... y le preguntó la luciérnaga a la serpiente tras ser perseguida por ésta durante horas: señora serpiente, ¿y usted por qué me quiere quitar de en medio con lo shiquetita que yo soy, si usted se puede comer a quien le apetezca en esta selva? Y le contestó la serpiente, babeando, maligna, socarrona, agitando su cascabel como si fuera un tridente: querida luciérnaga, sencillamente, porque BRILLAS...
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