No podemos limitarnos a tratar la educación, el emprendimiento y la familia desde una perspectiva puramente económica o política.
TEMAS FUNDAMENTALES
TEMAS PREPOLÍTICOS
Al margen de las cientos de propuestas de variada índole que aparecen día a día para combatir la pobreza y emprender el camino del desarrollo, hay tres ejes fundamentales, que los podríamos llamar prepolíticos que constituyen la base desde la cual se podrán articular políticas públicas que favorezcan al país como un todo. ¿La razón? Estos tres aspectos de la vida de los hombres tocan la esencia misma de lo que significa ser un “ser humano” y el camino a su plena realización. Se trata de la educación, el emprendimiento y la familia.No podemos limitarnos a tratar estos temas desde una perspectiva puramente económica o política, pues todos ellos llevan inscritos la dimensión ética. De allí su importancia (afectan de un modo fundamental el bienestar de las personas) y la necesidad de abordarlos con nuevas visiones que enriquezcan los paradigmas que normalmente utilizamos para referirnos al desarrollo.
1. La educación: No hay manera más eficaz de dar igualdad de oportunidades que a través de una educación de calidad, que ofrezca a todos la posibilidad de cultivar sus talentos, carismas, habilidades y destrezas.
Una educación deficiente lleva a una vida limitada y hace más probable caer en el círculo de la pobreza, con su vida inestable, empleos inciertos, privaciones y angustias que no permiten la expresión plena del ser humano.
Y aunque es grande el progreso que se ha hecho en educación, aún queda mucho por hacer. Desde un punto de vista ético, la desigualdad en la educación es un gran problema, porque no se crean condiciones de equidad en otros ámbitos de la vida de las personas. Mientras un pequeño grupo de niños y jóvenes tiene un nivel educativo de alto estándar que le permite optar a las mejores universidades, a los trabajos mejor remunerados y al liderazgo social, empresarial y político, hay otro gran grupo de jóvenes que tiene una educación muy mediocre o, peor aún, una educación claramente deficiente.
Es importante hacer ver que la igualdad de oportunidades solo será posible si hay una clara conciencia de que todos los seres humanos tenemos una común dignidad, anterior a nuestra condición social, cultural o económica.
2. El emprendimiento: Es imposible pretender un país más justo si no se promueve la labor empresarial. La empresa es un semillero de creatividad extraordinaria donde junto con producir bienes y servicios se va gestando una sociedad de personas de bien.
Los emprendedores tienen un rol fundamental en la creación de fuentes de trabajo y de estabilidad laboral. Solo generando empleos será posible salir de la pobreza en la cual se encuentran muchos chilenos.
El trabajo es una fuente de realización personal insustituible, y de estabilidad personal y familiar. En esto las empresas tienen una gran responsabilidad. Y no nos estamos refiriendo a las grandes empresas (que por cierto tienen mucho que contribuir al desarrollo y al bienestar de la sociedad), sino muy fundamentalmente a las pymes, que son las grandes generadoras de empleo en Chile. Estas han de ser promovidas con políticas públicas y reglas claras, por lo que generar instancias para que los jóvenes y las familias emprendan es un desafío urgente de cara al desarrollo del país y de las personas.
Pero no se trata de crear cualquier tipo de empresa. El gran salto de la sociedad estará dado cuando la empresa se convierta y se conciba como una comunidad de personas que crecen como tal.
3. La familia: Lo que pase con la familia, en un sentido u otro, marcará todo el futuro de nuestra sociedad, incluida la economía.
A la empresa no le resulta indiferente, tanto desde el punto de vista del ambiente laboral como desde el punto de vista de su gestión, la situación familiar de quienes allí trabajan. Es obvio que una persona que tiene estabilidad familiar también tendrá la tranquilidad que se requiere para trabajar. Además que le dará un mayor sentido a su trabajo, puesto que de él depende el futuro económico de su familia.
La situación por la que atraviesa la familia acarrea grandes problemas y el concepto de familia está siendo debilitado en la sociedad moderna.
A la luz del anhelo claramente manifestado por los jóvenes de querer formar una familia y de reconocerla como el lugar de mayor alegría en sus vidas cuando está bien y de dolor cuando está en crisis, urge promover el gran valor de la familia sustentada en el matrimonio y apoyar las políticas públicas que tiendan a dar estabilidad, generar armonía y fomentar la vida familiar.
Sacar adelante el país, hacerlo más próspero y fraterno es tarea de todos. Nadie puede sustraerse en virtud de la dimensión ética que lleva grabado el ser ciudadano. El fortalecimiento de la educación, la promoción del emprendimiento y la protección de la familia son formas efectivas de enfrentar la pobreza.
Hasta el próximo lunes.
El gran salto estará dado cuando la empresa se convierta y se conciba como una comunidad de personas que crecen como tal.
COLUMNA MONSEÑOR FERNANDO CHOMALI
FRANCISCO
LA FE NO OFUSCA A LA RAZÓN, SINO QUE LE DA UNA LUZ NUEVA QUE LE PERMITE ENTRAR CON MAYOR PROFUNDIDAD EN LA REALIDAD PARA TRANSFORMAR LO QUE OSCURECE LA DIGNIDAD DEL HOMBRE.
Digno de reflexión es que Francisco, el Papa, un hombre de 76 años, haya reunido a más de 2.000.000 de jóvenes en Copacabana. Mas aún cuando los invitó a una celebración religiosa y les habló exactamente de lo que aparentemente nadie quiere escuchar. Les dijo que el sentido de la vida está en darse. Que la pobreza evangélica es una virtud que estamos llamados a vivir en medio de una sociedad donde la opulencia de algunos contrasta con la miseria de tantos. Que la política es una vocación que está llamada por su naturaleza a ser fuente de promoción del bien común y no del bien personal. Nos instó a los sacerdotes a llevar una vida coherente con el mensaje que predicamos y a salir a las calles a anunciar el Evangelio.El Papa caló profundamente en los jóvenes; en primer lugar, porque les tocó lo más genuino que hay en ellos, servir a los demás y lo hizo con un lenguaje accesible a todos. Ese es el camino que debe recorrer no solo la iglesia, sino que también la sociedad. Hoy, la sencillez no es lo que nos caracteriza y ello no ayuda a la fraternidad ni a una sociedad más humana.
El Papa nos recordó que la vida de cada uno es preciosa a los ojos de Dios y que esa vida tiene una dimensión social inherente a ella y que la alegría en la vida está en darse a los demás. Francisco nos entregó a todos un mensaje de esperanza que nos viene muy bien en tiempos donde la violencia se ha enquistado en algunas personas como un método para hacer valer las ideas.
El Papa no dejó tema sin abordar. Habló de la urgencia del diálogo fecundo y franco a la hora de abordar los múltiples problemas sociales que aquejan a la sociedad, especialmente a los trabajadores que no logran salir de la pobreza a pesar de sus esfuerzos. También nos recordó que la familia es el lugar desde donde podemos forjar una sociedad más amable y a escala humana.
Qué tiene este hombre que logró llenar una playa inmensa como la de Copacabana con entusiasmo, oración, fe, caridad y esperanza. Sencillamente su amor a Dios, a Jesucristo, y su intento real de vivir con consecuencia sus enseñanzas. Por otro lado, en su discurso une la fe con la razón. La fe no ofusca la razón, sino que le da una luz nueva que le permite entrar con mayor profundidad en la realidad para transformar lo que oscurece la dignidad del hombre.
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