domingo, 30 de junio de 2013

“Dibujar es lo único que no he dejado de hacer desde que nací”

http://www.yorokobu.es/los-dibujos-de-una-mana-con-mucho-arte/  by 

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Arantxa Recio se hace llamar Harsa. Un día lo decidió así. No es que sea andaluza simplemente le hacía gracia la expresión y la adoptó como nombre artístico. Ella es zaragozana y dibujar según ella, es lo único que no ha dejado de hacer desde que nació.
Estudió en la escuela de artes de Zaragoza, se especializó en ilustración y se diplomó en diseño gráfico. Con el título bajo el brazo pero aún sin el pan, realizó algunos talleres impartidos por varios artistas y trabajó como diseñadora, pero el azar hizo que se decantase por la ilustración.
“Los talleres los sigo haciendo hoy día, es un reciclaje artístico, me gusta seguir formándome para aprender cosas nuevas e intercambiar opiniones y si me sale algo de diseñadora… pues no le digo que no”, recalca la ilustradora.
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Su estilo es una mezcla de muchas cosas, “lo han definido como naïf pero no creo que lo sea del todo. Me siento más identificada con el “lowbrow”, pero también bebo de otras corrientes como el expresionismo, dadaismo o surrealismo”, comenta Arantxa.
Su proceso de trabajo suele comenzar con la documentación, “me gusta meterme bien en la historia, es parecido a lo que hace un actor cuando interpreta un papel… es divertido”, explica. Después la técnica depende del formato y el trabajo pero aunque utiliza el ordenador y las herramientas digitales para añadir texturas y colores, no quiere perder la parte manual “el sonido que hace un trazo sobre el papel, los accidentes, las manchas… Todo eso está lleno de vida”.
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Las causas de derrotas y victorias

http://psico-deportes.blogspot.com/2013/06/las-causas-de-derrotas-y-victorias.html 



Las teorías de la atribución examinan como en una competencia, los jugadores analizan las conductas propias y las de los demás. Este es un enfoque cognitivo de la motivación, que explica la forma de percibir situaciones, causas o atribuciones para poder comprenderlas, para darles un significado, una explicación acerca de lo sucedido.
Siempre estamos evaluando los acontecimientos, y más aun, cuando se trata de victorias o derrotas. ¿Por qué hemos ganado? ¿Por qué hemos perdido?  Toda competencia significa una evaluación, somos buenos o somos malos, y ésta es una buena oportunidad para aplicar la teoría de la atribución y determinar en qué estado emocional se encuentra una persona o un equipo.
Los resultados disparan emociones y pensamientos como respuesta acerca del porque del evento. Ante una victoria se reacciona con felicidad, pero un fracaso es desconcertante. Los números no siempre concuerdan con el verdadero porque de las conductas, y dependerá de la realidad interna de cada participante. El ser humano actúa de acuerdo a sus actitudes, creencias y pensamientos y estas formas de ser interactúan con las emociones y la conducta de cada individuo.

Las conclusiones acerca de un pobre o buen rendimiento, no siempre concuerdan con la veracidad del evento. Ciertos factores como ser, las causas externas (el clima, el réferi, la cancha, los lesionados, los espectadores, la suerte) están fuera de control. Son situaciones que no se pueden manejar. Casi siempre se tiende a colocar el error en el exterior, ya que cuando no se soporta, es más fácil de tolerar. Bien sabemos que no podemos cambiar al tiempo, ni al rival, ni al réferi, pero sí se puede encontrar la verdadera causa en cada uno de sus participantes, como elemento para futuro aprendizaje. Por ejemplo un equipo ha perdido contra un rival superior. Podemos encontrar dos tipos de explicaciones:

 a) El contrarío jugó mejor, estaba mejor posicionado, tenía jugadores frescos para los cambios, o

b) Siempre nos pasa lo mismo, tenemos muchos lesionados, no tenemos suerte, tuvimos un mal día.

Seguramente la causa de la derrota estaba relacionada a un equipo superior en calidad y rapidez de juego, pero como la verdad no se tolera, se coloca en su lugar, diferentes respuestas inconscientes como protección contra aquello que lastima la autoestima. Esa respuesta desplaza la causa y conforta al Yo. 

Esto mismo sucede en la vida personal. Cuando un jugador con bajo concepto de sí mismo comete un error se dice: “siempre me pasa lo mismo”, cuando podría pensar “hoy tuve un mal día, no estaba en un buen nivel”perdonándose y abandonando ese lugar de perdedor.  en la primera afirmación podríamos preguntar ¿Por qué respondés como un perdedor? 
Al interpretar los sucesos tal como se producen, perdonando los errores y generando una posibilidad de cambio, reforzamos el concepto de Yo, al comprometerse con lo sucedido.  Después de un partido es tarea de entrenador o profesor, analizar los motivos reales de los resultados, ya sean positivos o negativos, internos o externos, aceptando la responsabilidad cuando corresponda, o relacionarlos a causas externas cuando así fuera.

