miércoles, 20 de noviembre de 2013

Cómo Cambiar La Educación

http://eldiadespues.net/cambiar-educacion-y-vacios-educacionales/ 

Por Gonzalo Fuentes

(Este artículo tiene una finalidad práctica, aunque en él encuentres también lo que para mí es una necesaria crítica a los sistemas educativos reinantes. Además ese caracter práctico te puede ser útil cualquiera que sea tu edad y tu rol, siempre y cuando estés dispuesto a seguir aprendiendo y a contribuir.)

“Creo que nuestra única esperanza para el futuro es adoptar una nueva concepción de la ecología humana. Una en la que reconstruyamos nuestra propia idea de la riqueza de la capacidad humana. Nuestro sistema educativo ha explotado nuestras mentes de la misma manera que nosotros hemos explotado la Tierra: buscando un recurso concreto. Y para el futuro esto no nos servirá. Debemos repensar los principios fundamentales con los que educamos a nuestros hijos.”

“No es un déficit de atención, es que no me interesa.”
Anónimo

Llevo varias semanas pensando y teniendo presente en mi cabeza este gran tema que es la educación. Y también llevo unas cuantas semanas queriendo escribir este artículo sin llegar nunca a hacerlo. Quizás porque no me sintiera preparado o quizás por miedo. Pero por qué no iba a compartir aquí algunas ideas propias (y no tan propias) sobre este tema tan delicado a la par que apasionante que es la educación. Que quede claro que no estoy aquí para sentar cátedra y estoy más que dispuesto a que se abra un debate. Pero este artículo es una necesidad para mí.

Ya de primeras quiero aclarar que cuando hablo de educación no me refiero únicamente a niños, profesores, colegios, institutos, universidades y a todo aquello referente a esa fase inicial de nuestras vidas. No únicamente. Y aclaro, no únicamente, porque en gran parte sí me refiero a ello. Al fin y al cabo el futuro de la raza humana y del planeta dependen en gran medida de la educación en dicha fase inicial. Pero también es verdad que la educación y el aprendizaje han de ser algo para toda la vida. (A no ser que hayas conseguido la maestría en todos los ámbitos de tu vida. En tal caso, te pediría por favor que me llamases, ¿de acuerdo?)

Creo que tras miles de años de historia hemos fracasado estrepitosamente en el tema de la educación. O por lo menos considero que nos habría dado tiempo a haber llegado mucho más lejos. Creo que existen grandes vacíos en este tema. Vacíos sobre los aspectos más básicos. De hecho, creo que el problema es de raiz, de base. Enfocamos la educación con un planteamiento erróneo.

¿En qué nos tenemos que educar?


Creo que en primer lugar nos hemos limitado a nosotros mismos en lo que somos. Nos hemos convertido en simples contenedores de información. Desde muy temprana edad (y cada vez más) nos meten en clases con el simple objetivo de introducir datos en nuestras pequeñas cabecitas. Tablas de multiplicar, letras, palabras, definiciones, fórmulas, datos, datos, datos. Ya desde muy pequeños se nos ha ido enviando un mensaje a nuestro subconsciente de que somos simples recipientes. Y tal y como están las cosas, recipientes de no mucha calidad. Cualquier ipad, disco duro, o el mísmisimo internet nos da mil vueltas. Poseen en sus discos duros y memorias mucha más información y de manera mucho más precisa que la que nosotros podamos ni imaginar. Incluso cualquier buena enciclopedia de toda la vida nos puede superar. Pero esto no es ni de lejos un problema. Pues ¿para qué íbamos a querer nosotros ser simples recipientes y contenedores cuando somos MUCHO más que eso? Mucho más teniendo en cuenta que tenemos a nuestra disposición todas esas herramientas que ya cumplen esa función por nosotros.

Pero el enfoque educacional por regla general es ése. Limitar a muy poco nuestra propia capacidad. Nuestra propia definición de lo que somos capaces de hacer. Entre otras cosas porque así se alimentaba un sistema con humanos para sostenerlo. Pero este sistema ya no nos sirve.

Otro error de base


La educación mayoritariamente en nuestros sistemas se basa en cumplir un programa e inyectarlo en la cabeza del chaval. Es decir, la prioridad es un temario y unos conocimientos que han de ser mínimamente dominados como requisitos básicos para el progreso educativo del estudiante. A veces incluso la prioridad es un profesor y “su verdad”.

