Kaleidolapse es una técnica visual que se aplica un efecto caleidoscopio de diferentes fotos tomadas con la técnica del time-lapse. Este efecto genera múltiples imágenes en movimiento que están simétricamente multiplicadas, lo que les da una mirada abstracta con una gran riqueza de formas y colores. Hace poco llegó a mi lector de feeds un kaleidolapse ambientado en la ciudad de Barcelona que muestro en este post y que es muy estimulante observar. La música y las imágenesgaudinianas o de cualquier otro motivo arquitectónico fácilmente reconocibles convierten esta pieza en una hermosa manera de reflexionar acerca de las curiosas relaciones que se pueden descubrir entre un caleidoscopio y el mero hecho de emprender.
Un caleidoscopio es un instrumento casi mágico. Fusiona todo lo que representa el arte y la ciencia en un solo estado. Al fin y al cabo es un instrumento tremendamente simple. Un montón de espejitos inclinados, acumulados como piezas irregulares de múltiples formas y tamaños que ofrecen un resultado inquietante, sorprendente. Es curioso como de niños podemos sentirnos fascinados por esos centenares de piezas inconexas. Cuando somos pequeños estamos diseñados para sorprendernos, para disfrutar de ese proceso pasional que conlleva descubrir algo totalmente inesperado.
Mirar a través de un caleidoscopio es muy intenso e infinito. Puedes mirar millones de veces que siempre todo es distinto. Mueves el objeto, lo giras, lo enfocas y siempre te entrega una imagen distinta, nunca se repite. Según la posición, la luz recibida, la inclinación, siempre permite que la observación sea la primera. Las imágenes son de diseño irrepetible, como un eterno juego Dadá. Es imposible que todos los espejitos queden en la misma posición en dos ocasiones por lo que no hay prácticamente ninguna posibilidad de que al colocar nuestro ojo en el orificio mágico del caleidoscopio, lo que veamos, sea igual a lo visto en cualquier otra ocasión. Eso es lo más maravilloso. Me encanta lo imprevisible, lo no previsto.
La masa social que se afrenta a no poner en marcha sus propios proyectos es libre de no hacerlo, de hecho no me quejo de que no se emprenda. Me molesta observar a mi alrededor y descubrir un mundo sin caleidoscopio, millones de personas perdiéndose la maravillosa experiencia de cogerse al volante de sus proyectos. Enfrentarse cada mañana al reto de gestionar tu ruta no es sencillo, pero es apasionante. No es simple porque cada día la mirilla de tu vida te entrega una imagen distinta, pero es apasionante por eso precisamente.
Hace años, mis padres, mis abuelos, la gente que nos fue cediendo este mundo, miraban por el fantástico agujero de los miles de espejitos. En esa experiencia maravillosa de descubrir mil escenarios está el verdadero proceso de emprender, en cada cosa y en cada concepto.
La vanguardia económica trata los grupos como conjuntos numéricos y se olvida de sus particularidades. Es el momento de que esta sociedad se adentre en la observación de un caleidoscopio gigante, todopoderoso, que nos permita entrar en una nueva dimensión, que estimule la sociedad hasta que esta sea parte fundamental de un cambio que ahora ya es imprescindible.
Una manera de motivar el cambio de actitud social frente a la voluntad de emprender, y no tanto en el nivel económico sino también en el filosófico, es meter a toda la sociedad en ese caleidoscopio infinito. Un objeto majestuoso repleto de piezas que se mueven al mismo tiempo en una sola dirección buscando su equilibrio a través de la entrada de luz. Cuando no se logra ese punto armónico lo mejor es girar suavemente el tubo. Un mínimo movimiento convierte el efecto visual en algo tremendamente distinto al inmediatamente anterior. Si nos mostramos críticos saldremos de este sopor social en el que hemos varado. Debemos saber que los cambios mínimos pueden desencadenar grandes reacciones.
Caleidoscopio viene del griego y está compuesto de dos términos: kalos que quiere decir bello y scopio que significa bello. No importa si el cambio es grande o pequeño, lo destacable es que si esa mutación se produce por el empuje de toda una voluntad de cambio, éste es una “imagen bella”.
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