 Una derrota no siempre es el resultado de: “se nos escapó el resultado, no tuvimos suerte, el réferi no nos perdonó una, se me salíó la cadena, etc.”. Es necesario encontrar las verdaderas causas y trabajar sobre ellas, dando posibilidad al cambio, a la superación, a dar un poco más, centrando los objetivos en el aprendizaje y no en la crítica y la repetición de viejas historias.
Estamos acostumbrados a predecir y conceptualizar las acciones diarias para obtener cierta estabilidad en nuestras vidas. Pero de eso no se trata el deporte. Reforcemos nuestras capacidades, nuestras habilidades, centrémonos en el esfuerzo, en cómo llegar. La suerte no existe, es un factor inestable que puede caer para los dos lados. Lo que algunos jugadores llaman suerte, los campeones llaman capacidad. La suerte llega al hacer todo lo posible para obtenerla, trazando y luchando por objetivos. Seguramente cuando mejor juegues más suerte tendrás en tu deporte.

 
 
 Julia Alvarez iguña

DAR Y RECIBIR

http://clavesliderazgoresponsable.blogspot.com/2013/06/dar-y-recibir-un-enfoque-revolucionario.html 


Adam Grant, psicólogo organizacional, profesor de Wharton Business School y ganador de numerosos premios por sus investigaciones, en su libro “Give and take”  (“Dar y recibir”), recientemente publicado y que ya hemos mencionado en una entrada anterior, plantea que para tener éxito y “llegar a la cumbre” es crítico que no nos centremos exclusivamente en nuestro “viaje” sino que nos preocupemos por recorrer el camino con nuestros profesionales.  Propone las siguientes ideas:
Normalmente se acepta que las personas que tienen mucho éxito tienen 3 cosas en común: motivación, habilidad y oportunidad. Si queremos triunfar necesitamos una combinación de trabajo duro, talento y suerte, pero existe otro factor, frecuentemente menospreciado, que es crítico y es la forma en que enfocamos nuestras relaciones con los demás. Cada vez que interactuamos con otra persona en el trabajo hacemos una elección: intentamos reclamar para nosotros todo el valor que podamos  o contribuimos y aportamos valor sin preocuparnos por lo que recibimos a cambio.
Diversas investigaciones realizadas en las tres últimas décadas por los científicos sociales han puesto de manifiesto que las personas podemos diferir mucho en cuanto a nuestras preferencias de reciprocidad. Grant distingue a dos tipologías situadas en los extremos del espectro de la reciprocidad en el trabajo:
1.- RECEPTORES. Procurar recibir más de lo que dan y ponen sus intereses por delante de los de los demás. Piensan que el mundo es un lugar competitivo en el que para triunfar tienen que demostrar o aparentar que son mejores que los demás, por lo que se auto promocionan  y se aseguran de recibir numerosos reconocimientos por sus esfuerzos. Ayudan a los demás cuando estratégicamente valoran que los beneficios que pueden obtener compensan los costes personales.
2.- DONANTES.  Son más escasos en el mundo laboral. Prefieren dar más de lo que reciben y se centran en prestar atención a lo que los demás pueden necesitar de ellos. Ayudan a los demás sin esperar nada a cambio. Son generosos al compartir su tiempo, energía, conocimientos, habilidades, ideas y relaciones con otros colaboradores que se pueden beneficiar de sus aportaciones. No requiere que se realicen extraordinarios actos de sacrificio, como pueden ser los de Mahatma Gandhi o Teresa de Calcuta, implica por ejemplo el estar centrado en actuar teniendo en cuenta los intereses de los demás, ayudando, facilitando coaching y mentoring, compartiendo los triunfos o facilitando las interrelaciones con los demás. Fuera del trabajo en nuestras relaciones familiares o de amistad si es frecuente que nos comportemos de esta forma.
Profesionalmente, según Grant, pocos de nosotros actuamos exclusivamente como donantes o receptores, solemos adoptar un tercer modo de comportamiento que consiste en intentar encontrar un equilibrio entre lo que damos y los que recibimos, operando bajo la idea de un principio de “justicia”: cuando ayudan a otros se están protegiendo ya que  esperan reciprocidad.
Normalmente vamos cambiando de un estilo de comportamiento a otro según los roles que vamos desempeñando en el mundo laboral y las distintas relaciones. Podemos comportarnos como receptores al negociar nuestro salario, como donantes al actuar como mentores de algún compañero con menos experiencia y buscar el equilibrio al compartir conocimientos y experiencias con otros profesionales. Pero solemos adoptar preferentemente uno de los comportamientos.
Profesionalmente los tres estilos de reciprocidad tienen sus ventajas y desventajas, pero parece, según distintas investigaciones, que el que menos acompaña al éxito profesional sería el de donante, ya que procuran potenciar a los demás, pero pueden sacrificar su propio progreso en el proceso. Paradójicamente, también son los que se sitúan en lo alto de la escala que mide éxito o fracaso, ya que son capaces de crear valor para ellos mismos mientras maximizan las oportunidades de que este valor fluya y genere beneficios para los demás.
