Al comprar un aparato, infinitamente menos complejo que el cerebro, el comprador recibe un manual de instrucciones. Pero Dios no escribió el manual del usuario del cerebro ni la educación tampoco. Por eso nosotros, sus usuarios, no sabemos desarrollar su capacidad ni conocemos los métodos para administrarlo. La forma en que se enseña en las aulas hace que los más lentos se sientan presionados y los muy rápidos se aburran.
Mientras que la mano reemplazó a la garra del animal, el cerebro fue el producto de la evolución del primitivo cerebro del reptil y del mamífero, al racional cerebro humano, sede del lenguaje y del pensamiento. Los tres cerebros conviven sin armonía, porque no poseen instrumentos de coordinación ¿Por qué no se hace nada al respecto? ¿Por qué se acepta esa limitación como si fuera natural e inmodificable?
Una verdad de Perogrullo. El cuerpo tiene dos piernas, el cerebro posee dos hemisferios. Si una pierna se atrofia se perjudica la locomoción, si un hemisferio se daña disminuye el rendimiento mental. La educación que recibimos hizo dominante al hemisferio izquierdo, verbal, racional, lógico, detallista, conservador, y dejó de lado al gigante dormido, al hemisferio derecho, que es emocional, visual, intuitivo, creativo y arriesgado.
Una alianza estratégica productiva compara al todo resultante con la suma de las partes. Cuando el todo es superior la sinergia es positiva y, la armonía y la cooperación, superan a lo que produce cada elemento aislado. Esto se visualiza en el acertijo del ciego y el paralítico perdidos en el bosque. La respuesta es que sólo se salvan cooperando. El paralítico ofrece la visión, el ciego la locomoción y su unión hace la fuerza.
Todo parece indicar que si fuésemos entrenados desde chicos para usar asociativamente los dos hemisferios, nuestro nivel de inteligencia sería muy superior. Como un pájaro necesita dos alas para volar, el hombre necesita de los dos hemisferios para tener éxito en la vida.
Todo parece indicar que si fuésemos entrenados desde chicos para usar asociativamente los dos hemisferios, nuestro nivel de inteligencia sería muy superior. Como un pájaro necesita dos alas para volar, el hombre necesita de los dos hemisferios para tener éxito en la vida.
Con la bipedestación las manos delegaron en las piernas la locomoción liberando a la boca de la tarea de tomar los objetos. El rostro se aplanó, el cerebro creció y los ojos fueron su instrumento. En esta división mente-cuerpo, la región abdominal reflejó el vínculo cuerpo-naturaleza expresado como sensaciones en el estómago. En sus orígenes, la humanidad vivió de la caza descubriendo la presa por indicios. El arte de adivinar reunía el diagnóstico y el pronóstico a través del gesto más antiguo de la historia intelectual humana: el cazador agazapado en el barro examinando las huellas de su presa. En el siglo XVII, la ciencia incorporó la medición y la necesidad de repetición de los sucesos, lo que resultaba imposible con el método artesanal. El método Galileano era insensible a olores o sabores, mientras que el médico exploraba los ruidos en el pecho del enfermo.
En 1625 nació en Roma un becerro con dos cabezas. La discusión científica se polarizó: ¿se debía dar prioridad a lo general o a lo excepcional? ¿Eran uno o dos animales? Los que privilegiaban el cerebro decían que eran dos animales, los que elegían al corazón afirmaron que era uno.
No siempre se puede usar el método de Galileo: cuando las causas no son reproducibles, deben deducirse de sus efectos. No se aprende el oficio de conocedor mediante reglas. La intuición es el saber recapitulador instantáneo que señala la relación del hombre con las otras especies.
Con el lenguaje verbal nació el mundo cultural. La invención de la imprenta y el enciclopedismo desarrollaron el hemisferio izquierdo, que como se sabe, controla la mano derecha. Por eso se le adjudicaron virtudes como “andar por derecha”. Allí se sitúan las destrezas de pensamiento, y en el derecho, el sentimiento y la intuición. La noción de identidad surgió de un cuerpo de fibras que conecta a estas dos formas de pensar.
