viernes, 29 de marzo de 2013

Cuando innovar es insistir

http://www.xaviermarcet.com/2013/03/cuando-innovar-es-insistir.html




Leo en Fast Company que la empresa finlandesa Rovio , creadora del famoso juego Angry Birds, uno de
 los más vendidos de la historia, estuvo años para desarrollarlo y que antes de alcanzar el éxito tuvieron
 que probar 52 versiones y estuvo a punto de quebrar. Rovio fue impulsada por tres estudiantes de la 
Universidad Aalto  que en 2003 participaron en un concurso de juegos impulsado por Nokia y HP. Nestlé 
fundó Nespresso en 1986. La visión que tuvo de café de calidad en cápsulas no varió pero el camino hasta
 el éxito fue sinuoso y no llegó hasta principios de los 2000.  El lubricante WD-40 quiere decir 
literalmente "Water Displacement - 40th Attempt", puesto que el químico que lo desarrolló necesitó 39
 prototipos hasta conseguir el producto que quería ofrecer, un aceite que lubricara y repeliera la humedad.

Hay muchos ejemplos de innovación lenta.  Nada nuevo después de que Edison ya pontificara que 
para conseguir su bombilla en el intento número mil había aprendido 999 formas de cómo no hacer una 
bombilla. También es cierto que el mismo Edison  insiste en que “las personas no son recordadas por el
 número de veces que fracasan, si no por el número de veces que tienen éxito”.

Escribo estas líneas después de hablar con un director de innovación de una empresa con la que 
colaboramos. Estaba eufórico. Acababa de presentar una nueva categoría de producto al resto del 
equipo directo. Todos habían alucinado con la propuesta. Atrás quedaban 2 años de trabajo iterativo. 
Adelante y atrás y bastantes ejercicios de lateralidad, alternando días de dudas con jornadas de 
certidumbres.  Todavía queda un año para que llegue al mercado.

Innovar a veces es insistir. No desfallecer. Algunos directivos que ven la innovación como un proceso 
lineal y muy rápido deberían leer más historias de innovación. El libro de Steven Johnson Where Good
 Ideas Come from: The Natural History of Innovation, relatando las historias de “corazonadas lentas” 
es especialmente  inspirador en este sentido. Cuando una empresa pide resultados de innovación en
 pocos meses hay dos posibilidades. O que se refiera simplemente a innovación incremental o que no 
haya hecho nunca innovación.  

Soy un ferviente partidario de la innovación ágil. Justo ahora acabamos de desarrollar una metodología 
para pasar de una idea a un negocio en un mes, en el sentido de poder tomar decisiones de calidad 
sobre propuestas que ya estén maduras conceptual o tecnológicamente. Se trata de saber combinar 
agilidad con maduración. Incluso en aquellas cosas que deben tener un madurar lento las decisiones pueden 
ser ágiles. Confundimos agilidad con velocidad. La innovación necesita decisiones ágiles y procesos
 de maduración que a veces requieren mucha insistencia e iteración y otras veces son más rápidos.

(La imagen pertenece a una  obra de Andrea Mantegna)

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