 Todos los estilos pueden alcanzar el éxito pero cuando un donante es el que triunfa el éxito se disemina, pero cuando lo hace un receptor con frecuencia alguien pierde. Distintos estudios muestran que las personas solemos envidiar a los receptores afortunados y que intentamos bajarles de su pedestal, mientras que con los donantes adoptamos una conducta de colaboración y apoyo, ya que estos crean valor compartido.
En las tres últimas décadas el psicólogo Shalom Schwartz ha estudiado los valores y principios rectores que guían a las personas en distintas culturas a lo largo del mundo, entre ellas España, Sudáfrica, Malasia, Estados Unidos, Australia, Chile o Suecia. Pidió a los encuestados que valorasen la importancia de determinados valores que clasificó en dos listas:
Lista nº 1:
Riqueza: dinero y posesiones materiales.
Poder: dominancia, control sobre los demás.
Placer: disfrutar de la vida.
Ganar: ser más que los demás.
Lista nº 2:
Disposición de ayuda: trabajar por el bienestar de los demás.
Responsabilidad.
Justicia social: cuidado de las personas que lo necesitan.
Compasión: responder a las necesidades de los demás.
Los receptores seleccionaron los valores de la primera lista, mientras los donantes prefirieron los recogidos en la segunda lista. En los doce países en los que se realizó el estudio  la mayoría de los encuestados seleccionaron el  dar y  trabajar por los demás como el valor más importante.
En el mundo profesional se produce la paradoja de que por el temor de ser considerados débiles o ilusos muchos donantes, sobre todo en escalafones altos de las organizaciones no se atreven a actuar como tales y lo hace buscando un equilibrio entre dar y recibir, llegando en ocasiones a sentirse presionados para adoptar actitudes de receptores en organizaciones que perciben como de suma –cero(o ganas o pierdes) en las que van a ser explotados si no se defienden. Ser donante es especialmente peligroso cuando nos encontramos con receptores puros.
El autor presenta en el libro distintos aspectos del comportamiento y actuaciones de cada estilo:
I.- CREACIÓN DE REDES SOCIALES.
Grant en el segundo capítulo del libro analiza cómo cada tipología desarrolla distintas redes sociales y cómo sus interacciones dentro de las mismas tienen distintas características y consecuencias.  Propone que aunque tanto los donantes como los receptores pueden conseguir tener amplias redes de relaciones, los primeros producen un mayor valor añadido a través de sus conexiones y en formas que pueden no parecer obvias. Reid Hoffmann, fundador de LinkedIn, dice que “Si ayudas a los demás, rápidamente refuerzas tu reputación y expandes tu universo de posibilidades”.
Cuando nos encontramos con un receptor tendemos a protegernos cerrándole  la puerta de acceso a nuestros contactos y no otorgándole nuestra ayuda ni confianza.  Para evitar encontrarse en esta situación muchos receptores fingen ser donantes, actuando de forma generosa para infiltrarse en nuestras redes. Pero se encuentran con la dificultad de mantener este comportamiento, que no es espontáneo,  en todas sus interacciones y suelen adoptar conductas dominantes y controladoras con sus subordinados y sorprendentemente sumisas  y respetuosas con sus superiores. Cuando se relacionan con personas poderosas son muy cuidadosos y extreman su  capacidad de halagar y seducir. Cómo resultado consiguen causar una primera impresión deslumbrante.
Los receptores pueden ascender en sus carreras profesionales de la forma anteriormente expuesta, pero pueden caer por su actitud con sus subordinados. Diversas investigaciones demuestran que cuando las personas van teniendo más poder se van sintiendo menos constreñidas y con más libertad para expresar sus tendencias naturales. Cuando los receptores sienten que van aumentando su poder van prestando menos atención a cómo son percibidos por sus colaboradores y subordinados, sienten que tienen derecho a perseguir sus retos individuales y a reclamar todo el valor que puedan. Con el tiempo este comportamiento de menosprecio y maltrato compromete sus relaciones y reputación, ya que la mayoría de las personas, como ya hemos visto en el mundo laboral, tienden a buscar un equilibrio entre dar y recibir, aspiran a la equidad y la reciprocidad y cuando los receptores violan estos principios tienden a reaccionar aplicando el dicho de “ojo por ojo” y reclaman justicia. No pretenden vengarse de los receptores por intentar aprovecharse de ellos, buscan justicia y castigarles, también por sus actuaciones injustas con otras personas, no sólo con ellos.
