El Talento es “Capacidad por Compromiso”, siguiendo a Dave Ulrich, uno de los mayores expertos mundiales en Recursos Humanos. La Capacidad es Aptitud (Conocimientos, Habilidades) + Actitud (Comportamientos). Sabemos también por la gestión por competencias (David McClelland y Lyle Spencer, principalmente) que la Actitud se compone de autoimagen (cómo nos vemos a nosotros mismos), rasgos de personalidad, valores y motivaciones personales. Por tanto, los valores (vividos, no enunciados) están ahí, pero solo los tenemos en cuenta a través de comportamientos observables (de actitud, en definitiva). En puridad, no podemos multiplicar los valores por la actitud porque la actitud es consecuencia de determinados valores.
Falta el Compromiso, que es la energía que le ponemos a lo que hacemos. Una combinación de cuatro energías: física (rendimiento), mental (concentración, foco), emocional (ánimo) y espiritual (de coherencia de valores). Personas muy capaces pero poco comprometidas muestran poco Talento.
Respecto a la definición de Dave Ulrich, me gusta completarla: “El Talento es Capacidad por Compromiso en el Contexto adecuado”. El entorno, el contexto, es esencial (es, por ejemplo, el “efecto Lucifer”, que nos convierte en lo mejor o en lo peor, como ha demostrado Phillip Zimbardo). El contexto son 4 C: Cultura corporativa, Clima laboral o ambiente de trabajo, Compensación (más allá de la retribución) y el grado de Cooperación.
El Talento es complejo (hasta diez variables), pero no es complicado. Si lo definimos bien, podemos atraerlo, fidelizarlo y desarrollarlo adecuadamente, que es la clave de las organizaciones de éxito.
Como nos recuerda Pau Hortal en la mencionada newsletter, Luis Conde lanzó varios mensajes de interés, que comparto. “Mensajes referidos a los retos que hoy tenemos por delante: La salida de la crisis, la necesidad de nuevos liderazgos y el incremento de la productividad.” “La productividad hoy es hacer más cosas, con menos gente y de forma diferente”, “Líder es todo aquel optimista que tiene un proyecto, y lo sabe comunicar”, “Las crisis sirven para mejorar”. Y especialmente(en este punto sintonizo con Luis y difiero de Pau), sus comentarios sobre la “fuga del talento”. El mundo es hoy suficientemente permeable y no debemos preocuparnos por el hecho de que nuestros jóvenes busquen alternativas profesionales fuera de nuestro entorno. La experiencia internacional está siendo ya un activo fundamental para el crecimiento personal y para el desarrollo de una trayectoria directiva. Para un servidor no es “fuga de talento”, sino la consecuencia de la globalización. Nuestros jóvenes volverán (antes o después; mejor que sea antes) y habrán experimentado buena calidad directiva. Lo que es bueno para todos.
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