Escrito por Jennifer Delgado Suárez.
Durante décadas, los psicólogos y gurús de la Psicología Positiva nos han empujado a desarrollar la autoestima porque afirmaban que sin ella es imposible llegar a tener éxito. Sin embargo, la realidad es bien diferente porque existen personas con mucha autoestima que jamás logran sus objetivos y otras que no se aman mucho pero que tienen éxito. ¿Por qué sucede esto?
Hace algunos años, Joanne Wood, un profesor de psicología de la Universidad de Waterloo en Ontario, se dispuso a probar la idea de que las afirmaciones positivas para aumentar la autoestima no eran muy eficaces. Así, reunió a un grupo de personas con baja y alta autoestima y le spidió que se repitiesen frases positivas sobre su valía personal.
Al final, las personas con alta autoestima reportaron sentirse más alegres y con más disposición a enfrentar los retos de la vida pero las recomendaciones positivas obtuvieron el efecto contrario en quienes tenían una baja autoestima; de hecho, reconocieron que se sentían peor que al inicio del estudio. Esto probablemente se debe a que las afirmaciones positivas son un recordatorio permanente de la distancia que deben recorrer, por ende, indica los fracasos y resulta desalentador.
De la misma forma, se ha demostrado que quienes tienen una autoestima demasiado elevada, tampoco son particularmente felices y tienden a mostrar más comportamientos racistas y violentos que el resto de las personas.
El mecanismo de base
Entonces, si la baja autoestima no se puede eliminar con simples frases y no afecta los resultados objetivos que alcanzamos en la vida, ¿de qué sirve? A nuestra ayuda acude Jonathon D. Brown, un psicólogo social de la Universidad de Washington, que ha estado reflexionando al respecto durante varios años.
Brown considera que todos tenemos un nivel básico de la autoestima que se desarrolla durante la infancia a partir de las interacciones con los padres. Así, en lugar de respeto o admiración hacia uno mismo, él define la autoestima como un afecto. Es decir, las personas con una autoestima saludable se perciben de forma positiva y se aceptan incluso ante el fracaso. Al contrario, quienes tienen una autoestima baja, se hunden aún más ante los fracasos.
Este investigador considera que la autoestima está protegida por una "red de seguridad", que se conforma a partir de las relaciones familiares tempranas. Esta red de seguridad nos permite mantenernos a flote aún cuando fracasamos pero existen personas que no logran desarrollarla ya que en su infancia fueron infravalorados constantemente, en estos casos, se desarrolla la baja autoestima. Por supuesto, quienes tienen una autoestima saludable suelen lidiar con más facilidad con las situaciones tensionantes o desfavorables.
¿Quieres ser feliz? ¡Olvídate de la autoestima!
Roy Baumeister, profesor de la Universidad Estatal de Florida y uno de los pioneros en la investigación sobre el valor de la autoestima se vio "obligado" a hacer un cambio radical en su propia teoría a partir de los años '80. Cuando este psicólogo realizó un meta-análisis donde se intentaba correlacionar la autoestima y los marcadores externos de éxito en la escuela, en el trabajo y en las relaciones sociales encontró que no había ninguna evidencia de que una autoestima alta ayudase a que las personas fuesen mejores estudiantes, los más exitosos en el trabajo o los más saludables. Así, el propio Baumeister recomienda: "olvídese de la autoestima y concentrarse más en el autocontrol y la autodisciplina".
Obviamente, más allá de este consejo e independientemente de que la autoestima nos ayude más o menos a lograr nuestros objetivos, lo cierto es que no amarse a sí mismo no nos proporciona una vida particularmente feliz. Por eso lo mejor es aprender a lidiar con estos sentimientos de inferioridad.
Por fortuna, muchos investigadores se han percatado que existe una forma eficaz para lidiar con la baja autoestima y es no seguirle su juego. Es decir, la inmensa mayoría de las personas con baja autoestima no son capaces de atribuirse sus propios éxitos y buscan continuamente razones para el fracaso. Sin embargo, este es un patrón de comportamiento que se puede cambiar simplemente aprendiendo a ser objetivos.
Cada uno de nosotros comete errores pero también cosecha éxitos y tanto unos como los otros, son nuestra responsabilidad. Por ende, las personas con baja autoestima deberían aprender a felicitarse por sus éxitos y de esta forma se rompería el círculo vicioso que han creado a su alrededor.
Otro excelente consejo es focalizarse en los aspectos realmente esenciales de la vida y dejar de preocuparse por los detalles sin importancia, de esta forma minimizarás considerablemente las áreas de acción en las cuales no tienes grandes aptitudes.
Finalmente, recuerda tratarte como tratarías a un niño pequeño, recriminándolo con justicia para que pueda crecer pero recompensándolo por todo lo que hace bien.
Fuente:
Brown, H. (2012, Abril) The Boom and Bust Ego. En: Psychology Today.
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