Si nunca has escuchado hablar de Los Cuatro Acuerdos, te resumimos su contenido y los aplicamos a
los emprendedores, que es el tema principal de nuestro blog. El libro de Miguel Ruíz es un gran éxito de
ventas dentro de los libros de inteligencia emocional. Es corto, sencillo, y en general merece la pena su
lectura porque pone en palabras algunas cosas que quizás habías intuido antes.
El crecimiento personal no es para mí
Quizás seas parte de las muchas personas que se cierran inmediatamente al escuchar palabras
como crecimiento personal u autoayuda. A lo mejor piensas que la mayoría de los contenidos que tratan
los temas relacionados con la inteligencia emocional son obras de charlatanes o condensados de obviedades.
Y en parte puede que tengas razón, porque realmente te puedes encontrar de todo, pero también hay textos
muy interesantes y que te pueden aportar mucho.
Si todavía no te has dado cuenta que los aspectos emocionales tienen mucho más poder sobre nuestras
vidas que los racionales, te invito a que analices las últimas decisiones que has tenido, y el porque de ellas.
Si lo haces de forma sincera, te darás cuenta que casi siempre el factor decisivo es una emoción, pero quizás
tu le llames perfil de personalidad.
Los cuatro acuerdos
Cuando te decía que es un libro sencillo, la verdad es que se puede resumir empleando precisamente
los 4 acuerdos que defiende el autor. Por acuerdos se refiere a principios que puedes decidir a aplicar
por voluntad propia en tu vida diaria. Los cuatro conceptos son muy simples de expresar, pero bastante
más difíciles de poner en práctica. Quizás en toda tu vida no consigas jamás aplicarles al 100%, pero solo
con procurar hacerlo las relaciones con los demás pueden mejorar notablemente. Los cuatro acuerdos son:
Sé impecable con tus palabras
No te tomes nada personalmente
No hagas suposiciones
Haz siempre lo máximo que puedas
Ahora vamos a repasarlos brevemente uno por uno, explicando a que corresponden y como pueden ser útiles
para un emprendedor.
1º- Ser impecable con tus palabras
¿Qué significa eso? Simplemente que cada vez que hables (contigo mismo, pero sobre todo con los
demás), intentes expresarte de la forma más neutra y positiva posible. Esto supone un grandísimo
esfuerzo cuando estás bajo los efectos de una emoción grande, especialmente cuando se trata de un
sentimiento negativo (ira, miedo).
Cada vez que gritas, insultas, eres irónico, sarcástico con alguien o emites un juicio sobre la persona en
lugar de sus actos, no eres impecable con tus palabras. En estos casos, lo más probable es que tu interlocutor
se fije más en la forma de lo que dices que en el fondo, y por lo tanto no conseguirás tus objetivos.
Como emprendedor, es fundamental ser impecable siempre, sean las circunstancias que sean. Puedes
estar estresado, cabreado por una metedura de pata de otra persona, pero nunca deberías permitirte tratar
mal a nadie, por muy justificado que creas que este. Para mejorar se debe aprender de los errores, no
buscar culpables, y si caes en el error de usar las palabras como vía de escape pagarás las consecuencias.
2º- No tomarse nada personalmente
Si pensabas que el primer acuerdo era difícil de seguir, espera a probar no tomarte nada personalmente.
Sí, es literalmente no dejar que lo que digan los demás nos afecte, sea en positivo o en negativo. Y en
el libro Miguel Ruíz tiene una explicación muy interesante para ayudarte a entenderlo. Dice que lo que
realmente expresan las personas cuando te hablan muy mal (insultándote) o muy bien (halagándote)
no tiene nada que ver contigo, sino con su propia situación emocional.
Párate un momento para reflexionar sobre eso. ¿Una persona te insultaría si se sientiese en paz?
¿Una persona te halagaría si estuviese enfadada? No. Por lo tanto, lo que te dice una persona no es
un juicio de valor sobre ti, sino una expresión de su emoción del momento. No tiene nada que ver contigo,
y por lo tanto es absurdo que te dejes contagiar por esas palabras.
Pero más allá de eso, el motivo por no tomarte nada personalmente es que si tú mismo no estás
seguro de conocerte al cien por cien, los demás saben aun menos sobre ti, y por lo tanto, su opinión no
puede afectarte. No quiero decir por ello que no tengas que escuchar los consejos ajenos, sinoque te tomes
todo lo que te digan como elementos de información (sea si te hablan mal, halagándote o
desde la impecabilidad de la palabra).