En el ámbito de las redes sociales nuevos estudios demuestran que cuando las personas se hartan de los receptores les castigan compartiendo información que afecta su reputación, como por ejemplo utilizando rumores y cotilleos. Cuando ésta se extiende, al ser negativa, el receptor se encuentra que ha perdido muchos de sus contactos y tiene dificultades para crear nuevas relaciones. Si enfocamos nuestras relaciones con el único fin de nuestro beneficio personal fracasaremos, ya que las personas tienden  a evitar ser explotadas.
La dificultad al establecer una nueva relación la podemos encontrar en adivinar los motivos e intenciones que subyacen en el nuevo contacto, ya que como hemos visto en muchas ocasiones los receptores suelen disfrazarse de donantes si piensan que pueden obtener algo que les interesa de nosotros.  Afortunadamente los receptores van dejando pistas:
1.- Su comportamiento con las personas con las que se relacionan a todos los niveles, como ya hemos visto.
2.-  La utilización del “autobombo”, suelen utilizar en sus conversaciones pronombres personales en primera persona: “yo, mi, mío”, intentar glorificar su imagen e intentan  tener salarios muy superiores al del resto de profesionales de su organización.
3.- En las redes sociales virtuales suelen incluir información sobre ellos mismos de autopromoción, resaltando su importancia y poder. Procuran tener muchas relaciones buscando contactos superficiales que les permitan difundir sus logros y obtener favores.
Tanto los receptores como los que buscan reciprocidad establecen relaciones se suelen centrar en aquellas que piensan les pueden ser de utilidad en un futuro cercano y dan de forma estratégica esperando un retorno que iguale  o supere su contribución. En lugar de hacer favores de forma reactiva a las personas que ya les han ayudado ofrecen su apoyo proactivamente a las personas de las que esperan  obtener algo en el futuro.
La reciprocidad puede tener dos inconvenientes:
a).- Las personas que reciben la ayuda pueden sentir que están siendo manipuladas. Cuando los favores se ofrecen interesadamente las personas que los reciben pueden preguntarse  si el que los ofrece se preocupa realmente por ellas o si está creando una situación que obligue a devolverlos y son realmente “regalos envenenados”.
b).- Las conexiones y relaciones que se establecen son más escasas y su calidad se resiente, ya que se limitan a aquellas de las que se espera algo a cambio.
Guy Kawasaki, de cuyo libro “El arte de encantar”, hemos hablado en entradas anteriores, dice:”Cuando conocemos a una persona, independientemente de quién sea, debemos preguntarnos cómo le podemos ayudar”.  En un estudio realizado por Wayne Baker, junto a Rob Cross de la Universidad de Virginia y Andrew Parker de IBM, sobre la energía que transmiten a sus relaciones, creando mapas de energía, los receptores eran agujeros negros que chupaban la energía de los que les rodeaban, mientras que los donantes eran soles e inyectaban luz  a toda la organización. Estos últimos creaban oportunidades para que sus compañeros colaborasen en lugar de tratar de imponer sus ideas y de monopolizar el crédito por los logros obtenidos. Cuando están en desacuerdo con las sugerencias  los donantes muestran respeto por las personas que las proponen en lugar de menospreciarles.
Dar tiene un efecto contagioso  y rápido en las redes sociales. Si una persona elige contribuir en un grupo de forma altruista, el resto de miembros se sentirán estimulados a ofrecer sus ideas y apoyos de forma instintiva en sus distintas interacciones y a sacrificarse por beneficiar a los demás.
Un estudio de Frank Flynn, profesor de Stanford, entre ingenieros de una importante empresa de telecomunicaciones  en la que se pedía a los participantes que se identificasen a sí mismo y a sus compañeros en una de  las tipologías y que se clasificasen  en función del status ( entendido como el respeto que los demás sienten por la persona),  dentro de su organización encontró que:
1.- Los receptores eran los que puntuaban más bajo en la escala de status. “Quemaban puentes “  al pedir favores constantemente, que rara vez devolvían. Sus compañeros les consideraban egoístas y les castigaban mostrándoles falta de respeto.
2.- Los donantes eran los que se encontraban en los puestos más altos. Cuanto más generosos eran más respeto y prestigio obtenían, a la vez que demostraban su valía  y sus buenas intenciones.
3.- Al medir la productividad parecía que los donantes se encontraban en peor posición que los que buscaban un equilibrio entre dar y recibir por el tiempo que dedicaban a ayudar a los demás en detrimento de realizar su trabajo. Al analizar cuidadosamente los datos se pudo observar que esto sólo ocurría cuando el donante no ayudaba habitualmente y rara vez solicitaba  ayuda, pero que en los casos en los que daban con frecuencia  tenían la productividad más alta de todos y el mayor respeto de sus compañeros. Con su conducta altruista generaban confianza, su ejemplo se extendía  y atraían ayuda valiosa de todos los niveles de la organización no sólo de los profesionales a los que ayudaban.

