Hasta ahora se barajaban diversos estudios que tener amigos y general unas ricas conexiones sociales alarga nuestra vida y reduce la probabilidad de sufrir enfermedades, sobre todo de índole coronaria.
Si, además, nos rodeamos de gente feliz y optimista, nuestra felicidad también se incrementará: las sonrisas se propagan casi como el bostezo. Uno de los estudios más importantes sobre el contagio de la felicidad, el Framingham Heart Study, publicó sus análisis en la revista British Medical Journal, en enero de 2009. En él se recogieron y analizaron la información personal, social y clínica desde 1945 de casi 5.000 personas que vivían en la localidad de Framingham, Massachussets.
Ahora, además, según un estudio de la Universidad de Cornell presentado en la reunión anual de la Sociedad estadounidense para la Psicología Social y la Personalidad por Amit Kumar, podemos sugerir que hay conversaciones que nos producen más bienestar y felicidad que otras. Si bien hablar de bienes materiales no nos hace sentir especialmente bien, sí lo hacen las conversaciones que giran alrededor de experiencias y acontecimientos pasados.
Al explicar nuestras anécdotas positivas a los demás, las revisitamos y nos parecen mucho más gratificantes: al pasar el tiempo, olvidamos más fácilmente los aspectos negativos de la experiencia o lo enfocamos con más humor. Por ello la mejor inversión económica que podemos hacer es la relativa a las experiencias (viajes, experiencias compartidas, etc.) y no bienes materiales (con el tiempo, en vez de ser más especiales se vuelven más anodinos y pierden lustre.
Para realizar la investigación, los investigadores contaron con 96 participantes a quienes les pidieron recordar una situación importante o una compra material. A continuación, se les preguntó cuanto tiempo habían invertido para cada conversación y la satisfacción que habían obtenido de cada una.
Vía | Teinteresa
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