Creo que a pesar de que esta práctica sea de lo más habitual, no hace falta ser un lumbreras para reconocer que ésa no puede ser la prioridad. La prioridad es el mismo estudiante en sí. Él ha de ser el objetivo de todo el esfuerzo. No algo ajeno a él. El desarrollo de éste como ser humano y de sus capacidades y potencialidades. Y por tanto, y dadas las diferencias entre unas personas y otras, el esfuerzo y el trabajo que se haga con uno u otro ha de ser distinto. Es como si un paciente va a terapia y la prioridad es el terapeuta, o sus conocimientos, o las prácticas que utiliza, o el deseo de reafirmar lo que él ve como correcto. Considero que debería ser bastante obvio que la prioridad sin ningún ápice de duda es el paciente y la mejora de su experiencia vital.

Antes de que nadie lo piense diré que entiendo también como algo básico en la educación de un estudiante el aprendizaje de determinados conocimientos esenciales. Cosas tales como dominar tu propio idioma con maestría o una matemática al menos básica son creo imprescindibles para un desarrollo feliz de esa persona en estas sociedades donde vivimos. Pero lo veo como unos complementos muy básicos para ese gran objetivo que es el desarrollo del estudiante.

Si no me equivoco, la palabra educar viene del latín educare (guía) y de educere, significando este último sacar afuera o sacar a la luz, y no meter adentro como nosotros nos empeñamos en aplicar. De hecho cuanto más metemos adentro menos espacio nos queda y más constreñidos nos sentimos para poder efectuar todo aquello que como seres humanos somos capaces de lograr. Estamos bloqueando nuestro verdadero poder y naturaleza quedándonos en una capacidad que no deja de ser hasta cierto punto superficial.

No me malinterpretes, no estoy queriendo decir que no tengamos que introducir datos y conocimientos en nuestra cabeza, pero el objetivo no es funcionar como máquinas de memorización para que luego quede todo en un limbo del olvido. Lo importante es que lo que estudiemos nos importe, nos llame la atención, nos haga pensar, nos haga entenderlo pero también cuestionarlo. Lo importante es nutrir una inteligencia que funcione de manera activa y práctica, no llenar un depósito estanco del que luego no recordamos ni donde está la llave. (De hecho este tipo de enseñanza conduce al más obvio de los atajos: ¡la chuleta!)

Además debemos hacer trabajar ambos hemisferios del cerebro, no sólo uno. Activar nuestro cuerpo y no utilizarlo como un soporte para nuestras cabezas. Somos mucho más que un hemisferio cerebral.

Algunos vacíos educacionales


Voy a enumerar una lista de lo que yo considero vacíos educacionales para ir abriendo boca, en la línea de lo que he ido señalando. El orden no es prioritario. Te recomiendo que vayas escribiendo un número del 1 al 10 para cada uno, siendo 1o que sientes que fuiste completamente educado al respecto y 1 que no fuiste nada educado al respecto. Más abajo te diré cómo puedes usar dicha valoración.

1. Escucha y canalización de tus inquietudes, curiosidades y talentos tempranos para un posible desarrollo de habilidades más afines a ti.

2. Capacidad de canalizar, escuchar y gestionar tus emociones, expresándolas libremente y poder liberar aquellas que te impiden crecer, avanzar y conseguir lo que deseas.

3. Capacidad de conectar, interpretar y gestionar tu lado intuitivo. Los mensajes que llegan directamente del subconsciente (o de más allá).

4. Capacidad de solucionar problemas (no sólo matemáticos) y superar las dificultades y obstáculos que se plantean en nuestra vida.

5. Desarrollar nuestra capacidad creadora en todos los ámbitos de la vida: artística, funcional, de organización, sistemas, tecnología, personal, etc.

6. Capacidad de crear relaciones sanas, respetuosas y conscientes en orden a ayudarnos unos a otros a conseguir lo que queremos.

7. Desarrollar nuestra capacidad sanadora inherente a todos nosotros.

8. Consciencia y desarrollo de las partes más sutiles y no tan visibles de nuestro ser: energías, vibraciones,…

9. Aprender a administrar, conseguir y utilizar el dinero de una manera más consciente, inteligente, respetuosa y creativa.

10. Aprender no a competir sino a ser uno mismo.

11. Aprender a disfrutar, crear y gestionar nuestras relaciones sentimentales.

12. Desarrollar la escucha hacia nuestro propio cuerpo, entendiendo de qué tipo es y cuál es la forma de nutrición más óptima para nosotros así como las formas de ejercicio físico que más le convienen.