“Persistiré hasta triunfar".

http://principiodeuncomienzo.wordpress.com/2013/06/30/en-los-momentos-dificiles/ 
Persistiré hasta triunfar.  Yo no vine derrotado a este mundo, el fracaso no corre por mis venas. No soy una oveja esperando que la dirija su pastor. Soy un león,  y me niego a hablar, a caminar y a dormir con las ovejas.  Persistiré hasta triunfar”. Og Mandiano.
Malos momentosTodo está cambiando. Todo es pura incertidumbre con una salsa de negatividad. Todo ha cambiado, queramos o no.
Las tiendas de toda la vida, cierran. Tu pareja, con la que llevabas tiempo, de un día para otro, te dice que quiere un tiempo y acabáis cortando. Las relaciones con los amigos, de un día para otro, se transforman y os dejáis de verdad. El mercado laboral es totalmente diferente a lo que era hace 1 año. Todo está cambiando y da mucho miedo. Y estos cambios en todos los ámbitos de la sociedad, no se van a parar, van a seguir y mucho más rápidos en algunos casos.
¿Y ante los cambios, te dejas llevar por la corriente o eres como los salmones que intentas nadar contra corriente?
Nos da miedo la incertidumbre, nos gustaría saber lo que nos pasará de aquí hasta el último día de nuestra vida.  Pero cuando más miedo tenemos ante lo que estamos viviendo, cuando más ganas deseamos que vinieran tiempos anteriores,  cuando todos nos están diciendo que es imposible, que jamás podremos hacerlo,… pues YA BASTA… ¡¡ES EL MOMENTO DE TIRARTE AL VACIO, IR HACIA AQUELLO QUE TEMES!!
Si no me hubiera lanzado aquel Mayo a escribir, hoy no estaría aquí escribiendo estas líneas. Si no me hubiera atrevido a mandar emails a entrevistados, la sección de entrevistas, no existiría o si no hubiera pedido ayuda, cierto día remarcado en mi vida, no sé dónde estaría hoy. He hecho cosas, que jamás pensaría que haría, a pesar de las circunstancias, pero sentía que tenía que hacer. Aproveche la oportunidad que me brindaban y me subi a ella, a pesar del miedo que tenía.
¿Y tú que has conseguido, que a pesar de las circunstancias pensabas que jamás conseguirías?
A pesar de las dificultades, muchos se dan cuenta, de talentos, que no sabían que tenían y acaban emprendiendo su sueño. Otros se dan cuenta, que a pesar de la mala relación que viven, son fuertes, quieren una vida mejor y acaban emprendiendo una nueva vida. Son valientes y a pesar del miedo que les invade, se lanzan hacia aquello que les aterra o motiva.
Nos da miedo decir a esa persona que no sentimos ya eso por ella, nos da miedo reconocer que nuestro sueño es emprender nuestro propio proyecto personal, o que no aguantamos una situación determinada.. ¿Qué pasa en esos momentos si no damos un paso adelante?  Ese miedo, ese estado de paralización se agranda, y con ello la situación.
Cuando me lance a pedir ayuda ese día, tenía un miedo atroz, no me salían las palabras, me da miedo decir lo que sentía, pero sentía que tenía que hacerlo. Cuando empezaron a salir palabras de mi boca, cómo me sentía se fue transformando, de pánico, de inseguridad, de miedo atroz, a una relajación que hacía tiempo no sentía.
En tiempos de bonanza, de cualquier estilo, todos podemos parecer los mejores del mundo, pero cuando viene mal dada,  o aceptas el cambio, o las turbulencias te harán añicos.
Sin correr esos riesgos que sabes que tienes que correr, sin dar ese paso adelante que tanto sientes que necesitas y que tanto miedo te da, esas oportunidades que tanto anhelas,  esas recompensas queridas, nunca las vivirás.
¿O esperas que te llegue ese ascenso, que puedas comenzar una nueva vida, sin arriesgarte? Creo que es imposible.
En los peores momentos, es cuando demostramos nuestra valía. En esos momentos, nos damos cuenta, que somos más valientes de lo que nos imaginábamos, que tenemos unas habilidades que jamás pensábamos que tendríamos, nuestro verdadero potencial.
Dejemos de escondernos, matemos al monstruo antes de que crezca más. Cuando vemos que tenemos miedo ante una situación, a los primeros indicios es cuando tenemos que enfrentarnos a ella. Aceptemos esa vulnerabilidad que tenemos en lugar de tratar de ocultarla, porque así será la mejor manera de adaptarnos a la realidad.
Sin este tipo de condiciones, queramos o no vivirlas, jamás sabremos donde están nuestros límites, si podemos o no superar nuestro nivel.
¿Qué beneficios sacaste de una situación complicada en tu vida?
Cuando viene una mala temporada, nos sentimos igual cuando llevamos un jersey en verano, nos pica, nos molesta. ¿Y por qué no sentirnos cómodos en la incomodidad? Sin alguna de las incomodidades que he pasado, no sabría que podría hacer muchas cosas de las que estoy haciendo ahora. Dejemos que pensar, que la incomodidad es algo malo, que romper tus rutinas, es salirte del rebaño de la sociedad, pues NO, SALTATE TUS RUTINAS Y DESCUBRIRÁS QUIEN ERES DE VERDAD.
SALGAMOS DE NUESTRA INERCIA.
Claro que cuando estamos pasando malos momentos, salen a relucir nuestros defectos. Pero si queremos mejorar, progresar, ¿Crees que cuando estamos en la cima queremos cambiar? Pues no.
Y claro, damos el paso adelante. Pero al instante recibes mensajes de que te estás equivocando, que no lo intentes o tú mismo te sentirás diferente. Me sentía raro escribiendo la 1 vez, y todavía me siento así, y sin embargo, el aprendizaje continuo que he vivido y vivo, no hubiera pasado. El tramos entre lo que eras y lo que serás, es un proceso de pura incertidumbre, pero como bien dicen las madres, “sin esfuerzo, nada en la vida se consigue”.
Transformemos nuestros miedos, en nuestras fuerzas. Dejemos de ser como los avestruces y metamos la cabeza en el suelo cuando vienen mal dadas.
Así que cuando te vengan turbulencias, por favor, SE SINCERO contigo mismo y los demás. Se claro, di lo que pasa, como te sientes. La gente se unirá a tu proyecto porque mostrarás tus verdaderos sentimientos, serás sincero. Piensa siempre que toda Adversidad es una Oportunidad para mejorar. Ante una situación crítica, te desviaras de tus metas, pero con acción, la combatirás. Lucharas contra ella y aprenderás muchas cosas que jamás te podrías imaginar y sobre todo, NO REACCIONES ANTE LA SITUACIÓN, RESPONDE A ELLOS.
Deja de quejarte, deja de hacerte amigo del miedo, que te paraliza todo el cuerpo, ACCIÓN, ACCIÓN Y ACCIÓN, HACIA TUS SUEÑOS.
SOLO TÚ puedes convertir esa situación difícil que vives, ese momento pasajero, transformarlo en un acto heroico, ya que pasarás de algo negativo a una situación positiva, en la que aprenderás, te habrás desarrollado y mejorado.
 En los momentos difíciles, SE COMO DAVID Y ENFRÉNTATE A TU GOLIATH.
¿Cómo afrontas una adversidad? ¿Reaccionas ante ella o Respondes ante la misma? ¿Qué situación hizo que supieras cosas que no sabías de ti mismo? ¿Ante qué situación te da miedo correr riesgos? ¿Cómo afrontas los malos momentos?