La asociación entre el cerebro y la mano se potencia mediante la escritura. Lo escrito queda mientras que a lo dicho y a lo pensado se los lleva el viento. La grafología y la firma demuestran que la escritura implica un compromiso. Así, como cada mano cuenta una historia, lo impreso fija el discurso y crea una huella. El tallado del alfabeto en el cerebro simbolizó el triunfo del espíritu sobre la materia y consagró la supremacía humana en el planeta. Grabar proyectos en la mente aprovecha su capacidad autosugestiva para convertirlos en imán y memoria del futuro .
El movimiento de la mano motoriza por repetición la cualidad o idea a desarrollar, hace crecer lo que se quiere ser y conecta con el inconsciente para ser guiado por él. La apertura hacia las profundidades de uno mismo incluye a la naturaleza. Por eso es necesario convocar a los aliados estratégicos: espíritu, mente, emociones, cuerpo, para poner “manos a la obra” en la construcción de un cerebro palanca de un futuro mejor.
La historia de la inteligencia. Aristóteles creía que el cerebro servía para disipar el calor y refrigerar la sangre. Descartes pensó que la glándula pineal era el puente entre la mente inmaterial y el cerebro material. Para William James, el cerebro era una “máquina de reflejos”. Y para Marvin Minsky, padre de la inteligencia artificial, la mente inteligente surge de la interacción de una colección de agentes no inteligentes.
¿Qué sabe la ciencia? Ramón y Cajal, en 1928, dijo que, “En el cerebro del adulto, las vías nerviosas son fijas e inmutables, todo puede morir, nada puede regenerarse“, paradigma cuasi religioso, verdad inmutable. Sin embargo la neurogénesis (neuroadaptación, generación de neuronas, plasticidad (cambio adaptativo por el aprendizaje y nuevas conexiones); involucran la interacción de dos sistemas: el medioambiente con sus múltiples variables y el cerebro. En 1998 Erikson, de Suecia, descubrió la neurogénesis – la formación de nuevas neuronas en los adultos-. Y el doctor Gage, del Salk Institute, que el hipocampo puede generar hasta mil neuronas por día.
Los diez neuro-mitos más comunes.
Sólo usamos el 10%. La idea difundida es que tenemos un tesoro con millones de neuronas inactivas, pero todo indica que el cerebro está interconectado y activo, aun cuando no hagamos nada. Muchos piensan: «Tengo cien millones de neuronas y uso sólo 10 millones; si usara más sería como Einstein». Esto no es así. Usamos todo el cerebro, lo que sucede es que se activan ciertas áreas y otras aguardan. Lo valioso no es la cantidad de neuronas sino cómo se las usa.
El cerebro de Einstein era similar a cualquiera, la diferencia estaba en cómo lo hacía funcionar.
Las neuronas se pueden conectar con otras en cualquier momento. El cerebro genera energía y emite ondas. Mientras que energía eléctrica precisa para que funcione un ventilador, tener enchufes para conectarlo e interruptores para encenderlo y apagarlo, el cerebro, cuando aprende un mecanismo, acciona el comando en el momento justo. Un pensamiento tiene poder creativo cuando se acompaña de una emoción y empieza con una intención. Pero si quiero comprar algo y digo que es caro, anulo la intención. Nada ocurre en nuestra vida sin nuestra participación activa.
Cuando escuchamos algo una neurona capta la información, la convierte en un impulso nervioso y la pasa a otra a través de una unidad transmisora llamada axón, a través de un mecanismo de unión denominado sinapsis. Los portadores del mensaje son los neurotransmisores que el mismo cerebro produce, y son los que empujan la información a la dendrita que es la terminal de recepción de la neurona receptora del mensaje.