13. Desarrollar la capacidad de ser un miembro activo de este mundo que toma decisiones y acciones y no se limita a ser un elemento pasivo que se adecúa a las agendas de otros.

14. Jugar con tu cuerpo y aumentar tu consciencia física. (Y no me estoy refiriendo a jugar al fútbol, saltar el potro y a hacer flexiones. No nos limitemos tanto por favor. También tienes la danza con sus infinitas variantes, el yoga, el taichi, el patinaje, la acrobacia, las artes marciales, etc.)

15. Aprender a parar la mente y a ser consciente de tus propios pensamientos y a desarrollar y mantener una actitud mental positiva.

16. Desarrollar el arte de plantearse objetivos y llevarlos a cabo.

17. Viajar y conocer de primera mano otras culturas.

Estos son sólo algunos de los vacíos educacionales que me vienen a la cabeza. Espero que los consideres de gran importancia, porque el hecho de no hacerlo es el enfoque que tiene la educación actual de generar trabajadores para mantener un sistema. Pero como ya he dicho, un sistema que ya no funciona. Ni siquiera tienes garantizado un trabajo con dicho enfoque educacional (sin olvidar que quizás lo que tú entiendas como trabajo sea muy diferente a lo que otro piense.)

Cómo puede darse el cambio


Veo bastante inviable el que se pudiera producir un cambio radical en la educación a niveles globales y masivos. Y si así ocurriera puede que no me gustase el resultado. Sólo creo, y eso sí lo veo posible, un cambio masivo a un nivel de conciencias y actitudes. Poquito a poco. Pequeñas acciones para grandes cambios.Generar una onda expansiva.

Si queremos cambiar la educación tenemos que cambiar nosotros. No veo otro camino. Lo digo de nuevo: si queremos cambiar la educación tenemos que cambiar nosotros. Y desde ese cambio en nosotros sortear todos los obstáculos que el sistema y nosotros mismos nos imponemos. Hemos de dejar las excusas y el victimismo a un lado. Si no no hay salida.

Tenemos que crear un impacto constante y paulatino de diversas formas. La mejor educación de todas no olvidemos que es ser ejemplo. Operar el cambio en nosotros mismos (o permitir que ocurra, porque normalmente el cambio como tal está ansioso por hacerse un hueco). Pero también en la manera que tratamos a los más jóvenes, ya sea en casa o en otro lugar. Con pasión, con ejemplo. Hay que aprender estrategias más inteligentes que la imposición. Hay que encender la llama que habita en todo ser humano. Hay que reencontrarse con la curiosidad innata a todo ser humano. Si eres profesor busca recovecos en el sistema. Si eres padre, busca nuevas formas y nuevos centros que te permitan educar a tu hijo de la mejor manera posible. Esto no se trata de soltarlo en un redil y de que se encarguen otros. Entonces no habrá cambio. Porque la cosa ya está bastante cerrada y poco flexible.Toma partido activamente. Hay que buscar esa flexibilidad. Todo es maleable.

El estudiante que llevas dentro


Una buena forma de producir ese cambio es empezar por el estudiante que llevas dentro. Yo soy un apasionado del aprendizaje. Y creo que es interesante estar toda la vida aprendiendo. Eso te mantiene en forma, motivado, inspirado y te permite seguir produciendo cambios enriquecedores para tu vida.

¿Y qué mejor forma de empezar que llenando los vacíos de tu propia educación? Observa las puntuaciones que has marcado a los vacíos que indiqué más arriba. Fíjate en cuáles están más bajas y piensa qué puedes hacer para subirlas. ¿Quizás un libro? ¿Quizás un taller? ¿Un curso? Recuerda que quien busca, encuentra.

Quizás prefieras pensar en tus propios vacíos (si es que no están en la lista). Como prefieras. Lo importante es seguir educándote a ti mismo. Entonces estarás cambiando la educación.

Si mantienes un papel activo en tu vida entonces serás una persona influyente. Un influyente es aquel que puede cambiar las cosas, pero más importante aun, puede generar un impacto en otras personas haciéndoles cambiar y que a su vez pueden cambiar más cosas. Y recuerda que, sea cual sea tu situación, tu edad o tus circunstancias, una pequeña piedra cayendo sobre el océano mueve y reconfigura todas las partículas de dicho océano, aunque sea casi imperceptible a tu vista.

No lo dudes. Ponte en marcha.

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