lunes, 29 de julio de 2013

El Trabajo Humano

http://www.claseejecutiva.cl/blog/2013/07/el-trabajo-humano/ 

¿Qué saca el hombre con ennoblecer la materia prima con su trabajo si al mismo tiempo él se humilla?


NO ES UNA MERCANCÍA

Para los seres humanos el trabajo es una parte fundamental de sus vidas.
Si no trabajamos, nos sentimos frustrados. Y ello, especialmente en esta época dado que el trabajo es, cada vez más, el principal recurso que tiene el hombre. En efecto, si en otro tiempo fue la tierra o el capital y los medios de producción, hoy lo es el mismo hombre, sus conocimientos, su técnica y su saber.
El trabajo está llamado a ser fuente de desarrollo personal.
Por otro lado, si miramos los conflictos sociales en nuestro país, muchos están asociados al descontento en torno al trabajo. Es por ello que la Doctrina Social de la Iglesia postula que el trabajo es un elemento clave en la resolución de los grandes problemas que aquejan al mundo de hoy y si queremos un mundo más humano, hemos de mirar qué acontece en el mundo del trabajo hoy.

DIMENSIÓN FUNDAMENTAL

El trabajo del hombre no es solo “hacer algo” sino que constituye una dimensión fundamental de nuestra existencia terrena, porque solo los seres humanos somos capaces de trabajar. Los grandes avances en los campos de la ciencia, la tecnología, las humanidades, entre otros, que ha logrado el hombre, es fruto de su trabajo.
Para los creyentes, es un mandato de Dios presente en la primera página de la Sagrada Escritura. Solo al hombre, en virtud de su condición de imagen y semejanza de Dios, se le ha dado esta tarea. En cierto sentido está llamado a continuar la obra del Creador.
El trabajo tiene dos dimensiones. La primera es una dimensión transitiva, por cuanto el trabajo del hombre sale de sí mismo y se instala en la creación. El trabajo se deposita en la realidad visible y se materializa como transformación de lo existente. Pero, además, tiene una dimensión intransitiva, que queda en el sujeto, y que de suyo está llamado a humanizarlo, a hacerlo más hombre. En cierto sentido “somos” nuestro trabajo y la sociedad “es” el fruto de nuestro trabajo.

SENTIDOS OBJETIVO Y SUBJETIVO

El trabajo, por otra parte, tiene una dimensión objetiva y una subjetiva. El trabajo, en sentido objetivo, es lo que se hace y lo que se manifiesta en productos y servicios de la más variada especie. Todo lo que tenemos es fruto de los bienes que existen en la tierra y del trabajo del hombre que los ha modificado con su capacidad.
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Una idea del todo fundamental es que, aun cuando estemos en presencia de la tecnología más sofisticada, siempre el sujeto del trabajo es el hombre. Desde este punto de vista puede ser preocupante que termine siendo considerado un mero engranaje o incluso esclavo de la máquina.
El trabajo, en sentido subjetivo, dice relación con quien lo hace, el hombre. El hombre es el valor fundamental del trabajo y allí radica la dignidad que lleva grabada. Así, el trabajo adquiere densidad humana cuando está al servicio del hombre y promueve a quien lo realiza. Todo trabajo es digno en cuanto a que lo hace una persona y tiende al bien de esta. Ahí está su primer y fundamental valor.

QUIÉN LO REALIZA Y QUIÉN LO RECIBE

Así, el destinatario del trabajo es el hombre que va a beneficiarse con los bienes y los servicios producidos. Pero, de modo primario, también es destinatario el hombre que lo realiza. ¿Qué saca el hombre con ennoblecer la materia prima con su trabajo si al mismo tiempo él se humilla?
De esto se concluye que el trabajo está llamado a ser fuente de desarrollo personal, es decir, una instancia privilegiada para ser mejor, para crecer en humanidad y hacer crecer a la humanidad toda con su cultura y sus valores.
Desde este punto de vista el trabajo es una posibilidad privilegiada para lograr una mayor perfección en el ser de la persona y no solo para tener más. Una excesiva fijación en el lucro puede sin duda opacar el valor maravilloso que tiene el trabajo en sí mismo y convertirlo en una mera mercancía que se transa en el mercado. Eso es desvirtuar el trabajo, su valor personal y su valor social.
Por lo tanto, el hombre no puede ser tratado como un instrumento de producción dado que es el sujeto y el autor y la razón de ser del trabajo hacia quien en último término se dirige. Todo trabajo ha de ser siempre fuente de promoción del hombre.
El trabajo como experiencia positiva, fuente de creación, que educa y obliga a sacar lo mejor de sí para entregarlo, es el fundamento del valor del trabajo y de la exigencia ética de dar buenas condiciones para el mismo.
El trabajo es la causa eficiente de todo lo que se hace. El capital es fruto del trabajo y a su vez tiene como fin ser fuente de más trabajo. De hecho tanto el trabajo como el capital adquieren valor en cuanto son mediados por el hombre y se orientan hacia él.
El primado siempre es el hombre. Y ese primado se mide en el modo en que se remunera el trabajo. Es un componente esencial que demuestra su valor.