Después de los 60 no se puede aprender. Las personas no sólo pueden, sino que deben aprender hasta su último día. El desafío intelectual mantiene el cerebro en forma. Si bien la plasticidad cerebral (la capacidad de hacer nuevas sinapsis) disminuye con la edad, el cerebro sigue cambiando y transformándose. Que el niño aprenda más que un adulto no depende de la capacidad, sino de la motivación. Durante una conferencia, James Watson, codescubridor de la estructura del ADN, dijo que: «La gente piensa que cuando es mayor ya no goza de la misma memoria. Pero eso ocurre porque uno deja de activar el cerebro como antes». Tampoco la edad biológica coincide con la cronológica. El que mejora el funcionamiento del cerebro mejora el del cuerpo. Mente sana en cuerpo sano. Hay viejos jóvenes y jóvenes viejos.
El talento es innato. Pero el factor sociocultural juega un rol crucial, pues el acceso a experiencias diversas remodela las conexiones cerebrales que generan soluciones innovadoras. Hay dos maneras de resolver problemas: una lógica (pensamiento lento y repetitivo) y una intuitiva. Antes de que las personas resuelvan un problema en forma intuitiva se registra activación de las áreas creativas, que “hablan” entre sí. Durante un acto creativo, el cerebro se halla en un estado oscilatorio, que hace posible la sincronización entre grupos neuronales distintos.
La receta para ser innovador es estar preparado, ser un poco obsesivo, un poco loco (no mucho), entender el problema de manera simple, ser valiente, estar dispuesto a equivocarse y estar relajado. La inspiración no llega sin esfuerzo. Ninguno de los grandes creadores tuvo una idea genial sin haber destinado mucho tiempo a pensamientos profundos. En términos de creatividad la inspiración es para aficionados. Como dijo Picasso cuando la inspiración llegue espero que me encuentre trabajando. En la mezcla de lo innato y lo adquirido, a más facilidad para algo más se usa. Dicen que la inteligencia es innata, que se nace con ella. Leonardo fue una de las personas más inteligentes que habitó la tierra, Einstein fue el hombre del siglo xx ¿Alguien cree que lo hubieran sido sin saber leer y escribir? Según Pasteur, el azar favorece a las mentes preparadas.
Los inteligentes siempre son buenos alumnos. Depende de lo que se entienda por inteligencia. Algunos investigadores aluden a la capacidad para el pensamiento abstracto, a la habilidad para adquirir conocimientos, a la velocidad con que procesamos información o a la capacidad de adaptarnos a situaciones nuevas. Quienes exhiban mayor inteligencia general probablemente serán mejores alumnos. Pero los estudios muestran que no influye en el rendimiento en muchas tareas. La capacidad de inferir sentimientos en otras personas, de inhibir impulsos y de mantener en mente los objetivos para lograr una conducta efectiva, son fundamentales. Pero no se explican sólo por un buen funcionamiento intelectual.
Cada función del cerebro está localizada y es independiente. Falso. Las estructuras trabajan en red aunque tenemos regiones especializadas para algunas funciones. El cerebro está en equilibrio entre la repartición territorial de funciones y cierta promiscuidad para que una región no esté inequívocamente asociada con una función. Aunque hay especialización los comportamientos no están en regiones específicas. Hasta las tareas simples involucran muchas zonas a la vez. La teoría de la localización fue confirmada cuando Paul Broca identificó el área responsable del habla – el área de Broca- que se encuentra en el hemisferio izquierdo. Si la lesión en un hemisferio produce pérdidas distintas, no pueden ser iguales. Sperry obtuvo el Premio Nobel por descubrir que la comunicación es la principal función del cuerpo calloso que une los hemisferios cerebrales.
Un examen a personas que sufrieron el corte del cable determinó la importancia de la conexión. Colocando un lápiz de manera tal que pudiera ser captado por el campo visual derecho (que maneja el HI) el sujeto podía nombrarlo. Cuando se hacía lo contrario no podía.
Nacemos con todas las neuronas que tendremos durante la vida. Hasta no hace mucho se creía que las neuronas no tenían recambio, pero hoy se sabe que el cerebro adulto contiene células madre capaces de generarlas. Este mito fue demolido por un argentino, Fernando Nottebohm que ofreció pruebas definitivas de que hay neurogénesis en el cerebro adulto de los vertebrados. Hay fuentes de neuronas nuevas en una estructura conocida como hipocampo, que tiene un rol protagónico en la formación de recuerdos, y también en el bulbo olfatorio.
