En un experimento tan fascinante como inquietante, un investigador ha controlado a distancia movimientos corporales de un colega mediante una interfaz que mantuvo conectados vía internet los cerebros de ambos. Es la primera vez que dicha interfaz se prueba de esta manera, y hasta donde se sabe...
Fuente : http://noticiasdelaciencia.com/not/8368/primer_uso...
En un experimento tan fascinante como inquietante, un investigador ha controlado a distancia movimientos corporales de un colega mediante una interfaz que mantuvo conectados vía internet los cerebros de ambos. Es la primera vez que dicha interfaz se prueba de esta manera, y hasta donde se sabe (nunca puede descartarse que algo así ya se haya hecho en secreto, por ejemplo en el ámbito militar), ésta es también la primera vez que se pone en práctica una interfaz de esta clase conectando dos cerebros humanos.
La proeza tecnológica es fruto del trabajo de un grupo de científicos de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos.
En el experimento, Rajesh Rao, el emisor, estaba sentado en su laboratorio llevando puesto un gorro con electrodos conectados a un aparato de electroencefalografía, el cual registra la actividad eléctrica del cerebro. Otro investigador, Andrea Stocco, el receptor, estaba en su laboratorio, al otro lado del campus de la universidad, llevando puesto un gorro marcado para indicar el punto de estimulación sobre el que actuaría una bobina de estimulación magnética transcraneal que fue posicionada directamente sobre el sector izquierdo de su corteza motora, que controla el movimiento de la mano derecha (cada sector controla el lado opuesto.)
El equipo de científicos estableció una conexión vía Skype por internet, a fin de que el personal del grupo del emisor y el del grupo del receptor se pudieran coordinar para el experimento, pero ni Rao ni Stocco podían ver las pantallas de Skype.
Rao miraba a la pantalla de un ordenador y jugaba con un videojuego sencillo con su mente (mediante una interfaz cerebro-ordenador). Cuando debía disparar con un cañón contra un objetivo, él imaginaba con fuerza que movía su mano derecha (con cuidado de no moverla de verdad), haciendo que un cursor activara el botón de "disparar". Casi instantáneamente, Stocco, que estaba usando auriculares que cancelaban cualquier sonido delatador y que no estaba mirando ninguna pantalla de ordenador, involuntariamente movió el dedo índice de su mano derecha y presionó la barra espaciadora de un teclado, como si disparase el cañón del videojuego. Stocco comparó la sensación de mover involuntariamente su mano con la de un tic nervioso.
El experimento fue un éxito.
Rajesh Rao, a la izquierda, es el emisor y juega con un videojuego mediante su mente. A la derecha, Andrea Stocco, situado al otro lado del campus, es el receptor y lleva puesta una bobina de estimulación magnética sobre la región izquierda de la corteza motora de su cerebro. (Fotos: Universidad de Washington)
A partir de ahora se abre un horizonte tecnológico futuro que inevitablemente nos trae a la mente los argumentos de numerosas historias de ciencia-ficción, sobre usos, buenos o malos, de tecnologías del mismo tipo que la demostrada ahora en la vida real. La frase de Stocco sobre el resultado del experimento es elocuente: "Internet era una manera de conectar ordenadores, y ahora puede ser un modo de conectar cerebros".
También tiene carga filosófica el comentario hecho por Chantel Prat, profesora de psicología en la misma universidad, esposa de Stocco y miembro del equipo de investigación que ha hecho posible el experimento: "Hemos conectado un cerebro al ordenador más complejo que haya sido estudiado, que es otro cerebro".
En la preparación del experimento también han trabajado Matthew Bryan, Bryan Djunaedi, Joseph Wu, Alex Dadgar y Dev Sarma, quienes crearon el software para transmitir con fluidez por los tramos críticos de la interfaz las señales del cerebro de Rao al de Stocco.
Información adicional
La proeza tecnológica es fruto del trabajo de un grupo de científicos de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos.
En el experimento, Rajesh Rao, el emisor, estaba sentado en su laboratorio llevando puesto un gorro con electrodos conectados a un aparato de electroencefalografía, el cual registra la actividad eléctrica del cerebro. Otro investigador, Andrea Stocco, el receptor, estaba en su laboratorio, al otro lado del campus de la universidad, llevando puesto un gorro marcado para indicar el punto de estimulación sobre el que actuaría una bobina de estimulación magnética transcraneal que fue posicionada directamente sobre el sector izquierdo de su corteza motora, que controla el movimiento de la mano derecha (cada sector controla el lado opuesto.)
El equipo de científicos estableció una conexión vía Skype por internet, a fin de que el personal del grupo del emisor y el del grupo del receptor se pudieran coordinar para el experimento, pero ni Rao ni Stocco podían ver las pantallas de Skype.
Rao miraba a la pantalla de un ordenador y jugaba con un videojuego sencillo con su mente (mediante una interfaz cerebro-ordenador). Cuando debía disparar con un cañón contra un objetivo, él imaginaba con fuerza que movía su mano derecha (con cuidado de no moverla de verdad), haciendo que un cursor activara el botón de "disparar". Casi instantáneamente, Stocco, que estaba usando auriculares que cancelaban cualquier sonido delatador y que no estaba mirando ninguna pantalla de ordenador, involuntariamente movió el dedo índice de su mano derecha y presionó la barra espaciadora de un teclado, como si disparase el cañón del videojuego. Stocco comparó la sensación de mover involuntariamente su mano con la de un tic nervioso.
El experimento fue un éxito.
Rajesh Rao, a la izquierda, es el emisor y juega con un videojuego mediante su mente. A la derecha, Andrea Stocco, situado al otro lado del campus, es el receptor y lleva puesta una bobina de estimulación magnética sobre la región izquierda de la corteza motora de su cerebro. (Fotos: Universidad de Washington)
A partir de ahora se abre un horizonte tecnológico futuro que inevitablemente nos trae a la mente los argumentos de numerosas historias de ciencia-ficción, sobre usos, buenos o malos, de tecnologías del mismo tipo que la demostrada ahora en la vida real. La frase de Stocco sobre el resultado del experimento es elocuente: "Internet era una manera de conectar ordenadores, y ahora puede ser un modo de conectar cerebros".
También tiene carga filosófica el comentario hecho por Chantel Prat, profesora de psicología en la misma universidad, esposa de Stocco y miembro del equipo de investigación que ha hecho posible el experimento: "Hemos conectado un cerebro al ordenador más complejo que haya sido estudiado, que es otro cerebro".
En la preparación del experimento también han trabajado Matthew Bryan, Bryan Djunaedi, Joseph Wu, Alex Dadgar y Dev Sarma, quienes crearon el software para transmitir con fluidez por los tramos críticos de la interfaz las señales del cerebro de Rao al de Stocco.
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