jueves, 24 de abril de 2014

Es la creatividad

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Es la creatividad, estúpido!
Por doquier la misma cancioneta: economía, dinero, productividad… Hemos creado un nuevo becerro de oro que todo lo impregna. Incluso la política rinde cotidiano homenaje a la economía. Marcuse acertó: “…el nuevo hombre unidimensional vive asfixiado y agobiado por lo material”. Qué panorama…
Me parece que el fin último de nuestra vida no es tener más o menos dinero. Seguramente estamos de paseo por aquí para intentar ser felices y, de paso, arreglar un poco las cosas. No es que esté mal ganar dinero, lo fatal es convertirlo en la última finalidad vital, o casi.
Aquí cobra un papel especial la creatividad. Lejos de ser patrimonio de genios o iluminados, la creatividad libera nuestro potencial y nos aproxima a esta quimera esquiva llamada felicidad.Somos felices cuando somos creativos. Aunque el esfuerzo creativo a menudo implica cierta tensión (escribir, pintar, diseñar, calcular, dirigir) esta tensión nos hace humanos. Ser humano pasa en gran medida por crear, por innovar.
Los neurocientíficos nos dicen que no hay inteligencia sin creatividad. Una persona inteligente pero poco creativa es como un mar fantástico en el que no se pueda nadar. La creación es la expresión práctica de la inteligencia. Necesitamos dar rienda suelta a nuestra capacidad creativa. En caso contrario, nuestra inteligencia corre el riesgo de ser una simple puntuación en un test.
Desgraciadamente sentimos  miedo a la creatividad. Cuando nos percibimos como no creativos es porque los miedos dominan las pasiones. Serlo es expresar una pasión, una forma genuina y diferente de ver la vida. Lamentablemente, escuelas, universidades y empresas se empeñan en destrozar la creatividad de las personas. “Break down the wall” lo llamaba Roger Waters, de Pink Floyd. Sí, rompamos este muro. La creatividad es de todos, no de unos cuantos. Cuando escuelas, universidades y empresas liberen el potencial de la gente en vez de atarlo o juzgarlo, las cosas empezarán a cambiar.
Hay una inteligencia creativa, en efecto, de personas, equipos y organizaciones. Pero hay que movilizarla, actualizarla y proyectarla hacia el futuro. Es curioso, casi nadie nos enseña a desbloquear nuestra creatividad. Millones de personas se levantan cada día con cara de pena, se miran en el espejo y repiten, como mantra: “No soy creativo”. Así nos va.
Otro problema es que asociamos creatividad e innovación sólo a tecnología. Hemos visto en el reciente Mobile World Congress, en efecto, grandes y espectaculares novedades sobre el tema. Pero la innovación va más allá. Innovan Mark Zuckerberg y lo hacía Steve Jobs, claro. Pero también Pep Guardiola en fútbol o Ferran Adrià en cocina, así como multitud de empleados anónimos en cientos de empresas. Se innova también en el mundo social. No es una innovadora Ada Colau?
Creo firmemente que una de las soluciones a los problemas actuales es “deseconomizar” la realidad (todos los economistas, además, se equivocan) y centrarnos en construir una vida basada en las ideas, los proyectos, las pasiones y la felicidad. La economía ya vendrá a continuación, como si fuera una actriz secundaria.
Obsesionarse por la productividad no puede sino llevarnos disgustos. Vivimos para ser productivos? La productividad, en todo caso, debe ser la resultante de la actividad de millones de personas apasionadas y felices. La productividad es algo a posteriori, nunca a priori. Hemos pervertido el sentido más íntimo de la vida y las consecuencias están a la vista de todo el mundo.
Necesitamos un cambio de valores de verdad, no un discurso simplemente vacío. No es ingenuidad. Es la creatividad, estúpido!
(Articulo publicado en catalán por VIAEMPRESA y Diari de Tarragona
)

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