“Tenemos que transformar nuestro hobbie, en nuestra pasión. Tenemos que convertir esa pasión que tenemos, en nuestro trabajo, en nuestro sueño, hacer nuestros sueños realidad…”
Son muchas de las frases las he leído a lo largo del tiempo y también he dicho yo en alguno de mis post. Lo reconozco. Pero sufrí hace poco con dos momentos diferentes, el otro lado de estas afirmaciones.
Como muchos sabéis, quería montar un bonito congreso en mi ciudad, Zaragoza. Sentía que necesitaba algo diferente, que ayudaría a mucha gente. Y quería ser yo quien lo hiciera. Pero no lo conseguí. Reconozco que he aprendido mucho de todo lo vivido, pero hubo un momento que era mi salud o era el Congreso. En muchos momentos no oía las opiniones de los demás, gracias Carmen por ser mi pepito grillo.
Sentía que lo iba a conseguir, que mi pasión de montar eventos, organizar cosas, se iba a convertir en realidad y con un proyecto precioso para mi ciudad. Conseguía y conseguía cosas que jamás había pensado que haría. Tenía contacto con gente que pensaba que nunca llegaría a tener. Pero ahora hecho la vista atrás, y reconozco que cometí algún que otro error.
Quizá no se haga, o quizá en otro momento por fin se haga mi sueño realidad. Pero me di cuenta, que muchas veces, esa ilusión desbordante, que tenemos por una pasión, es contraproducente.
A día de hoy, gracias al intento fallido del congreso, me salió la colaboración en otro proyecto del que estoy muy contento y orgulloso. No hay mal que por bien no venga, como bien dicen las madres.
Ves a gente presentándose a concursos de televisión de talento. O al famoso programa de Chicote. Dicen que su pasión es la cocina o el cantar. Y lo que hacen es provocarte daño a tus oídos o a tus ojos cuando ves como cantan o los platos que hacen.
Nos dicen que tenemos que seguir nuestra pasión hasta los últimos instantes, ser constantes y persistentes. Yo fui así con mi proyecto de congreso, pero reconozco que tenía que haber parado mucho antes. Y cuando ves a esa gente “cantar”, te entran ganas de preguntarles: “¿Tu familia tenía miedo a decirte que no sirves para cantar?”.
Los libros que leía y sigo leyendo, me decían que esa pasión que acababa de descubrir, la tenía que convertir en mi trabajo. Y aún hoy, sigo totalmente en contra de ello. Yo quería convertirla en mi diversión, en mi misión, en la visión que tengo de la vida. Creía que mi pasión era la contabilidad, pero acabo convirtiéndose en mi losa. A día de hoy, sigo escribiendo como un pasatiempo para mí, como un desahogo, con la misma filosofía como cuando empecé aquél 1 de mayo de casi 3 años.
No sé cuál es la fórmula del éxito, de las empresas, o de los empresarios de gran éxito. Pero sé una cosa que tienen todos en común, SE DIVIERTEN. Si no me divirtiera escribir, dar conferencias, yendo hacia los retos que tengo por delante, sé que no estaría aquí mismo hablando contigo y conseguido todo lo que he conseguido hasta ahora, y lo que me queda por delante.
Todos conocemos a alguien, que está haciendo algo en su vida con lo que no disfruta, cosa que hacía antes. Pero por el qué dirán, por los resultados que ha conseguido hasta ahora, debe, aunque no quiere, seguir con ella.
El disfrutar de lo que estoy haciendo, creo que es lo que me ha llevado hasta aquí. Si lo convirtiera en una obligación, la creatividad, el ayudar, el emprender retos, se hubieran esfumado hace tiempo. Y la verdad que serían acciones que haría pero no pondría toda mi fe, cariño e ilusión en ellas.
Nos dicen que tenemos que ser obstinados, cabezones. Y como buen aragonés que soy, aparte de ser obstinado, tengo buena cabeza.
Muchas veces me he sorprendido yo mismo, de lo cabezón que he sido con alguna decisión que he tomado. Algunas me han salido mal, claro está. Pero otras, han producido los resultados deseados.
Nos obstinamos en que esa pasión, ese sueño se tiene que hacer realidad. Que tenemos que ser los próximos ganadores de la Voz, de Master Chef, o ganar la próxima maratón de tu ciudad. Pero te ha dicho alguien que quizá no sirvas para eso.
Gastamos dinero yendo a clases de futbol, para convertirnos en el próximo Messi, a clases de teatro para ser la próxima Concha Velasco o ser tan fuerte como Stallone y ser el próximo Rambo. Pasa el tiempo y no lo conseguimos. Y lo que era un sueño, una ilusión, tu motivación, acaba convirtiéndose en una pura pesadilla. Porque además de que te has dado cuenta, sabes que hay otras cosas que te gustan mucho más, que te hacen más felices. Pero por el miedo a qué dirán tus familiares y amigos, por no sentirme un fracasado, por la vergüenza, sigues y sigues.
No todos somos Messi, no todos podemos actuar como José Coronado o todos tenemos el talento con la guitarra como Hendrix, solo unos pocos lo tienen.
Desde aquí conste, que no estoy cambiando mis ideas, pero promulgo que pasado un tiempo, abandones y te dediques a otras cosas, si no ves resultados, porque como bien he dicho, yo he sido y siempre seré un buen cabezón, que me ha llevado esta determinación a metas que hace 2 años, pensaría que son una locura. Yo también he querido dejar el blog, una no, muchas veces, pero había algo dentro de mí que me decía que siguiera, que un poco más, que lo intentara, que estaba habiendo resultados, aunque yo no quisieras verlos. Había algo detrás que me decía que lo estaba consiguiendo.
Esa determinación, ese no se qué se yo, me ha llevado a momentos increíbles en mi vida. Y espero que me queden muchos más por vivir.
Siempre lo diré y te lo digo aquí y ahora:
.- NUNCA TE QUEDES CON ESA DUDA, DE QUE HUBIERA PASADO SI LO HUBIERAS INTENTADO, JAMÁS.
.- QUE TU SUEÑO SEA SIEMPRE UNA DIVERSIÓN PARA TI. QUE TE HAGA FELIZ. NO SEA UNA OBLIGACIÓN.
Si no reúnes estos dos ingredientes, seguro que hay otra actividad que si lo hacen y lo sabes. Quizá sea hora de cambiar de rumbo a tu vida.
¿Qué sueño estás encabezonado de conseguir? ¿Has conseguido ya pequeños resultados? ¿Cuáles? ¿En qué llevas tiempo intentándolo y no lo has conseguido? ¿Por qué crees? ¿Alguien te ha dicho que lo dejes? ¿En qué estás obsesionado por conseguir? A veces no hay mal que por bien que no venga.
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