser blancos. Sin embargo, en 1697, gran parte del mundo se conmocionó cuando descubrieron en Australia cisnes con un plumaje de color negro. La realidad cambió. Una realidad que ignoraban los ciudadanos del Viejo Mundo, pero que no eliminaba su existencia. En Economía, un Cisne Negro es considerado como un evento de enorme magnitud, totalmente inesperado (porque se ignora una parte de la realidad) y cuyos efectos producen grandes alteraciones en el entorno en el que se produce. Una vez ocurrido, el ser humano es capaz de encontrar sus causas y probablemente no se vuelva a producir, aunque en el futuro seguirán apareciendo nuevos Cisnes Negros diferentes (por el surgimiento de un nuevo “status quo” y su evolución, que nos llevará dentro de un tiempo a desconocer otra parte de realidad). ¿Quieres algunos ejemplos? El crac de 1929, la crisis del petróleo de 1973, la crisis financiera de 2007 con origen en las hipotecas subprime, la Revolución Digital, etc. En mi opinión, el último y más potente es el de la Revolución Digital. Nadie esperaba que Internet y la explosión de la web 2.0 nos iba a llevar a una crisis sistémica y, por tanto, también a un nuevo paradigma económico y laboral. Las empresas que no se adapten a esta nueva situación, están condenadas a desaparecer más pronto que tarde (como Kodak, Blockbuster, etc) o a reinventarse con muchos problemas (como ha ocurrido, por ejemplo, en los sectores de la prensa, la música, las editoriales, etc). Los Cisnes Negros afectan tarde o temprano a tu negocio.
¿Y cómo influye la suerte? Gran parte del éxito de tu negocio (seas una marca empresarial o personal) depende de la suerte. Más vale tener suerte que talento. No obstante, yo no creo en la suerte como tal y sí en la suerte fruto del trabajo duro y de ser proactivo (saliendo fuera de la zona de confort e investigando las tendencias). Como decía Seth Godin, “lo más arriesgado hoy en día es ser prudente”. La suerte es una actitud. Nuestra suerte viene, en gran parte, determinada por nuestra habilidad para intuir la llegada de un Cisne Negro y las repercusiones que ello conlleva. Nuestro cerebro está programado para crear historias simples sobre fenómenos muy variados y complejos y, por tanto, acabamos falseando la realidad cuando pasamos por alto las pequeñas anomalías. De este modo, perdemos control de la realidad y somos incapaces de predecir lo que ocurrirá en el futuro (aunque orientativamente podamos intuir por dónde va). Por ello, es importante tener un espíritu de “eterno aprendiz” o “en beta permanente” y estar continuamente aprendiendo y analizando las tendencias. La suerte afecta tanto a las entidades como a los profesionales. Muchos negocios o carreras profesionales de éxito se han labrado por ese pequeño momento oportuno o empujón necesario para comenzar o alcanzar lo que sea. Sea por persistir, por conocer a alguien relevante, por un inversor, por un contacto profesional, por un evento económico, por evento social, etc. Los pequeños detalles marcan la diferencia. Es importante estar en el momento y lugar precisos, pero, como he dicho antes, la suerte hay que buscarla. Warren Buffet decía que “es necesario ser ambicioso cuando otros son temerarios y ser temerarios cuando otros son ambiciosos”. “Manteneos hambrientos, manteneos alocados”, decía Steve Jobs. “Mantén ambiciones grandes, expectativas moderadas y necesidades pequeñas”, dice Emilio Márquez. Para ello, es necesario estar siempre en alerta y con espíritu de superación o sino se te cumplirá el dicho de “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”
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