Cuestión de educación

http://www.eduardpunset.es/20844/general/cuestion-de-educacion 
Autor: Eduard Punset 
El narcotráfico no ha parado de extenderse por América Latina. Pero las ganas de controlarlo, cuando no de humanizarlo, también. Recuerdo cuando, hace diez años, los narcotraficantes mostraban en Bogotá los éxitos irrefrenables que les aportaba un negocio ubicado en Medellín, pero cuyo mercado se extendía por medio mundo, particularmente por Europa y los Estados Unidos.
Hoy, los protagonistas del narcotráfico tienen reparos en hacer gala de su riqueza y no escatiman iniciativas para demostrar que se han negado a sí mismos la violación de mujeres o los asesinatos de menores de edad. Paralelamente, ciudades como Medellín, consideradas antaño como cuna del narcotráfico, están desplegando hoy todo tipo de iniciativas para que la juventud pueda manifestar de otro modo su ánimo innovador.
Medellín sigue aglutinando una gran parte del poder mediático, pero sus innovaciones están amortizando el poder de la droga. Alguna de sus nuevas bibliotecas públicas ha alcanzado ya el sello de lugares extremadamente concurridos, donde los jóvenes se citan para intercambiarinformación y conocer mejor su sociedad. Cada día está más claro que no hay un solo camino para combatir la droga y que es indispensable ahondar en el conocimiento de este inmenso mercado. Lo único que sabemos a ciencia cierta es que las leyes antidroga no funcionan. ¿Por qué?
Nos resulta mucho más útil prohibirlas cuando identificamos algún peligro en su uso que analizar sus beneficios potenciales y mantener activos los procesos de investigación. La prohibición de una droga, incluso en el caso del LSD o las setas alucinógenas, a menudo se hace sin relacionarla con los daños que provocan. En la década de los cincuenta, la investigación sobre el LSD ayudó mucho a comprender cómo funcionaba el cerebro y para tratar a enfermos con cáncer terminal. Toda esta investigación se interrumpió luego durante prácticamente cincuenta años, como afirma el prestigioso psicofarmacólogo inglés David Nutt, sin razón ni sentido, por haber incluido erróneamente el LSD en el grupo de las sustancias perjudiciales.
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Las drogas actúan sobre sustancias químicas existentes en nuestro cerebro (Imagen: “Redes 145: Moléculas que enganchan”).
En efecto, parecería que el alcohol y el tabaco, al no estar prohibidos a pesar de su consumo masivo, deberían despuntar como dos productos capitales de referencia. Parecerían estar en lo cierto países como España y los Estados Unidos, en los que se ha enraizado un cambio del alcohol al cannabis, por ser este último lícito y más seguro. Habría pues que reclasificar las drogas de acuerdo con su capacidad para provocar el mal y no solo el enfurruñamiento de un determinado país con una de las drogas por motivos históricos o comerciales.
El segundo punto de reflexión es que la adicción a las drogas no tiene una única causa. Algunos la desarrollan porque son muy vulnerables al placer; otros, por su falta de autocontrol; y otros, porque son demasiado sensibles al estrés. En América Latina flota en el aire ese convencimiento de que podría ganarse la batalla adscribiendo a las distintas adicciones terapias diferenciadas: hay jóvenes alcohólicos que no han sido atendidos debidamente de sus ansiedades sociales a los que podría administrarse Prozac; otros son alcohólicos porque el alcohol los ayuda a combatir el estrés, y a estos les vendría bien un antidepresivo. O sea, que a medida que se consigue diferenciar y tratar el trastorno se evita el consumo de drogas.
Los sistemas educativos son mucho más útiles para formar a los jóvenes que las prohibiciones. En mi último viaje por América Latina he constatado la mayor familiaridad del hombre de la calle con las drogas. Más gente que en Europa parece ser consciente de que todas las drogas que consumimos actúan sobre las sustancias químicas que ya están en nuestro cerebro. La heroína imita las endorfinas; el cannabis, la anandamida; y la cocaína libera dopamina. Es este mayor contacto con la naturaleza lo que me induce a pensar que la educación es más importante que la represión.

