He estado leyendo un artículo muy interesante en Psycholgy Today, “Happiness brings wealth” (La Felicidad genera Riqueza), del Dr. Adrian Fulhman, profesor del University College de Londres. En su opinión, antes los economistas creían que el dinero daba la felicidad; ahora piensan que la felicidad da dinero.
Hoy sabemos, a través de los datos de cada país, que a partir de una renta de unos 70.000 $ anuales, no hay mayor felicidad. De hecho, los muy ricos suelen ser infelices. La neuroeconomía ha descubierto:
- Que un incremento salarial tiene un efecto a muy corto plazo. Las personas nos adaptamos rápidamente a las nuevas circunstancias.
- Que la satisfacción no proviene de la mejora de renta, sino del salario comparativo. Si todos mejoran igual, no hay mayor satisfacción.
- Que el dinero es mucho menos importante para la felicidad que la familia, las vacaciones, la salud o la seguridad.
- Que si, por un incremento salarial, también suben los impuestos, no hay mejora en absoluto.
Las personas que han ganado a la lotería, a los dos años están en niveles de felicidad previos a ese premio.
¿Y al revés? Un estudio de la Universidad de Warwick) con 90.000 jóvenes durante siete años ha demostrado que la gente más feliz es más contratable y promocionable, lo que supone un incremento en los ingresos.
Sí, el dinero no da la felicidad, pero la felicidad da el dinero.
La secuencia de causa-efecto es, científicamente, la siguiente:
- Las personas más optimistas y encantadoras reciben mayor atención a su alrededor. Por eso les va mejor en el trabajo y son ascendidas más frecuentemente.
- Las personas más felices toman mejores decisiones y se enfrentan a mejores retos.
- Las personas más propensas a la felicidad están mejor física y mentalmente. Sufren menos de ansiedad, depresión y desórdenes psicológicos. Se centran y consiguen lo que se proponen con entusiasmo.
- Las personas felices mantienen mejores relaciones: son más atractivas, tienen más amistades… Tienen más acceso a las relaciones sociales.
Recuerda que la Felicidad no se “busca”, sino que se construye. Somos arquitect@s de nuestra felicidad.
Mi gratitud a l@s compañer@s y clientes con los que he disfrutado, y mucho, de este día.
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