Nuestros recuerdos son una reproducción del pasado. Contando historias a diferentes personas y pidiendo que las recordaran, se notó que olvidaban datos y agregaban distorsiones. Hay dos mitos muy difundidos: uno es que la visión funciona como una cámara fotográfica; es decir, que las imágenes se proyectan como una foto en la parte de atrás del cerebro. No es así. La visión es un proceso creativo y la creencia de que vemos con una enorme riqueza es una ilusión del cerebro que «rellena» la información que le falta. Lo mismo ocurre con la memoria. Recordamos muy poco y después fabulamos sobre la base de presunciones. Por eso, cada vez que recordamos modificamos nuestros recuerdos. Recordar es un acto creativo y de imaginación; los recuerdos son inestables y permeables a nuestras emociones. Cuanto uno más se «usa» un recuerdo, más se lo cambia. La memoria es en realidad la del último recuerdo.
Decidir es un acto racional. El sentido común lleva a creer que, cuando se trata de tomar decisiones, somos una suerte de científico en acción. Es una bella idea, pero no es cierta. Nos imaginamos planificando, evaluando ventajas y desventajas. Pero cuando tenemos que decidir, son nuestras emociones las que toman las riendas. Investigaciones recientes demuestran que la toma de decisiones depende de áreas cerebrales involucradas con el control emocional ¿Qué razonamiento lógico puede predecir lo que va a pasar mañana? Esto no significa que hay que dejar de razonar al decidir, pero se deber relacionar con lo que sentimos. El término racional es impreciso; tomamos decisiones sin registro consciente y sin deliberación racional. Más aún, para situaciones complejas, la decisión intuitiva es frecuentemente mejor que la racional y deliberada.
La mayor parte de la vida mental es consciente. Por el contrario, la mayor parte de lo que hacemos, pensamos y sentimos está más allá del control consciente, que es apenas la punta del iceberg, sólo que es lo único de lo que tenemos registro directo. La tecnología permite ver procesos inconscientes que Freud adivinó. Hace algunas décadas, el científico norteamericano Benjamin Libet, mostró en electroencefalogramas, que parte del cerebro decidía, antes de que los sujetos de la investigación fueran conscientes de que querían hacer un movimiento.
Comer pasas de uva ayuda a conservar la memoria. Aunque una buena alimentación es importante para mantener la mente en forma, esto no depende de un solo alimento. El cerebro se encuentra afectado por lo que comemos. Ratas alimentadas con comidas altas en grasas muestran menor rendimiento en la memoria y agilidad mental comparativamente con las que son alimentadas con dietas bajas en grasa. En los últimos años, tres estudios realizados en Nueva York, Chicago y Francia mostraron que la dieta mediterránea, que incluye un alto consumo de frutas, vegetales y granos, además de aceite de oliva, bajo consumo de carne y un vaso de vino tinto con la comida, tiene un impacto positivo en el cerebro.
Neuro-mitos de medición. Siempre hubo controversia sobre cómo medir la inteligencia. Las definiciones oscilan desde la flexibilidad de la conducta, generar ideas, resolver problemas y adaptarse a los cambios. Algunos midieron el pensamiento abstracto; otros la habilidad para adquirir conocimientos o vocabulario. Así nació el IQ, el coeficiente intelectual, pero hoy se considera una medición arbitraria. Spearman a principios de siglo propuso la existencia del factor G o inteligencia general que permite tener éxito en tareas cognitivas. Su colega Godfrey Thomson propuso que la aptitud única era una colección de habilidades. Howard Gardner denominó a los talentos inteligencias múltiples. La gente varía en inteligencia emocional, habilidades, experiencia, todos diferentes de la “inteligencia general”. El humor, la sensibilidad, la ironía y la creatividad no forman parte del test clásico. Una persona puede ser inteligente sin contar con grandes conocimientos. La “inteligencia fluida” resuelve problemas descubriendo relaciones, independientemente del conocimiento adquirido o “inteligencia cristalizada”
El CI -coeficiente intelectual- mide la capacidad de resolver problemas, el CE, emocional, la posibilidad de automotivarse y de motivar, el CES -coeficiente de inteligencia espiritual- cómo nos relacionamos con el todo y con los principios universales. El CES tiene la fortaleza del porqué, el CI y el CCR -coeficiente de creatividad- sugieren qué hacer, la visión. El cómo hacer, implica la disciplina del CEJ – coeficiente de ejecución-, el CE es el Quantum de la pasión. La inteligencia espiritual es la que orienta a todas las demás.