LO INESPERADO

http://www.alexrovira.com/sensaciones/articulo/lo-inesperado 


“Paper Man”, el hombre de papel, recibió el Óscar de 2013 al mejor corto de animación.
Una fantasía que nos habla de la fuerza del deseo, del azar y del destino o de cómo un beso estampado fortuitamente en un triste formulario administrativo puede dar fuerza y esperanza a quien quiere re-encontrar a la mujer que desea.
El eterno tema del destino, o del encuentro azaroso que abre una puerta al cambio de una vida. Sea cual sea el desenlace en el tiempo de la vida de estos personajes animados, no deja de ser interesante (y tantas veces cierto) que un simple golpe de viento, o que algo aparentemente menor e incontrolable, abra una puerta de posibilidades inimaginables unos instantes antes.
Y así es la vida. No podemos imaginar lo que pasará dentro de nada. Quizás este es uno de los mensajes con los que me quedo de este corto de animación: como a veces lo nimio, lo pequeño, lo incontrolable, el gesto o golpe inesperado, actúa como una mecha que puede cambiar súbitamente el devenir de nuestras existencias.
Es más un entretenimiento que una metáfora, en cualquier caso, que cada cual extraiga sus mensajes, y los podamos compartir aquí. Espero que os guste.
Besos y abrazos,
Álex

El valor del respeto

http://www.elblogalternativo.com/2013/06/29/el-valor-del-respeto/ 
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Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un oriental poniendo un plato de arroz en la tumba vecina. El hombre se dirigió al chino y le preguntó:
- ”Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz?…”
- “Desde luego, responde el hombre con una sonrisa, cuando el suyo venga a oler sus flores…”
Respeto: un gran valor, indudablemente. Una necesidad para la convivencia, por supuesto. Una exigencia, diría yo, para vivir.
De las múltiples acepciones oficiales de la palabra, destaco la del miramiento, consideración y deferencia. Y en una triple vertiente:
  • Hacia uno mismo, como columna sobre la que se asienta la dignidad, valor y autoestima.
  • A las demás personas, como base de relaciones plenas, satisfactorias y de pacífica convivencia.
  • Al resto de la creación, animada e inanimada, respecto a la que el ser humano, en su primacía, debe cuidar, proteger, preservar y hacer crecer.
Uno de los mayores alicientes de esta vida es su pluralidad y diversidad. El mono color, la producción en serie y los dogmas dan como resultado una vida gris, aburrida y sin sentido, que tendería a desaparecer al no evolucionar.
A pesar de este razonable pensar y sentir, el ser humano, en su amplia mayoría, rechaza de plano, resiste, persigue, denosta y ataca a toda creencia, hábito, comportamiento, costumbre o manifestación que no coincida con las suyas o, todo lo más, con las de su grupo, cultura o país.
Esa pretensión de superioridad, de estar en posesión de la verdad, ser la raza elegida de los dioses, y “porque lo digo/mando yo”, es la causa de tanta discriminación, violencia, libertinaje y dolor tras cada frontera familiar, política y social establecida.
Una mirada al entorno refleja, a todos los niveles, el desuso y pérdida de este valor. Y por mucho que se pudiera emplear y escuchar la palabra, en algunos foros, lo cierto es que se haya vacía de contenido, porque no es lo que se dice, sino lo que se hace, lo que cuenta.
El cambio y la mejora del mundo empiezan por la persona, uno a uno. Todos influimos en el entorno y somos influidos por el mismo. Y como es más fácil ver la viga en el ojo ajeno que la paja en el propio, la próxima vez que observemos la falta de respeto hacia uno mismo, los demás o la vida, en general, en lugar de quejarnos y pronosticar con dramatismo el fin del mundo, mejor y más productivo será hacernos una radiografía interior a ver si aparece el respeto como valor primordial para nosotros y nuestras vidas. Convencida de que el mundo lo reflejará.
Y como dicen los juristas, salvo mejor criterio.
Ana Novo
La Comadrona Espiritual ®

El gran secreto de la felicidad

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/06/29/el-gran-secreto-de-la-felicidad-contado-por-un-goldman-sachs-123646/ 

contado por un Goldman Sachs

El gran secreto de la felicidad, contado por un Goldman Sachs

La carrera de muchos de los que han trabajado en la banca de inversión ha terminado mal, o al menos eso parece sugerir la creciente cantidad de banqueros que a raíz de la crisis, han sacrificado sus carreras (y sus sueldos) por una vida más sencillaGreg Smith tomó la vía más complicada y denunció los comportamientos incorrectos que se llevaban a cabo en Wall Street en su libro Por qué dejé Goldman Sachs (Deusto), como llamar a los clientes “marionetas”, según explicó a El ConfidencialGeraint Anderson mostró al mundo los entresijos de lo que ocurría en la City londinense en Cityboy: 50 Ways to Survive the CrunchJoshua Brown abandonó el parqué después de darse cuenta de que todo lo que hacía “iba en contra de los clientes”.

