jueves, 6 de marzo de 2014

El impacto de las incubadoras

http://www.prodem.ungs.edu.ar/blog/2014/03/3689/ 
Hace algunas semanas, en un blog editado dentro del sitio web del New York Times, algunas fuentes cuestionaban la eficacia de las incubadoras para desarrollar empresas exitosas de software. Aunque el método para evaluar negativamente esta herramienta no era demasiado ortodoxo, el intercambio posterior resultó muy jugoso. Y deja planteado, claro está, interrogantes de interés para la región. Acá, un resumen del artículo.
Una intervención reciente sobre la puesta en marcha de empresas de Austin (ciudad del estado de Texas), mencionaba que había al menos 15 incubadoras y aceleradoras en la región. Un lector de esa misma ciudad, sin embargo, cuestionando la eficacia de esos instrumentos, relevó las 150 compañías más importantes de software (según ventas, y sólo las que cotizan en bolsa), y encontró que ninguna había salido de una incubadora.
En el blog, entonces, acudieron a fuentes expertas para evaluar el tema. Jared Konczal, de la Kauffman Foundation, dijo que le parecía “estadísticamente improbable” que no haya ninguna empresa de software exitosa que haya salido de una incubadora.
“Hay un período de tiempo entre el nacimiento de la empresa y su éxito” explicó Konczal. “Es posible que si se investigara la historia de cada una de las 150 empresas mencionadas, en ella haya una conexión directa a una incubadora: quizás la empresa actual compró otra empresa, que a su vez había adquirido otra empresa salida de una incubadora”.
Linda Knopp, de la Asociación Nacional de Incubadoras de Empresas en Atenas, Ohio, estuvo de acuerdo con Konczal: muchas empresas incubadas, dijo, fueron adquiridas varias veces.
Además, hay un problema en la muestra elegida por el lector crítico. Según Jay Ritter, profesor de finanzas en la Universidad de Florida, el número de pequeñas empresas con oferta pública de acciones se redujo un 83%. Konczal expresaba que un mejor enfoque podría ser la búsqueda de “empresas de rápido crecimiento, como las del ránking “Inc. 500”, y ver de ellas cuáles habían pasado por una incubadora o aceleradora”.
La definición de éxito varía también en función de los objetivos que tenga la incubadora. “Muchas tienen como objetivo la creación de empleo y no la oferta pública inicial de una empresa”, explicaba Knopp. Un informe de 2011 financiado por la Administración de Desarrollo Económico del Departamento de Comercio, llamado “El éxito de la Incubación”, encontró que entre las incubadoras, las organizaciones no lucrativas eran las más exitosas, lo que sugiere que “los objetivos más importantes de los programas de incubación de alto rendimiento son la creación de puestos de trabajo y el fomento del espíritu empresarial en la comunidad”.
Sin embargo, acota el blog, el lector plantea un punto válido. Alejandro Amezcua, profesor de la Universidad de Syracuse, rastreó cada empresa estadounidense que había pasado por una incubadora en algún momento de los últimos 20 años. “A las 20 mil empresas incubadas las comparé con otras tres (mil) que no lo habían sido, y que eran comparables en tamaño, industria, edad, ubicación e identidad étnica y del género del propietario”, dijo. Y encontró que la tasa de fracaso para el grupo incubado había sido “mucho más alta que para el grupo no incubado. Así, es muy difícil que la gente entienda tal resultado, pues se supone que las incubadoras ayudan a los empresarios inexpertos a tener éxito”.
Pero Amezcua no ve esto como negativo. “Podría ser que las incubadoras tengan un efecto alternativo”, dijo. “Una empresa va a la incubadora por uno o dos años, y en ese período recibe una gran cantidad de consejos. Pero a  partir de eso, advierten que no van a seguir adelante, y reducen sus pérdidas más temprano que tarde. De modo que podrían haber fallado de todos modos, con incubadora o sin ella”.
El post al artículo completo en inglés puede verse  en el link:http://boss.blogs.nytimes.com/2013/08/12/assessing-the-impact-of-business-incubators/?_r=0

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