¿COMPITE CON LA FAMILIA?

El trabajo, además, es el fundamento de la subsistencia de la familia, que es un derecho natural y una vocación excelsa del hombre. El trabajo y la familia no han de competir. Por el contrario, se ha de buscar una adecuada armonía, no siempre fácil de encontrar, sobre todo con la inserción de la mujer en el trabajo.
Todos ven la bondad de la familia y del trabajo. Todos reconocen que son dos pilares en los que se puede apoyar el edificio social. Sin embargo, los tiempos que implica cada una de estas dimensiones a veces exigen demasiado a las personas, incluso más allá de sus propias fuerzas. Son fuente de agobio y no de alegría, lo que inevitablemente termina privilegiando una dimensión en desmedro de la otra.
Hasta el próximo lunes.
En presencia de la tecnología más sofisticada, siempre el sujeto del trabajo es el hombre. Así, es preocupante que termine siendo un mero engranaje o incluso esclavo de la máquina.

COLUMNA MONS. FERNANDO CHOMALI Y NICOLÁS MAJLUF

TRABAJOS DE CALIDAD

LA MERA GENERACIÓN DE PUESTOS DE TRABAJO NO ES SUFICIENTE DESDE UN PUNTO DE VISTA ÉTICO.

La mera generación de puestos de trabajo no es suficiente desde un punto de vista ético. Se deben crear trabajos de calidad, en los cuales se observen condiciones, como las siguientes, que dignifican al hombre y promueven sus capacidades y talentos.
1. Trabajo con sentido y buen ambiente laboral: Un proyecto estimulante orientado al bien social, que ofrece proyecciones de desarrollo en lo profesional y personal, transforma positivamente a quien lo realiza, y genera un buen ambiente laboral. Un trabajo sin sentido hace perder el sentido de la vida.
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2. Condiciones de trabajo y equilibrio trabajo-familia: Las condiciones de trabajo y jornadas laborales deben colaborar al fortalecimiento de la familia y al buen ambiente dentro de la empresa. No es ético un trabajo que demanda de una persona esfuerzos superiores a sus capacidades, o que le impida realizarse en otros aspectos esenciales de la vida, como el formar una familia, educar adecuadamente a sus hijos, y dedicarles el tiempo que requieren para su desarrollo corporal, moral y espiritual.
3. Remuneración: La que se pacte debe tener presente la situación de la empresa, orientarse siempre al bien común, tratar de mitigar las diferencias salariales entre los trabajadores y considerar la posibilidad de que los empleados participen en la compañía. Una remuneración justa debe permitir solventar de modo adecuado las necesidades de la familia y la adquisición de bienes propios. Las políticas salariales deben buscar favorecer al mayor número de personas y se deben acomodar a las circunstancias reales en las que se encuentra la empresa y el país.
5. Capacitación: Es un imperativo ético de nuestro tiempo. Dado que los hombres vamos creciendo como seres humanos a lo largo de toda nuestra vida, tenemos un ansia de educación continua y es mucho lo que la empresa puede hacer en esta materia a través de buenas políticas de capacitación que permitan a cualquier empleado desarrollarse en lo que realiza y donde lo realiza.
6. Estabilidad laboral: En la medida de lo posible, debe propenderse a ella. La inestabilidad genera inseguridad en la persona y su familia, lo que es un foco importante de tensión social que a nadie beneficia, y empobrece la vinculación del trabajador con su empresa.
7. Valores: Una compañía que funda su actuar en principios y valores es un mejor lugar de trabajo y contribuye a formar mejores personas. Un actuar ético se fortalece en las virtudes de la justicia y la veracidad (que nos ayudan a discernir lo mejor y a actuar en consecuencia) y la prudencia (que tempera nuestras acciones).

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