Otros han dejado la banca, pero han tomado una vía más amable. Es el caso de Andrew Stead que, emulando a la protagonista de la novela de Elizabeth Gilbert Come, reza, ama (Punto de Lectura), ha abandonado la banca y se ha propuesto hacernos a todos un poco más felices vía filosofía oriental. Para ello, ha abierto una página web, The Daily Bread, donde ofrece consejo y cursos para garantizar nuestra felicidad. Como hiciera Greg Smith en su día, Stead advierte que quizá el comportamiento ético de los grandes centros financieros no sea el más adecuado. Probablemente Stead es uno más entre las hordas de doctores del bienestar, pero el hecho de que venga del mundo de la banca ha llamado la atención de los medios de comunicación, que se han interesado por su figura.
Una decisión que no todos se habrían atrevido a tomar
¿Por qué decidió Stead pegar tal volantazo a su vida y acabar con sus perspectivas de futuro? “Externamente estaba haciéndolo muy bien, pero dentro de mí había algo que no marchaba muy bien. Cuanto más ascendía, más desplazado me sentía”, explica en su página web. Como ocurría con Greg Smith, Stead no era un don nadie dentro de la compañía, sino que a los 30 años ya era el responsable de los negocios de bonos convertibles en Europa de la firma, con unas responsabilidades económicas de alrededor de los 70 millones de dólares y más de 30 personas a su cargo. “En un minuto estás en la universidad, y al siguiente estás cobrando lo mismo que un futbolista sin tener ninguna habilidad particular”, explicaba en una reciente entrevista. “El dinero era todo lo que importaba, lo cual no es una perspectiva demasiado halagüeña para la humanidad. Los banqueros creen que son genios, pero no lo son”.
Si miramos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que la gente no es demasiado felizSu futuro era brillante (era un firme candidato para el puesto de director de operaciones y ya había vivido en Londres, Tokio y Nueva York), pero de repente, Stead se dio cuenta de que algo no encajaba entre la vida que tenía y la vida que habría deseado tener. Once años más tarde, a los 41, es un hombre completamente diferente: es vegetariano, se levanta a las cinco de la mañana, medita a diario y ha regalado todas sus posesiones materiales ya que, como afirma, son prescindibles. Un perfil muy diferente al de aquel hombre que se había acostumbrado a viajar en primera clase, salir cada noche en los mejores clubes de todo el planeta o cobrar cantidades desorbitadas de dinero. Una cifra que, aunque no ha querido confesar, sabemos que se encontraba en unas 110.000 libras (es decir, unos 130.000 euros) acompañados por unos cuantiosos bonus, que era de donde procedían la mayor parte de los ingresos de Stead.
Una vocación por la felicidad
“Durante mis 20 y mis 30, lo que más me atraía, tanto intelectualmente como en la práctica, era el tema de la felicidad. Fuera lo que fuese que estuviese haciendo, en lo más profundo de mí sabía que lo más importante en esta vida es ser feliz, pero la pregunta era, siempre, ¿de qué manera? Porque si miramos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que este mundo no lo está haciendo demasiado bien”. Ello le condujo a abandonar la banca “mientras podía” y a comenzar a viajar por el sur asiático, donde descubrió que otro tipo de vida era posible. “Viajé por China y el sureste de Asia, y empecé a leer todos los libros que no había tenido tiempo para leer, a practicar un poco de meditación y a hacer yoga”.
El secreto de la felicidad se encuentra en la autoaceptación, que es lo que falta en la CityLo primero que hizo al volver de su viaje por Asia fue montar un negocio ecológico cuyo objetivo era construir edificios menos contaminantes. Una empresa que creció rápidamente gracias a unos potentes inversores, pero que fue afectada de manera fatal por la crisis económica. “En 2008 la crisis financiera golpeó con dureza y los inversores me sacaron del negocio que yo mismo había creado. Fue algo amargo y al final, ya lo había perdido todo”. Por eso, ahora se dedica a la enseñanza del bienestar. O, como declaraba en una entrevista reciente, en “el secreto de la felicidad”, que “se encuentra en la autoaceptación, que es lo que falta en la City”. Para él, la sociedad no puede seguir como está, sino que está condenada a cambiar en los próximos “20 ó 30 años”.
Stead no cree en la felicidad abstracta, tan propia de los libros de autoayuda, sino en la felicidad práctica que se desarrolla en el día a día y que hace felices, de verdad, a las personas. La felicidad, para él, no ha de ser la meta, sino el punto de partida. El autor manifiesta que “aunque hay muchas razones por las que la gente que vive en la sociedad hoy en día es infeliz, también hay más recursos que nunca para solucionar dichos problemas”. Stead profundizó en la sabiduría oriental e identificó algunas herramientas que nos pueden ayudar a ser más felices.
En una reciente entrevista con Sunday Times, Stead enumeraba algunas de las herramientas que propone para ser más felices. Entre ellas se encontraban “pensar en ti mismo como en una persona feliz”, listando los lugares, actividades, libros, canciones e historias personales que más feliz te hacen, con el objetivo de intentar disfrutar de ellas más a menudo. También puede ser útil realizar una lista de todas las cosas que nos estresan o nos causan ansiedad, clasificarlas en diferentes epígrafes y dar a cada una de esas preocupaciones una puntuación del uno al diez, lo que en teoría debe contribuir a nuestra relajación. Otras técnicas presentadas por Stead se encuentran en la línea habitual de la meditación trascendental. Nada nuevo bajo el sol, pero nunca antes te lo había contado un antiguo jefazo de Goldman Sachs.