Tenemos un potencial de realización y un espacio de libertad que precede a la respuesta. Los valores controlan nuestra conducta y respetar los principios universales genera consecuencias favorables. Se trata de sumar integridad, cumplir las promesas y seguir la voz de la conciencia.
Daniel Coleman describe la inteligencia emocional como la capacidad de manejar las emociones propias e inteligencia social como la de administrar las relaciones con los demás. Familias, tribus, ejércitos y empresas se organizarons para actuar colectivamente de manera inteligente. El libro y la lectura fijaron e hicieron circular el conocimiento. Internet potenció el intercambio. Los motores de Google ofrecen creaciones en formas y orígenes distintos. En Wikipedia millones de personas escriben o leen elaborando una enciclopedia digital actualizada permanentemente.
El aislamiento produce desánimo y afecta la salud cognitiva y física. La interacción social contribuye a la inteligencia colectiva e individual.
Los Estados nacionales organizan a las sociedades para satisfacer sus necesidades y forjar el futuro. Es el rasgo de inteligencia colectiva que alcanzaron los seres humanos. Como el futuro no existe debemos inventarlo. No hay tiempo que perder porque las modificaciones que se producen en el cerebro a edad temprana lo caracterizan como adulto. Podemos trasplantar un pulmón y seguir siendo los mismos. Pero si nos cambiasen el cerebro, seríamos personas distintas.
Tenemos cuatro cerebros. Así como el cerebro se divide en hemisferios, cada uno de ellos se divide en dos: el anterior y el posterior. Las neuronas espejo son importantes en la imitación de conductas y también para establecer nuevas conexiones o restablecer funciones dañadas.
Los seres humanos integramos la información en un contexto que cambia, de manera inmediata y automática. La corteza frontal toma decisiones e integra el contexto, ya que el cerebro trabaja en redes. Si otras partes se dañan, la esencia permanece. Esta región cerebral, resulta crítica para recuperar información almacenada en otras áreas. Maneja recuerdos y los combina de formas diferentes. La imaginación es capacidad de articular lo viejo para componer lo nuevo. La planificación es la capacidad de lograr un futuro distinto al pasado, reordenado elementos conocidos y combinándolos con descubrimientos recientes. El lóbulo frontal fija objetivos y hace planes. Coordina capacidades distintas: intelectuales como resolver problemas o planear y emocionales, responsables de coordinar cognición y emoción y de inhibir los instintos básicos.
Un joven norteamericano sufrió un accidente en 1848. Phineas Gage era un empleado fiable, eficiente, capaz y trabajador, hasta que una barra de hierro atravesó su lóbulo frontal. Sobrevivió, pero se convirtió en alguien impulsivo, que elegía opciones riesgosas. Desestimaba las consecuencias de sus acciones. La lesión frontal no impide saber lo que está bien o mal, pero hace elegir lo que menos conviene. Tiene miopía del futuro al decidir, privilegia la recompensa inmediata, aun con repercusiones negativas a futuro.
Miopía del futuro. No es sólo un fenómeno neurológico, la sociedad también la padece cuando elige la satisfacción inmediata e hipoteca su destino. Para evitar la miopía social la educación debería enseñar desde lo pasado y desde lo actual, a proyectar el porvenir.
La educación integra, da oportunidades, genera igualdad de oportunidades. La medida del funcionamiento del lóbulo frontal de la sociedad es tomar decisiones colectivas que se adapten al momento y que vayan mucho más allá para que ver con nitidez el futuro.
Osho dijo: “El arte puede crear belleza, la ciencia descubrir la verdad objetiva y la conciencia la realidad subjetiva. Y juntas pueden hacer completo un sistema de educación.” Tal como dice un cartel ubicado en el museo de ciencias naturales de la ciudad de New York “el mundo no es un regalo que nos hicieron nuestros padres, es un préstamo que nos hacen nuestros hijos”.
