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Esta aparentemente trivial e inocente pregunta encierra mucho más de lo que parece, y es la llave de nuestros sueños, anhelos y esperanzas. Desde pequeños imaginamos nuestro futuro ideal, pensamos en lo que nos gustaría convertirnos, llenos de ilusiones y esperanzas…algo a lo que a menudo renunciamos sin apenas darnos cuenta.
Astronautas, magos, policías, superhéroes… o incluso paleontólogos ninja, como mi hijo. Algunos niños, los más avezados, hacen gala de una sabiduría temprana y responden que de mayor lo que quieren es ser felices.
Durante esos años en nuestra cabeza sólo caben pensamientos libres, ideas sin barreras que nos inspiran… y a las que la mayoría acaba renunciando. Luego nos justificamos diciendo que eran “sueños de juventud” o que la vida “nos ha traído hasta donde estamos”, ya que muy poca gente realmente se atreve a perseguir sus sueños.
Y eso, como ya hemos comentado en alguna ocasión, nos lleva a convertirnos en esa sociedad de infelices que tenemos hoy en día, formada por personas que han renunciado a sus sueños:contables en lugar de astronautas, ingenieros en lugar de magos o camareros en lugar desuperhéroes.
Pero no es demasiado tarde. Nunca lo es.
Pero esa inocente pregunta que titula el artículo es todavía más relevante si hablamos de negocios… porque la mayoría de la gente monta sus empresas sin haber reflexionado realmente sobre ello, sobre si crecer es la única opción. Sin saber a dónde quieren ir o que quieren conseguir. “Éxito”, dicen algunos… pero ¿qué es el éxito?: ¿Tener tiempo para vivir relajado o estar con la familia? ¿Ganar montones de dinero? ¿Fama?
La pregunta no es baladí, y su respuesta debería empapar todo, tanto en nuestra vida como en nuestros negocios. Si por ejemplo tu definición de éxito es “ser rico”, vas a tener que tomar una serie de decisiones completamente diferentes (a nivel de riesgo, de estrategia de crecimiento o de finanzas) que si “sólo” (¿sólo?) buscas ser feliz.
Si nuestro objetivo es crecer y ser ricos, seguramente debamos crear un modelo de negocio donde vender muchos pocos (muchas unidades con poco margen), intensivo en capital, donde sea necesario buscar inversión, estar dispuestos a ceder el control… y llegado el caso incluso hacernos a un lado. Sin embargo si lo que buscamos es ser “felices” mientras cubrimos nuestras necesidades financieras seguramente debamos autofinanciarnos o hacer bootstrapping, crecer a un ritmo más lento pero seguro, optar por modelos de negocio de pocos muchos a la vez que disfrutamos creando/vendiendo un gran producto en el que creemos.
Pero tanto en un caso como en otro, lo primero es reflexionar sobre qué te motiva, recordar qué querías ser de mayor, averiguar hasta donde llega tu ambición. Y para saberlo deberás bucear en tus motivaciones, en ese “algo” que te movía cuando eras niño… y lo más difícil, ser consecuente con ello. Y no te equivoques, tu trabajo actual o tu vida no son una condena perpetua, sino unas circunstancias temporales, que dependen de tus acciones y de tu voluntad… y que por tanto pueden ser cambiadas.
Así que deja de quejarte tanto de “por donde te ha traído la vida” y toma el control. Y mira hacia atrás, a aquellos días en los que el futuro era brillante y querías ser astronauta… y recupera ése espíritu. Quizás no tenga sentido aquella idea original… o quizás si. En cualquier caso está en tu mano.
Como decía Jim Rohn:
“Si no te gusta donde estás, ¡muévete!, que no eres un árbol”
¿QUÉ OPINAS?