están en todas partes, crean mundos, bendicen, inspiran, se levantan y se acuestan con nosotros y nos hacen universales, ubicuos, capaces de vivir muchas vidas y conocer sitios en los que nunca hemos estado. Amo su olor, su peso, su misterio, el negro de sus letras. Nada sería igual en mi vida sin ellos. Hasta el Genésis lo proclama: En el principio era el Verbo. Siempre el Verbo, la palabra y esos pequeños templos de papel donde va quedando lo más esencial de la experiencia humana y el portento de su imaginación. Gioconda Belli.
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