Si el cerebro fuera tan simple que pudiéramos entenderlo, seríamos tan simples que no lo entenderíamos. La sociedad y los gobiernos deberían preguntarse, como Albert Einstein, que no podemos resolver nuestros problemas pensándolos de la misma manera en que los creamos.
La incógnita es si podrán pasar del relato al discurso. Esto es, de la pura propaganda al intento por reconocer la realidad y mejorarla.
El maxi-mito de los memes. El gen es la unidad biológica creadora de rutas y mensajes codificados. La unidad cultural, el ADN que soporta las creencias y que educa, es el meme, un término que surge de gen y memoria. Son ideas que se propagan con mensajes codificados con instrucciones predeterminadas, apelando al mecanismo de imitación, en muchos aspectos y momentos de la vida. Hasta las empresas copian a las más exitosas con la técnica del bench marking. No existirían memes sin la naturaleza imitadora del hombre y la cultura del ejemplo.
Genes y memes sólo se ocupan de reproducirse. Un meme que llega a una mente, influye más cuando no se poseen filtros eficaces o no se toma conciencia de que existen. Los memes crecen según la atención que se les brinda. El más poderoso es el que ayuda a sobrevivir y se transmite por la educación y la cultura. En los comienzos del planeta el ADN biológico generaba copias de sí mismo. Con la evolución el hombre copió el formato, creó el lenguaje y logró que la naturaleza hiciera lo que quería. El lenguaje dejó de describir la naturaleza y comenzó a crearla.
Un conocimiento, hace 10.000 años logró que la naturaleza hiciera lo que el hombre quería. Fue la invención de la semilla Así pudo afincarse y almacenar. Los poderosos se quedaron con el beneficio, no fue para los pobres. A fines del xvii un conocimiento nuevo combinó la energía de los combustibles con tecnologías de producción en serie, educación, medios de comunicación y cultura de masas. La riqueza surgió de la ciencia.
Los memes pueden ser virtuosos o virus que ingresan a las neuronas para destruirlas o manipularlas. Quien sólo aplica memes hace lo que siempre hizo y no lo que quiere: es un prisionero. En cambio, quien cuestiona por qué defiende sus ideas, evita los memes indigestos. Tenemos la ilusión del control pero las opiniones que tenemos no son nuestras. Para no quedar atrapado en genes o memes impuestos, hay que crear memes propios.
Fabricar memes es intermediar entre la naturaleza y la cultura, es completar la página en blanco que es la mente al nacer y convertirse en constructor del propio destino. Para no imitar a la opinión pública hay que aprender a formar una opinión individual educada.
Una planta necesita energía solar, un león las proteínas de su presa, el meme precisa un alimento poderoso contenido en el cerebro: la atención. Por eso los memes compiten por su atención, por su memoria y por su tiempo. El más influyente y manipulador es el que afecta a la sobrevivencia.
Las malas noticias se transmiten rápidamente. Se prefieren memes que ofrecen máximo beneficio con mínimo esfuerzo, como una dieta milagrosa. El meme es el replicador serial por excelencia. Para evitarlo la educación promueve la liberación de los condicionantes instintivos, pero puede ser que los poderosos la usen para preservar sus intereses. Para evitarlo hay que tener un propósito para la vida y saber qué memes lo ayudan y cuáles deben expulsarse del cerebro. Un reciente estudio muestra que pese a los ingentes recursos destinados al control de la oferta de drogas ilícitas, éstas tienen hoy precios más bajos y una pureza superior en comparación a la década del 90. En síntesis, ¿tenemos un problema serio de drogas? Sí. Entonces, los memes que nos ofrecen como solución ¿son una buena alternativa para ir superando ese problema? No. Son neuro-mitos.
La mente como el paracaídas sólo funciona cuando se abre.
Dr. Horacio Krell Ceo de Ilvem, entidad dedicada a educar la inteligencia. Mail de contacto:horaciokrell@ilvem.com
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