martes, 27 de agosto de 2013

Sufrir lo que nuestros seres queridos sufren: cada vez más conectados

http://www.dreig.eu/caparazon/2013/08/26/sociedad-empatia/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+caparazon+%28caparazon%29 
a389139a067611e386b422000a9d0dd8_7Sabemos que la empatía es el cemento que construye lo que llamamos sociedad (Rifkin nos hablaría hace un tiempo deCivilización empática, aquí también hemos desarrollado el tema).
Lo que se discute a veces es si es real o si cuando ayudamos a alguien`no lo hacemos  de forma altruista sino que estamos esperando reciprocidad, directa en la propia persona que algún día podrá devolvernos el favor o secundaria, de modo que alguien de la misma comunidad nos ayude también en un futuro. El reconocimiento social, veíamos también al hablar de donaciones e insignias en Facebook, podría ser una forma de este segundo tipo de cooperación no altruista, interesada.
La investigación que quiero presentaros hoy se une a las muchas que hemos dejado antes aquí, sobreneuronas espejooxitocinacooperación a edades tempranas, etc. y hubiese figurado sin duda entre las que se detallan en Socionomía. Firmada por Beckes et al., 2013, Se trata de la monitorización de los cerebros de los participantes ante el visionado de una serie de ‘X’s y ‘O’s en una pantalla. Cuando aparecía una X había un 17% de probabilidades de recibir una descarga eléctrica suave, mientras que cuando aparecía una O se estaba a salvo.
Lógicamente los escáneres mostraban que cuando existía una oportunidad de recibir un shock se activaban en mayor medida las partes del cerebro relacionadas con las amenazas. Hasta aquí todo normal…
El hallazgo surge cuando observamos la actividad por parejas: cuando los participantes agarran la mano de un amigo cercano y es este el que va a recibir la descarga, se produce una actividad cerebral prácticamente idéntica.
El tema resulta más interesante aún si profundizamos un poco… cuanto más cercana es la persona, cuanto mayor es el vínculo emocional entre los miembros de la díada, más similar es la respuesta en ambos cerebros.
Se había comprobado en parejas (Coan et al., 2006) pero se ha observado también con gente con la que no se tiene un vínculo tan intenso. El escaner parece poder medir la intensidad del vínculo: cuando la mano que se coge es la de una persona cercana el área del cerebro relacionada con la amenaza se activa en mayor medida, con más intensidad. Podriamos llegar a medir incluso la salud de la relación: cuanto más unidos están los miembros de la pareja, mayor es el efecto positivo de cogerse las manos.
De alguna forma, comentan los autores de los estudios, la gente cercana forma parte de nosotros mismos, nos sentimos amenazados cuando alguien cercano lo está pero no cuando es un extraño quien está en la misma situación.
En fin… volviendo un poco a nuestros temas de siempre, si en Internet ampliamos el número de personas a las que nos une un vínculo, por débil que este sea, si como hemos dicho en alguna que otra metáfora “vivimos en un nosotros cada vez más grande”, creo que resulta inevitable llegar a la conclusión de que estamos construyendo una sociedad más empática, un mundo, en definitiva, mejor.

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