Como emprendedor, significa que no puedes desanimarte porque un cliente te llama furioso porque
está descontento con su compra. Tampoco deberías saltar de alegría si otro te felicita. Deberías
recibir la información relevante por tu negocio, es decir en qué has fallado, en que has acertado, para
aprender de los errores y reproducir los éxitos.
3º- No suponer
En mi opinión, es quizás el acuerdo más fácil de poner en práctica, porque tiene que ver más con la
reflexión y menos con la reacción a los eventos, y por lo tanto es más probable aplicar cambios.
¿Qué significa no suponer? Simplemente que no saques conclusiones basadas en deducciones en lugar
de la información. En las relaciones personales, tendemos a hacerlo todo el tiempo. Pensamos “me ha dicho
eso, pero estoy seguro que en realidad piensa esto otro”. Es absurdo pero es algo muy frecuente. La solución es
no suponer, y tomarse las cosas como son. Si una persona te afirma algo, la primera vez tienes que creerla.
Si luego resulta que no era cierto, tendrás que confrontarla. Pero la mayoría de las veces imaginamos intenciones ocultas donde no las hay, especialmente con personas cercanas que no nos quieren daño alguno.
En otras ocasiones, no preguntamos porque no queremos saber la verdad (por si no nos conviene),
y funcionamos con una “verdad” basada en lo que pensamos que el otro piensa. Evidentemente es un error.
No querer saber las cosas no cambia su realidad (como una persona que no quiere hacer un examen médico
con miedo a que le salga algo malo).
Como emprendedor, no suponer significa entre otras cosas organizar bien el trabajo. Algunos jefes se
enfadan muchísimo porque una persona no hizo alguna tarea, y cuando se analiza correctamente el
motivo, muchas veces fue o porque el jefe no dijo nada (supuso que porque era importante para él el empleado
lo adivinaría), o pidió que se hiciera pero sin destacar la importancia (suponiendo que era implícito).
Tampoco puedes suponer lo que piensan tus clientes o tus proveedores. Si quieres saber lo que hay, hay
que preguntar, por mucho que cueste.
4º- Dar siempre lo máximo que puedas
La lógica tras este cuarto y último acuerdo es que si haces lo máximo, no puedes reprocharte nada.
Si no alcanzas los objetivos que tenías pero has dado lo máximo que podías, no existe motivo para
el remordimiento.
Para mi personalmente me resulta a la vez un concepto interesante y utópico. Está claro que hacerlo máximo
es deseable, pero donde me cuesta mucho ver como se puede aplicar es por la definición de “lo máximo
que puedas”.
Miguel Ruíz no se refiere a matarse en el trabajo para conseguir ser rico, o a una dedicación absoluta en
cualquier aspecto de nuestras vidas. La idea es más bien que des el máximo en todo lo que hagas, respetando
un lógico descanso y ocio. Que cuando estés en el trabajo des lo mejor de ti, que cuando estés con tu
familia o tus amigos des lo mejor de ti, y cuando disfrutes de ocio, también lo hagas.
Indirectamente, significa que no puedes sacrificar ninguna parte importante de tu vida por las otras (y quizás
te interese leer la historia del profesor y el bote de mayonesa). Parece obvio que no podrás dar lo mejor de ti
con tu familia si llegas tarde y cansado a casa cuando los niños ya duermen. Tampoco podrás rendir en el
trabajo si sales hasta las tantas todos los días.
Aunque sea difícil definir lo que es dar el máximo, quizás podamos encontrar la solución invirtiendo
la frase. Busquemos que es “no dar el máximo”. Piensa en todos estos momentos en los cuales piensas
“eso ha sido tiempo perdido”. Quizás esa hora pasada haciendo zapping de un canal a otro o viendo un
programa que ni te interesaba lo más mínimo ni te aportaba nada.
Para un emprendedor, dar lo máximo que se pueda tiene mucho que ver con buscar lo que funciona y lo
que no, y ser eficaz. Quizás estés trabajando mucho pero sin dar lo mejor de ti porque has enfocado mal el
trabajo. Te recomiendo que te tomes un tiempo para pensar en lo que realmente podría funcionar y lo que no
antes de ponerte a trabajar como loco.
Quizás estés haciendo algo poco productivo (a corto, medio y largo plazo). Quizás prefieras dedicarte a
trabajos que te gustan y dejes de lado otros que podrían dar mejores resultados, porque te cuesta
emprenderlos o te resultan tediosos. Piénsalo.
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